domingo, 27 de diciembre de 2015

El camión de las sandías

Es peor que un poema triste de Bukowski, peor que las calles sonrientes de Dostoievski en Noches Blancas: el camion de las sandias de verano, con su megafono nazi, prometiendo jugosos e hinchados frutos calientes, la culminación de la quema de la ternura: si pongo un solo bocado de esa carne roja en mi boca, sabré que no tengo derecho de ello, porque estoy solo y sin ninguna razón para comprar o vender o bajar sonriendo hacia el camión. Solo.

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