domingo, 29 de noviembre de 2015

LOS GUANTES QUE RIEN



La gente desposeída de rango se limita a ver la luz atragantarlo todo. Donde está esa obscuridad amiga? Alguien que apague las luces, que reconforte! A donde se han ido todos? La buhardilla húmeda y los dedos agarrotados por el frio y la pobre costurera loca en su cuarto de tejemanejes. El ingenio de la maquina reposando como un noble e imponente mecanismo de los corderos. Todo sea por el mendrugo. No subestimes a ese mendrugo. Solo te mantiene loca, pero te mantiene, amada mia amiga mia.
Puedes escucharlos? Los guantes magicos, la parka benevolente en los huesos de las damas ricas. Puedes escuchar sus dedos? Hablan de café caliente, de copetines exquisitos, de hermoso licor de menta, el aniseto, de el lustre máximo, del tónico reconstituyente. No tenemos una era fija en que resolvernos como simples seres humanos. Y ellas. Y ellos. Y ellas. Y ellos. Deviene esa cosa sobre ellas, como una marejada purulenta que nutriera la poca valia. Ellas y ellos. No los odias, no los repudias, no los amas, no los quieres, alimentas la pila de Volta del mundo con cada musculo de tu cuerpo reblandecido y añejado por la extrema angustia. Tienes el estomago chato y la mente al rojo vivo. Acaso la vida es recrudecer lo que ha sido creado en la oscuridad de la noche, en el pudor del silencio, en el recato de todas las Eras. 
El techo del cuarto es blanco, hay una ausencia de tabaco, tambien de multitudes. Afuera, las cartas escritas prolijamente con sus postales laceran los buzones del mundo. Y a tí, y la pausa solemne. Nadie te manda a llamar. Los porteros te saludan tenuemente y tu cabeza ha perdido el pelo de tantas noches sin la estricnina que apagaría al diablo que te come por dentro. La manta fina. Los hijos hambrientos. Licor de menta, cabezas de pescado. Los ojos de los peces, muertos, tiesos, en tu boca cariada, pocos dientes afilados al cincel, desdentada lastimando la carne de la testuz de los pobres animales marinos, te comes los ojos, se comen tus ojos, es un feedback mustio, frio, petrificante. En tu lengua, los peces y sus cabezas saben a corazones, a corazones emplazados en una ambigua zona en el ombligo, un ombligo que crece y se ensancha haciendo del mundo entero tu vientre desgastado por el inefable mendrugo cárnico, que sabe a calcetines, a piorrea, a muerte en vida. La unica vida que puedes permitirte. 
Y sobre la cama, hecha, prolijamente, el lujo de los descastados, una cama, una pobre cama de metal, la vida. La vida. La vida. Alguien ve acaso tu vida como yo la veo y la comparto al lado tuyo con mi pequeña manita de niño?. Te revuelves el pelo fosco, mujer, como si te fuera la vida en ello y todo el fuego de la historia en ello. Convolucionas, decaigo, me levanto, quisiera pegarles, pero yo no sé como eso se siente. 
Naides te llama. Tienes un cuerpo y se consume en el silencio de tu cabeza desierta y llagada. Si pudiera alcanzar esos gusanos blancos, los robaría y te los daría de comer. Sobre la cama está tu cabeza. A tu lado, diez pares de guantes de carpincho. Penosamente enebrados a mano con la paciencia y exactitud de un relojero maestro. Enebradora del ttiempo, mujer, con tu sexo partido por la ausencia de todo. No has llegado al desamor, tu querencia te lo impide como tu confusión te conmina al clamor de cada paciencia. Eso: ten paciencia. Han de ser escuchados. Cada par tiene diez dedos y de cada dedo sale un clamor que debe ser tenido en cuenta. El amor es el amor, no le demos la espalda al amor. Solo somos dos, pequeños, estamos flacos. Qué? Que dices, madre del universo? Acaso te han contado otra vez que del otro lado de la ciudad los marineros traen pescados gordos con savias  que engordan a los hijos del mundo? Como lo sabes? Quien te previene de lo que me cuentas? Deberia saberlo yo? Si, los niños deben sentirlo todo, aunque se mueran un poco demasiado pronto, mucho, tan temprano, todo el tiempo. No acabes, madre, No acabes, hija mia, no acabes Sister de las Mercys de la Suburbia. El puerto de Buenos Aires tiene una apuesta sobre tu cuerpo y reclama mas del doble que tu pobre y enclenque cuerpo bituminoso de matroska caida en desgracia. Yo te quiero. Fuiste parida por los hijos de la guerra en una America extraña y violenta. Yo soy tu testigo, demando compasión para mi hermana. Alguien que nos guíe fuiera de este tunel! De cada guante sale un recital decimado por las notas cascadas de la vida. Este y aquel, ella y el, suprimidos por el frio. Ahuecados por la hiel, por la tiranía del frio, por el régimen de los rectos límpidos. Y eso. El cuero del craneo, insoportable, se tensa sin parangón; los ojos en sus cuencas hierven, la miel es un recuerdo en la lengua de una maldita. Los pechos se caen: el hambre te ha dado años, mujer, que no deberias tener. El plexo caido como una mala edificación, torcido, chupado hacia adentro. Tus manos que alcanzan el cuero y el terciopelo hacia cada bordona, hacia cada despunte, hacia cada puntada y remate delicado de el grueso hilo de algodón y allí, de donde viene cada discurso mental de cada punto hay un punto del zurcido donde la ingnición de un Fuego Divino reparte huevos duros en canastas que se posan en tu cabeza, gris, como un reluciente ratón. Ah! Esta se ha ido de viaje a París. Espera un hijo, y los martes descansa en el rellano del jardin trasero, con su estomago hinchado, plácida y rellena, escuchando a los zorzales y a sus polluellos. Y esta otra, con su sirviente que en la gran, blanca cocina, con el equipo de chéfs y chambelanes prepara un agresivo pan caliente con chicharrón, y los mates de plata pasan en mano, hirvientes y levemente enojados, las tazas de té, los dulces y lo panecillos y las «pastries» de temporada, tan en boga en las estancias de una nueva Sudamérica. Estiran los dedos en sus guantes. Esas manos respiran y mandan mensajes a los guantes que usan que tu has hecho y esos guantes vivos mandan mensajes a los guantes muertos, a los guantes que no han sido insuflados por la completud de la costurera. Podrías estar errada y pensar que aquellos dedos de piel tan concienzudamente cosidos a el talle perfecto de la palma no dicen nada, y estan ahi, laxos e impertinentemente silenciosos, mentira! Todo es un plan diabólico para que el mundo bueno cierre la boca. Dios sabe que tienes la boca abierta y seca, madre del mundo, y que de la garganta reseca brotan sonidos que harían palidecer a un enterrador. Desde debajo de las mantas rota, desde el colchón hundido, desde la tierra que te sorbe flaca, hay un gorgoteo que induce a hacerme creer que aún estas viva aunque yo quisiera que no lo estuvieras. Pan caliente, grumos de leche caliente, una pava con una tisana, el pan incomible de tan caliente, rezumando el semen suntuoso de la vida, y la ausencia de todo estos los bastardos mirándome raro cuando caminamos pro la calle, y quisera no llorar o llorar o no saber lo que es llorar y no puedo, rodeados de plantas doradas con un nombre científico que escapa a mi osadía y parecen trigo, parecen de oro. Deben ser oro. Quiero que sean molidos y de ahi hacer monedas de oro en polvo, madre. Soy pequeño y tu eres grande. Podriamos comer pasto, pero la maquina de coser no hace crecer el pasto, la maquina se posa en el segundo piso de una casa de pensión, delgada como la cartulina que usan los escolares que van a la escuela, y la pensión se posa en un suelo, y ese suelo es de un lodo ténue y congelado que el otoño ha hecho puré podrido y sobre esa base, sin metafísica presente, solo tierra Sudamericana, estamos en este lodazal de tierra asquerosa y gélida que nos pare dia a dia como Dios se lleva a los insanos. Gota a gota. Grito a grito. Silencio sobre la tapa del ataud de un segundo silencio: no digas nada, costurera, sobre tu plato de lata. No digas nada. Aferro tu mano, tu aferras la mia, te siento, te sé mia, quisiera tener una mano mas grande, quisiera no verte llorar, quisiera que cada palabra de tu boca se dirigiera hacia mi cabeza, hacia mis ojos y mi pelo y adentro hacia mi pensamiento, hacia mi lengua, quisiera que me comas el corazón. Pero mi corazón está en tu cabeza, y no me deja salir! Por la mañana, siento una risa sorda cuando te despiertas, como quien cierra muchas veces una claqueta cinematografica: el sonido de los pulmones de una mujer atosigada por la helada de la mañana y por los aullidos de los estibadores violadores, brutales y enfermos, arrastrado sacas de engorde que nunca voltean la puerta. Átennos, maltratennos. Hágannos rehenes, gansos alimentados a fuerza de puño, perros de el siguiente siglo, hijos de puta! No, no hay. No hay hombre alguno. No hay padre, no hay hombre, no hay pan, no hay nada, hasta el fuego del hogar se ha consumido a una pobre ceniza insignificantemente fria. No puedo defender a nadie, menos a ella, que, hueca, se planta de rodillas al borde de la cama, dándose la cabeza en la letanía del rezo contra el espaldar del lecho, rezando en una lengua ajena que no conozco, pero que intuyo porque me han dicho que debo ser bueno. Mis pies estan enfundados en zapatos que bostezan aire constantemente. Tu lo sabes. Yo lo sé. Te amo. Te dije que te amo? Si fuera grande grande te placaría al suelo y te cubriría con mi cuerpo y te protegería con mi cuerpo montañoso y bestial y musculoso, pero solo soy un pequeño. Soy niño. No me digas que debo de dejar de ser niño. No sabría como. Tengo frío. Y los guantes te sonrien. Les hablas. Debes estar en paces con la  señora Hawthorne de Conesa, debes estar en congraciamientos con las gordas mujeres de la sociedad, sus manos prestas, sus dientes sucios. Sus sonrisas autocomplacientes y cómodas, como si fueras, parada delante de ellas, solo un chiste sucio. Con la Mary. La Mary quiere un par de guantes todos los meses, bien cosidos, bien atemperados, suaves, duraderos, maravillosos hermosos todos, todo lo bien que se pueda lograr a través de la labor de «esa otra clase de gente». Un par de monedas en tu palma flaca y blanca y ya ha arreglado ella su cielo. El otro dia vi a un mendigo. Tenia la cara en el barro y se lamentaba en un latín rudimentario, pensé en hablarle, yo pasé de largo entre lo ralo de los yuyos al lado de la calle sin respirar, para que no me tocara, y cuando vi al mendigo empecé a toser... seguro esa tos me la contagió ese hombre, o lo que quede de ese hombre. Es tiempo, es tiempo de sentir que hay que tener sentido común. Puedo verlo en tus homóplatos, hermana de la caridad,  cuando te quitas la blusa blanca y la dejas colando del borde de la cama: me dan ganas de llorar pero lo olvido porque tengo miedo. El terror se lleva el agua de los ojos, y el agua que falta en los ojos se convierte en la espera de la lluvia. Me has dicho que el hombre nace con una marca en la frente que solo Dios puede ver,  en donde está escrito el destino de su alma. No me gusta este Dios. Se trae muchos secretos. Alguna vez en la iglesia he escuchado un sermón de compasión, y salimos los dos con hambre, con frio, con vacío en el estomago, con desesperanza y ese dia el único que tomó vino y sangre y comió el cuerpo de Cristo fue el sacerdote, y el unico que tuvo una mujer con carne en el cuerpo fue el sacerdote, y volvimos a nuestra cama, mujer y niño y cuando las luces de las velas se apagaron en la mitad de la noche y en este siglo, te escuché reir, amigo guante, oh sí ahora amigo tan amigo mio, con tu boca negra de cuero, diez de ustedes, al mismo tiempo, en una fila de coro recta y longilinea hasta el infinito, alineados en fila recta, el tercer cuerpo, el padre y el hermano que nunca nació, ahi al costado, riendo con una carcajada congelada y demente, sobre el cuerpo masivo y vital de la noche cayendo sobre sus criaturas, y lo que me dijeron, solo tu lo sabes madre mia, solo tu puedes explicarlo con la potencia de la vida y de la muerte. Y mientas piensas en tu electricidad humana como contármelo, yo puedo suponerlo, con mi pequeña cabeza, y sentir la otras cabezas, las bocas y las cabeza de los guantes, reir y reir, porque sonrien por mi, pero te llevan a ti en la fiesta de la Gran Bocanada, en la presencia viva de la locura y de los dedos precisos y presentes pero innombrables que vienen a tajearte los pechos y la cara para desnudarte de toda carne y dejar los huesos pelados para la ratas, a sorberte el seso y hacerte de ti un recuerdo admirable, mientras cada guante y sus temblorosos dedos se acercan a nosotros con su cobertura bituminosa y húmeda, a nosotros, los corderos de Dios, para ungirnos y lamernos, en el extasis de la desarmonía. 




sábado, 28 de noviembre de 2015

PARA MARILYN MONROE


Estaba pensando en vos
Marilyn Monroe
en tu bata de seda de entrecasa
semicomatosa con tus pastillas de colores
el decano mas amargo de todos los colores del olvido

Pensaba en tu telefono en la mano y en los moretones oscuros
que encontría en tu cuerpo deseado por millones:
mancillada como una maciza rés sin tiempo ni lugar
al pensamiento y al sentimiento

Y pensaba en que estabas demasiado sola
y pensaba en tu soledad y en mi soledad
y no me pidas, cariño, que no sea egoísta
todos los poetas encontramos en el espejo
una flor maravillosa y extraña
el pupo bello y la canica del vigente

Te dijeron que eras bonita
te arreglaron los dientes con pastina
la cabeza y el cabello con peróxido de amonio
las caderas y los michelines con dietas famélicas
 te arrojaron al mundo de las candilejas como quien
tira carne podrida a un container de hediondo olvido
y tus ojos oscuros como los de una rata entrecerrados
en la seda y el fino algodon de tus mantas solitarias
 empuñando con labios lívidos el musitar de un auxilio

Por que la gente sola se va sola?
Acaso el nacimiento desde la tripa significa ser aventado
hacia las fauces de una peregrinación desgraciada donde nadie
te ama como un Cristo verdadero?

Eras diosa, amante, confidente, puta en la cama
capullo de mariposa en las noches de los líderes del homicidio
y enfundada en diamantes sobre tus pezones rosados
valiendo dos centavos y apestando a abandono
te trajeron a mi lado esta noche
novia oscura
para que te cases conmigo
cincuenta años después
en mi mortaja de ceniza de cigarrillo

Por que? No lo sé. Yo tambien dejo mensajes telefonicos
mando e-mails, me concentro en la tragedia del hombre desconectado
y en la noche de pavura, desnudo mi plexo esperando un beso que nunca llega
con mi alma en mis manos pendiendoo ante la creación
y el mundo ciego abre su boca dentada
para desgarrar mi esqueleto cansado, y pido perdón
y no hice nada
y pido perdón y yo no fuí!
mientras la noche baila
 y los felices procrean
seguro de que no les ha tocado a ellos, companía mediante,
el lóbulo prefrontal chato de la discordancia
y me caigo y me levanto
y me patean y me levanto
 y me muero y me levanto
solo
sola
amorfo
 y sin amor
 y te amo
te amo tanto.

viernes, 27 de noviembre de 2015

AMOR ETERNO

La ternura debe ser.
La ternura debe ser.
La ternura deber ser
digo
tres veces psicótico.
Hay algun alma buena aqui en esta ciudad esta noche?
Llueve, y pienso: debo ser el juguete de alguien
 tengo que marcarle la hora a algun desgraciado/a
a alguien le apisono la tierra para que
se pare sobre el llano perfecto de mi muerte

Y aun asi persisto
sin prole
apartado y demente
(lo sé, lo se y lloro mucho...)
entre ayes online y la parka que me muerde los talones
 acuciado
enfermo y desesperado entre una copa
y un entusiasmo

Te das cuenta de la efigie que represento?
Aqui tecleando
tan solo
con este corte de cabello
que no me compraria medio paquete
de polenta?

Ten aquí.
Me planto ante la muerte.
Soy con el corazón en la mano
y el mundo me despide
escupiéndome...

Ignoro la cuantiosidad del excremento sobre mí.
No yazgo.
Solo suspiro: amor eterno.

Me habian dicho..., creí eso, juré por siempre todo...
todo para vos!
Mis venas mi verga mi todo mi riñon mi horca!
Me persigno en cada gota 
de esta noche 
como un Cristo que ha
vuelto a rolar los dados de los infames
y aún estoy solo...
y daría y daré
te lo juro con la presencia de la muerte
y con la presencia de mi vida aplastada
entre pedidos de socorro
entre auxilios de los ángeles que suenan enrojecidos
las trompetas del alba!

martes, 24 de noviembre de 2015

LA NOVIA


No te perdí, no te encontré. Vivo en una cápsula pequeña, hecha de paredes mojadas, de caños perforados por el odio y el enojo, paredes que se resienten y que se curvan bajo el peso del mundo que odia y odia. Eras pequeñita, un tanto gorda, un tanto lenta, un tanto loca. Como yo. Sonreías y no tenias ningun diente de oro, solo la mancha de la nicotina y el esfuerzo diario de saber que tu personaje le dolía a tus padres cómodos y gordos y alcohólicos, que se doraban al sol ahí en la misiadura de barrotes de oro de San Isidro. A quien le importa si yo iba y te fregaba el bronceador tratando de violarte con mis manos, haciendote mia de la forma famélica que mis manos horadaban en tu vientre y en tus muslos regordetes. No sentían ni asco ni repulsión ni aversión ni alegria ni deleite ni amor de que la hija estuviera emparejada. Sonreian con sonrisas que harían a un poeta mierda y cínico sonreir. Sonreian con valores asquerosos, lo podía sentir en mi plexo, asqueandome con su sequedad impersonal tan patentemente, estaban mareados de dinero y esa inclinación a la sorna repugnante a dejar que la hija fuera tomada, fuera abducida como materia de desecho por algun idiota y los alejara de ellos. Ese idiota era yo, y yo te amaba. Te amaba porque eras la primera, y te amaba con ese fuego sagrado de que esta última era la que uno amaba hasta siempre jamás. Amaba tus modales torpes y cretinos, tu mentira entera, tu esqueleto diletante, tu sonrisa de retrasada mental. Y lo eras. No me importaba. Te amaba en todos tus menos y si había alguna suma, yo la tapaba con el calafateado de mi abrazo y te besaba, prendido fuego, preñado de consistencia en la dulzura. No teniamos nada mas. No teniamos nada mas, carajo. Eramos dos ceros a la izquierda, medicados, casi peligrosos, maravillosos, maravillados errados, imperfectos y estupidamente felices.
Si. Al lado de la piscina todo parece ser maravilloso, no me doy cuenta de la instancia en que nos provoca tocarnos. Vivo encendido. El Hawaian Tropic está en mi mano como una montañita de miel y se desliza por tu muslo blanco y firme y grueso, te violaría si fuera necesario, pero me dejarías hacerlo, por ende, es cariño, es amor, es intenso, es vida. Tu padre lo sabe, y me odia porque no puede ser el al que le den ganas de perforarte. Ah, tu padre. Vende turbinas hidraulicas, me dijiste. Ni vos sabías que hacia tu viejo, pero la plata estaba, te daba un dólaren la mano como quien recibe la bendición del Papa, para que compraras un dulce mientras almorzabas los arboles del parque que nunca te daría a luz, por maldita. Tu padre, en esa piscina, muerto en vida, odiándote, sonrie como si yo fuera un tonto que le han dado cobre por oro, yo me doy cuenta que diez años despues estaría en una tiesa posición horizontal, dependiendo de los buenos o malos vientos. Vos estas pensado confusamente en rayos y en nicotina de vez en cuando, mentolados, los «cigarrillos chiche”, yo estoy pensando en que tengo una mujer y que Dios me ha dado la oportunidad, por primera vez en treinta años, en tener una novia, una mujer, hermosa, sexual, sexy, vivaz, no muy rápida en decisiones, no muy brillante, pero bueno, entre los descastados de Dios nos entendemos, amor mio, mi dulce, mi coneja, mi todo aqui en la tierra donde todos han muerto, pero si, hay demasiado en tu mellada hermosura. Te amo. Fuiste hermosa alguna vez. Yo fui hermoso alguna vez. Llegamos tarde a la vida, nos damos una honesta mentira, hacemos trueque de campeones, pateamos la calle con los bolsillos vacios en zapatillas destrozadas y con las cabezas rotas. Ahora somos como barcos encallados en la ribera de un riacho obsceno y pestilente. Nadie nos quiere, todos nos medican. Nos dan palmadas sobradoras. Nos llevan en auto a lugares a donde ellos, tus padres y los míos, ni soñarian en recorrer a pie. Subimos una montaña alta y desierta. Pacer entre caídos es nuestro metiér. Y ellos. Ellos, ellos, ellos… Nos odian porque no fuimos lo que ellos esperaban. El fracaso de los hijos es el fracaso mortal de los padres y ellos lo saben y su amor se ha vuelto extraño, una silla de una sola pata, solo les queda beber whisky, gastar dolares o multiplicarlos a conciencia, y regañar a los idiotas que salieron de su semen y de sus óvulos y continuar pagando las obras sociales que nos mantendran aplacados con pastillas y tiempo libre a ser usado en charlas psicológicas y dimes y diretes y panegíricos freudianos que no llevan a ningun lado. Nos aplacan porque su conciencia infinita les va en ello. Y nosotros, nosotros los amamos. Tierra natal que con lluvia osol se cionvierte en un paraíso en la tierra. Yo amaba el cabello de mi padre y sus manos sarmentosas en las noches en que repetia la palabra: «Dormir». No lo lograba, yo. Él sí. Y tu, tu que sabias de nada, mi querida fantasma de oro y de miel y la boca honda que te besaba como si fuera el ultimo segundo en la vida del mundo. Por Dios, los dos sabemos que somos perdedores hermosos. Nos gusta la Coca Cola y la musica, las guitarras y el mate, el sol en nuestro rostro, la libertad de las barras de vez en cuando, el rock and roll, una radio con pilas, unas mantas en la noche que se estrujan prendidas fuego mientras gritan enloquecidos los grillos inmersos en una electricidad de frotación demente y seminal. Somos gente. Somos gente! Nadie o casi nadie nos ampara. Nuestros amigos son locos y desaparecen y reposan, nuestro Dios es la electricidad, nuestra complicidad es el huevo que dará las flores teguminosas al mundo que ignora que estamos vivos. Te quise por eso, te quise por eso!, por crucificada que estabas, por maldita que estabas, por confundida que estabas, por las canciones miles que te hice mientras reventaba de fiebre y porque en la vereda soleada de esa institución psiquiátrica yo estallé en la flor inflamada que soy ahora, emocional y vivo y lleno de liendres de donde nacerán las plagas maravillosas del mundo. No se donde estás ahora. Pasaron años. Algunos. Ni muchos ni pocos. Aún te amo. Pienso en tus nalgas, en los vellos de seda de tu púbis, en tu cabellera entrecana que cubrías con una tintura negra que te quedaba muy falsa pero que te hacia accesible, cordial, perdida, ultimamente maravillosa, y por eso quería casarme con vos: por la cara de asco que ponía tu hermano cada vez que me decía, en la mugre de su Renault 12 cochambroso, que yo debía merecerte para llevarte a un altar que lo llevaría a el, enfermo de mierda, a la muerte.

sábado, 21 de noviembre de 2015

LO QUE ES LA ALEGRIA


Lo que es la alegria para algunos
es la nada misma para otros
Lo que es la alegria para muchos
no es la alegría para nadie
Lo que es la alegría para uno
es solo la alegría para mí
Lo que alegra a los demás
me deja sin paz a mí
Lo que es la alegría para unos pocos
es imitado por muchos que antes eran otros pocos.
Poco y nada habrá paz
poco y nada desaparecerán alegrias aquí
y allá
Es el diámetro y la gordura de la parcela
es el calibre de los cañones con que protegemos
toda la paz que pueda caber en el mundo
Aquellos que créen, aquellos que no creen
aquellos que adoptan una forma u otra
y con ese clamor crean lobos y corderos
No te olvides que los lobos y los corderos fueron creados
por un Dios que desde el vamos se levantó con el pié izquierdo
"porque quiso, ante todo, ser un artista".

EL PLAN B PARA UN MALENTENDIDO COMÚN Y CORRIENTE


Quienes crean que no creo en nada
no entienden que he desaparecido casi todo por sufrir casi todas las alegrias

Se me malentiende si se trata de abrazarme
mi cuerpo 
ya no existe
las luces que denuncian tener en la boca
las he apagado con la momia estúpida que es cualquier talento

Todas las letras en este puño melífluo no
alcanzan para salvar ningun amor
no se vuela
no se explota
 no se corre
 no se escupe ningun rostro
solo se espera, de la misma manera que reposa una piedra
cantando
sin que nadie entienda el idioma de una piedra
y la conciencia 
de la supremacía desmitificadora del tiempo
con su hecatombe de todos los argumentos
es rey
bota
cruz
completa ceguera
completo interés
y completo olvido

se entiende mal a quien ose decir que
en cada solitaria torre humana
yace una teta con la leche 
de la muerte
incluso estas manos mías
arráncolas yo 
con este ladrido sereno y seco
para tragarme las voces que deshabitan
todos los mundos
todas las tierras

LAS BOCAS DEL VACIAMIENTO


Se rasgan las vestiduras al pedo
gritando por la paz arañando por la paz
pegando por la paz
que este ángulo es aquella puerta y
que este verbo aquí es la llave
juntados reunidos dispersados
entretejidos en contacto empujando


jauría contra manada

apenados fuertes leidos
hermosos limpios
con tus plantas y tus zapatos
documentos terreno estilizados
protectores del perro pero recelosos amos
racionamiento equilibrado a la bestia
el conjuro y la tiranía moderada
a por un futuro elegante sin poliestireno
el hombre no es hombre y la mujer no es mujer
todos a un estable 22 grados centígrados 
plácidamente 
castrados

guerreros de la luz que con cada palabra
apagan hasta la obscuridad
y eso si que es un pecado
blasfemando a la furia maldiciendo
y confundiendo y denunciando
y esa denuncia tan delicada es un silencio
que hasta a el tartamudo ennoblece
y los idiotas como yo
tienen una chance

lunes, 16 de noviembre de 2015

CONVERSACION DE CABALLEROS


– Boludo, no puedo parar. Pienso y pienso…
– En que.
– Escribir. Quiero escribir pero escribo siempre lo mismo.
– En el dolor. En la proximidad de la muerte.
– No, en sexo. Es divertido, es fácil, tengo algo de experiencia, todo el mundo se ofende, no lo lee nadie, tengo el blog silencioso como el paredón al fondo de Chacarita. Que mierda, pensé en la tumba mas al fondo de Chacarita, al fondo de todo cerca de la pared y ya me deprimí.
– Hay una solución para eso.

Lo miro a los ojos. Es suave, es tarado, es genial, no tiene miedo a la muerte. Es un monstruo.


– Cual…

– Dejate ser.
– NO ME DES ESA SANATA DE PSICOLOGO FORRO DE MIERDA, SOY UN HOMBRE PENANDO!
– No, sos un hombre que fuma cigarrillos como una chimenea, cuatro paquetes, comés basura, tenes una panza descomunal, se te nota que te duelen las rodillas, la tristeza en los ojos, las arrugas, hundís el culo cuando caminás… y se te está cayendo el pelo! Es evidente que escribis mas del sexo que lo que cojés en realidad.
– Bueno un polvito por mes no es la muerte de nadie.
– Si, la de la concha de tu mujer.
– Y por casa como andamos?

Me deprimo más. Falta musica de Vángelis de fondo, o Zamfir, y ahí me coso la boca de un tiro, sin más. Miro hacia la ventana. Es una linda ventana. La ventana da al interior de una manzana de casas bajas. Lindas casas. Villa del Parque, o Almagro. No estoy seguro. No es mi barrio. En mi ventana hay mugre, y moscas de letrina. No hay mucha luz. Mi ventana da a un departamento en la esquina donde van a comprar paco.

Wilson se aclara la voz. Tiene veintinueve años. Yo cuarenta y uno. Nos conocemos hace diez años. No le gusta la poesia, ni el punk rock, ni las mujeres con las que yo ando o andaba. Si pena por algo, el filtro PSA de la canilla lo atrapa y lo convierte en perfume. “Mucho plomo”, sentencia.
Se aclara la voz, sosteniendo el bandoneón sobre las piernas. Se mueven los dedos de sus manos morenas. Va a hablar.

– Yo tambien tengo unos problemillas…


Vuelvo la barbilla hacia él.


– Es Sandra. Está actuando muy raro. Anoche volvió de una reunión con las amigas. Eso de las cinco de la mañana. Estaba copeteada. Me despertó para que hagamos el amor. Yo no sabía ni donde estaba acostado. Estaba dormido y me despertó la boca de ella sobre… sobre mi… bueno. Ahí. Tuve que cumplir.


Me sonrio.


– Bien ahí, hijo e’ tigre!!

– Bien ahí las pelotas. Dije otro nombre.
– Como que otro nombre.
– Si, dije: Sabri.
– Pero no era tu novia?
– Sí, era mi novia y dije el nombre de otra mujer, mi ex-novia.
– Dijiste el nombre de tu ex novia?
– Si, mientras mi novia actual, Sandra, me lamía el ganso.
– Mal ahí, hijo e’ tigre.

Wilson me hace seña para que le convide uno de mis cigarrillos Baltimore. Son malos cigarrillos, pero la ocasión amerita acercarse al cáncer. Le doy uno. Se lo merece. Le paso el pitillo, el encendedor, y me saco uno para mí. La tarde se pone mas luminosa. A veces pasa.


– La cuestion es que… – exhala el humo azul, el compañero…- , la cuestion es que se calentó un poco.

– Me imagino.
– Me dió un puñetazo en los huevos, y despues, me los vació. Tenia ese brillo demente en los ojos de cuando una mujer encuentra una razon para empezar la tercera guerra mundial. Por suerte al tercer o cuarto puñetazo en los huevos me di cuenta de que iban a ir todos exclusivamente para ese lado por ser el ente motivador de mi sindrome confusional sexual, aunque no fuera voluntario, sino mas bien un hecho correlativo a un momento de debilidad de mi psiquis atormentada por un mal sueño y el timing trastocado de la requisa sexual borrachina.
– Vos estabas dormido y ella borracha. A las cinco de la mañana. Jajaja…
– Yo estaba soñando con no se qué y cuando me desperté entre sueños, vi la cara de mi ex… sufrí entonces una hecatombe espacio temporal y la flashié mal. Estaba muy al palo. Fer, mi novia de entonces, mi ex, tenia unos melones… y tenia ese rictus de demencia mongoloide que me excitaba, y era muy fornicadora, y altanera, y bastante estúpida. Pero tenia esas tetas. No me puedo sobreponer, aun...
– Ta bien, pero no podes decir el nombre de tu ex. A mi me pasó y a lo sumo mi ULTIMA ex, no se enojó tanto por mencionar yo a mi ante última ex. De ahi a que me pegue, no era para tanto. Aunque cuando se fue la ultima vez me dió un bollo en la cara. Estaba enojada de verdad. En suma, son todas putas y que se vayan a la mierda.
– Estas escribiendo?
– Si, pero estoy frustrado. Tanta tristeza, las preocupaciones, tengo la presión en quince sobre diez. Dolores de cabeza, pesadillas horripilantes, mala dieta, el cigarrillo, mi madre… hasta mi padre me controla con angustia desde la tumba!

Le doy una buena calada al Baltimore. Tiene gusto a derrota, a piso bien abajo, y a sucio, y es una derrota apestosa y amarga, que pica, que abre agujeros.


– De que estas escribiendo?

– Todo sexo. Ando todo el tiempo constantemente caliente, me pajeo tres veces por dia, al mediodia, a la noche, a la madrugada… soy una fuente inagotable de porno online, o mas bien, un consumidor inagotable de porno online.
– Viste los videos de Sasha Grey metiendose un consolador mientras lee?
– Prefiero el porno amateur. Hay mas morbo, esas imagenes de celulares pedorros, las tonalidades de verde, las carnosidades, las gordas con los jamones rebalsando en Villa Dalmine en un club de mala muerte peteando sin consuelo, forzadas a ser reinas porno por toda la eternidad virtual, eso me gusta mas.
– Estás teniendo buenas relaciones con Clau?
– Ni buenas ni malas. Nos frotamos.
– WOT??
– Nos frotamos. Ella se sube arriba mio y empieza a gemir muy despacio, como gatito en la noche, se frota mi verga en la puerta de la de ella hasta que a mi se me para y entonces la mete adentro.
– Y?
– Y nada. Con suerte ella acaba, yo me muevo, pero me contengo.
– Por?
– Prevención contraconceptiva.
– Ah. Café con leche?
– Moscato. En una copa aflautada de esas muy gay de las tuyas. Sin hielo. Straight on the cock.
– Puteto.

Va a la cocina, vuelve con dos copas. El vino se toma en copas. Algun dia van a hacer un golpe de estado y le van a tirar la puerta abajo por pervertido antipatria. Como vas a usar esas copitas, Wilson? Se van a llevar los libros de las repisas del living, en su mayoria de Gaudí y de psicomagia y los volumenes de Jodorowski, y la poesia de Gelman. No van a saber que hacer con él. Lo va a venir a buscar la cigüeña otra vez, o me van a llamar a mi para que haga algo con él. Lo voy a tener que esconder como a Ana Franck y darle la sopita a la medianoche.

Levanto la copa, la miro a la luz, el color es el correcto. Huelo, el olor es el correcto. Lo pruebo, el sabor es el correcto. Nada mal par mi primer moscato Crotta. De repente se me levanta el animo considerablemente. Las maravillas del alcohol. Detecto que con solo unos sorbos de vino me pongo en pedo psicológicamente, instantáneamente. Es un gran don. Con unos pocos pesos, me transformo en el dinosaurio Barney. Me gusta eso, tengo derecho. Soy de la clase pasiva. Hay que cuidar a nuestros viejos.

– Y entonces al otro dia me desperté en la bañadera. Con el gato.

– De en serio?
– Na, mentira. Estamos mejor que nunca. Nos apoyamos mutuamente.
– Necesitan un tercero? Para ella, digo.
– En todo caso vendria a ser un segundo, yo soy el primero, a menos que haya habido un segundo con anterioridad, o que lo haya en este mismo momento.
– Nunca la toqué, Wilson. O ella me obligó.
– Lo sé, pero si hay algo, algun atrevido, algún sátrapa, quiero saberlo.
– Hay amor en sus ojos, Wilson, estate tranquilo. Ella te quiere.
– Vos decís?
– Sí. Su mirada de amor hacia vos es inconfundible.
– Eso me calma un poco. Su mirada de amor hacia vos tambien es inconfundible.
– Lo sé, pero tambien sé que es estrábica.
– Bueno, ya con mi novia. Y decime, que anduviste escribiendo?
– De todo un poco, poesía, unos cuentos pedorros, tambien estuve haciendo canciones, pero quiero escribir mas. No me contento sin eso. Me gusta la idea de crear más y mas. Puedo, pero… no se que escribir aparte de pequeñas comedias sexuales y la extrañeza de la filosofia de los estúpidos, el escapismo, la vagancia, la brutalidad de los hombres y las mujeres. O por lo menos lo que supongo que serían si yo fuera así de estupido, vistes?, como… como ser un simio que va a votar al espacio.
– Tal vez lo sos y no te diste cuenta.
– Tal vez tu novia se come seis vergas en el laburo cuando va al baño.
– Jajaja…
– Chitumadre… Mas viné sílvouplé?
– Dale.
– Wilson, nunca leas a Cesar Aira. Inventó una forma mas profunda de ser más puto.
– No lo conozco.
– Yo tampoco lo leí, pero tampoco quiero.

Se sirve el dorado y dulce néctar de la muerte.


– Chin chin.

– Port salut.

Amenaza lluvia afuera. Tengo pocos amigos, pero cuando los veo, los elementos naturales parecen irse a la re-mierda y siempre ocurre algo. Se cierran las nubes, comienza a gotear.

Nos sentamos en el suelo en uno de los rincones del departamento. Suena muy suave el tocadiscos con un disco de Alan Parsons Project. Pyramid.

– Conseguí el trabajo nuevo que queria. Con el pintor Carlos Cutini. Es primo de el del zoológico de Cutini. Ese que el oso le devoró un brazo a un pibe en los ochentas.

– Me jodés.
– No. Soy un asistente oficial, ahora. Tengo que hacer todo lo que me digan, hacer moldes en yeso, pintar fondos de cuadros, replicar las firmas. Es de no creer. Estoy todo el dia esquivando botellas de vino y esuchando alaridos de mujeres y de hombres que se odian los unos a los otros. Hago vaciados, preparo la mesa de trabajo, los pinceles… es lo mas horriblemente excitante que hice en toda mi vida. Por lo menos es mucho mejor que el lavadero de papá. Ahi en ese lugar tenía que ver a las viejas mas asquerosas y estúpidas que se haya visto jamás, mujeres sin ningun tipo de pretensiones espirituales… hartas de todo, sin sexo, sin alma, sin un carajo… ojos muertos, pelos muertos, ideas muertas, tetas muertas, es como si la gente lavara la ropa todo el tiempo porque no pueden lavarse el alma o la muerte de su interior… prestando atención a cada meticuloso proceso de planchado, quieren pruebas comprobables… pruebas!, de que por lo menos en un valet de lavado, algo en la vida les va a salir bien, o como si quisieran escaparse de la muerte. Y es como si me mataran a mi. Yo me siento morir, todo el dia ahí atrás, esperando el próximo timbre, esperando el proximo cliente, esperando poner otra vez las dos fichas en la maquina de lavado y ver como esa cosa se hincha y bufa dando vueltas con esa ropa de extraños que no significan nada para mi y que están muertos en vida, que están muertos caminando piernas muertas y hablando una lengua muerta que entra en mi alma y me mata a mi tambien…
– Pobre gente…
– Destrozan mi corazón, si es que todavia me queda alguno. Por lo menos ya me fuí. Y ahora que me voy, parece que mis viejos lo van a vender.
– A TU CORAZON?
– No, al lavadero. Estoy confundido. Si pierdo el laburo de asistente, no se que voy a hacer.
– Podés buscar laburo en OTRO lavadero.
– Y vos podés CHUPARTE UNA PIJA?
– Efectivo o tarjeta?
– IMBECIL.
– Era en broma, era en broma…

Wilson está tenso en la cara. Si fuera menos negro podria ponerse menos lívido, pero ese es él, siempre en la búsqueda. No puede darse el lujo de bajar los brazos, no quiere ser un retrasado mental pensionado por el estado como yó. No quiere tener un certificado de discapacidad, no quiere perder a sus pocos amigos cuando lo miren mal en una noche de gala en el… andá a cagar. Simplemente no quiere. Eso es bueno.

Afuera ya llueve bien llovido. Es una cortina de agua potente, el resabio confusional de la primavera del nuevo milenio, que nunca llega del todo, aunque es una buena excusa para seguirse quejando y que nadie haga nada al respecto. Alguien podria pegarle un tiro al cielo, y el cielo se moriría, pero alguien tendria la culpa y alguien mas tendría que morir.

– Este tipo, Cutini, enfundado en un rebozo… tambaleandose… no para de balbucear y de decir improperios a los cuatro vientos. Tiene empeñada la vida hasta el dos mil cuarenta. Lo mejor de todo es que no va a llegar, pero hacen tanto quilombo con esto de pretender que tienen el alma inmortal y de que son la gran cosa. Hizo un cuadro de una ballena azul de treinta metros de largo. Treinta! Dice que la ballena azul gigante representa las profundidades del inconciente humano.

– Tal vez son las profundidades del bolsillo lo que no le alcanza con ese cuadro.
– El hijo de puta los vende. LOS VENDE! Me paga a mi y a tres más cincuenta dólares por dia por… por lo que sea que haga yo ahí
– Ballena azul.
– Sip.
– Cuarenta metros de largo.
– Treinta, y no tiene pulso ni para firmar. Tiene un asistente a quien le enseñó a firmar como él. Son otros quinientos cincuenta pesos al dia.
– Se los coje, tambien.
– Estoy empezando a dudar. La mujer de él siempre anda por ahi, tiene como setenta años, está mas estirada que el parche de un redoblante, está buenisima… lo putea todo el dia al pobre viejo, pero el tipo ni se da cuenta, tambaleandose borracho por todo el taller, pasadísimo de vino, pateando botellas y dando direcciones como si fuera Michelangelo Buonarotti…
– Michelangelo trabajaba para el Papa. Estuvo cinco años con lo de la Capilla Sixtina, y apenas le pagaron.
– Bueno, este no trabaja para el Papa, y si le pagan. Y MUCHO.
– Cuanto por un Cutini?
– Ciento de miles.
– Dale.
– Cientos de miles. Tiene reservado toda la obra hasta el año tres mil.
– En una de esas le vende un cuadro a Keith Richards. En el año tres mil.
– Como es eso de que solo escribis de sexo.
– No se, debe ser que estoy frustrado. O en una de esas me gusta y nada más. No es gran cosa. La gente garcha. Dios sabe que cualquiera garcha mas que yo y que yo sé que no es tan importante. Pero lo pienso. Tal vez es una adiccion a la pornografia o solo soy un hombre enamorado. Yo viajo en subte bastante, cuando voy al parque, y veo mujeres… veo caras y ojos y caderas y brazos y me desarmo completamente, en mi afán solitario, soy un hombre sin defensas, sufriente, y las amo a todas. Quiero que todas me besen, que me acaricien, que me hagan de ellas, asi como soy, petiso, gordo, bizco, pelado y con estas manos de mierda que dios me dió bien adentro de sus primorosas y sudadas vulvas y vaginas. No hay derecho, la monogamia es un asco, es una tortura. Que es lo que mas te gusta en una mujer?
– El pelo pelirrojo.
– Pero tu novia es castaña.
– Si, pero me gustan las pelirrojas.
– Vendria a ser el botín del indio.
– Vendria a ser el color de la cajeta de tu hermana.
– A mi me gustan todas, todas tienen algo especial. A veces veo a alguna petisa, un tarugo, un corchito sexy, con los muslos, con la carita inadvertida, con las pantorrillas llenas de varices, con los hombros anchos, o una bolita, con la carita de angel, olvidada, lista para ser pervertida…
– BUENO YA!?
– … Lista para ser mancillada por un vikingo germano…
– No hay vikingos germanos, hay vikingos, o hay bárbaros, si no… no.
– Es verdad. Soy el odio.

Empieza a llover muy fuerte. MUY. Recuerdo que dejé todas las puertas de la casa, excepto la de entrada, abiertas. O por lo menos eso creo. Me suele pasar tambien con las hornallas del gas. Salgo a algun lado y me ataca el pensamiento de que dejé la hornalla prendida para hacer mate. Entonces vuelvo a casa, dejando todo lo que estaba haciendo. Una vez de cada cuarenta, es verdad, o sea: nunca.Esta vez es el agua. Mas tarde me enteraría de que había colapsado toda la Capital Federal por el agua. Habia sido una más de esas lluvias de Buenos Aires que los servicios meteorologicos habian fallado en pronosticar.


– Una copita mas de moscato antes de irme.

– Si así gusta el señor…

Nos sirve una ronda a cada uno, tapa la botella, la vuelve a dejar en la heladera en la cocina, vuelve, solo queda en el aire el murmullo humedo del lodazal de los patios interiores y las paredes y el pavimento que se acongoja con la lluvia balcón abajo, con el agua, con la furia de un Buenos Aires bajo fuego. Yo querría advertirle a los extranjeros que quisieran venir a pasear por aquí que la Argentina es un lugar de lo mas aburrido, que solo somos brillantes cuando hay alguna catástrofe, cuando ponen una bomba, cuando descarrilan los trenes o hay una gran inundación, cuando muere un presidente, cuando ves por la calle a una mujer a la que no te podés sobreponer cuando se sienta adelante tuyo en el tren, o la ves a través de huecos de cabezas erguidas en la multitud, apoyada contra una puerta, un metro setenta de estatura, una concha apretada, ojos como un leopardo de jade, criolla, llena de hartazgo, buscando enojada a sus diecinueve años un hombre con todas las letras, confundida como la mierda y la muy pobrecita siendo asesinada con el silencio de la muerte en vida mientras está ahi parada mientras avanza el tren, dejada sola de todo, sin más. Sin saber de mí. Que puedo. Que quiero. Que creo que entiendo. No lo sabe. No lo saben. Eso querría decirle a usted, extraño forastero y forastera en esta ciudad de los muertos.


– Vas a hacer el blog secreto con tus escritos experienciales? – le pregunto.


Desvía la mirada hacia la ventana, dejando el fuelle en el suelo y haciendo lugar en el piso para prepararse para la despedida. Actuamos en un marco de solemne racionalidad. Hay válvulas de seguridad para las despedidas. Separamos asépticamente las partes amputadas. Barremos las calles de Hiroshima. Nos hace bien a los dos.


– Sí, lo pensé. Tengo bastantes cosas escritas. Tal vez lo haga.

– “Tal vez” no. Deberias.
– Tal vez si, tal vez no.
– Y por que no?
– Porque deberia avisarte.
– Avisarte de que??
– Tendria que mostrarte lo que escribo, y ese es un problema.

En realidad no me dice que “es un problema”, pero lo és. Lo que el me quiere decir es: debería mostrartelo a vos. Y eso es un problema.


– No hay problema alguno. Todo bien.


No dice nada. Arregla unos mantelitos en la mesa del living.


– Y así termina la velada en un halo de bruma y misterio.

– Sí, asi termina. Te llevo en auto?
– No, adoro la lluvia, nada como volver a casa con los huevos y los calzoncillos empapados en agua helada.
– Te llevo en el auto.
– Odio tu auto, amo el subte. Te dije, soy un hombre constantemente enamorado.
– De en serio, que es lo que te gusta tanto de las muejres? En realidad no son la gran cosa.
– Sabés que me gusta? La manera en que constantemente dicen: NO. Eso me gusta.

Se sonríe. Está bien. Le calculo que voy a morir unos treinta años antes que él. Y él lo sabe. Prendo un pitillo. Eso le ayuda mas a él y a mi a saber lo que ya sabemos de antemano.

Salgo por la puerta, doy un solo paso y me hundo hasta los tobillos en agua hedionda. Hacia Corrientes hay luces fijas, del color del vidrio que llora, y a la derecha a dos cuadras una entrada al tren subterráneo, donde entro en un vagón que cruza estaciones cargado de otros fantasmas que tambien pacen mas mentiras, mucho peores que las mias. Por un dia mas, puedo decir que voy camino a casa, pero al igual que todos los dias anteriores, no se muy bien donde es “casa”.

lunes, 9 de noviembre de 2015

RIMAS SUBTERRANEAS

Hay un rio subterraneo
del cual se sabe muy poco
nace de la cuenca del plata
y sube y baja por todo
viaja entubado en la city
por debajo de la avenida
y arriba en la calle fria
algunos buscan comida
revuelven los tachos cansados
con las manos llenas de llagas
con el corazon en la mano
arrebujado en las mangas
y el rio pasa debajo
en los pies hace cosquillas
y este espera fumando
y este otro se ganó la loteria
y algunos buscan trabajo
compran diarios toman bebidas
algunas suspira muy bajo
al sol del mediodía
viene muy mal la venta
en las camiserías
y una mujer y su falda
se arreglan para la policía
han venida a buscarla por loca
por la droga y las encías
por el brillo de los rascacielos
por sobre el rió de vida
por esos borrachos en la calle
acostados sobre cartones
las medias colgadas en la reja
almohadas de bolsas vacías
unos panes al costado
una botella en las costillas heridas
con mil recuerdos dolorosos
escondidos en una mendicidad vencida
y el forastero perdido
caminando con un mapa de vida
mochila al hombro por Lavalle
pateando una mentira
el hogar está en el alma
y en la carretera tan mía
los cuartos impersonales
en el teatro de comedia
millaje que parte el rabo
se toma caliente y lenta
y debajo del suelo caliente
mientras subsuelos se funden
en el beso caliente y extenso
del agua que ablanda y hunde
concoctan un baile de las eras
las corrientes en profundidades
no hay daño ni maldades
en las cortezas que yerran
temblores geológicos y humanos
labios que tiemblan y muerden
cuentas impagas que penden
de imanes en las heladeras
y el recorte severo de gastos
y que como perros mueran
aquellos inhabilitados
para esconderse de la guerra
penando por madres por amantes
por mascotas que mueren por
motivos cualesquieran fueran
acaso se mueve para el lado equivocado
este bailar en la tierra
algun dia me iré sin mas
sin un nombre sin que quieras
con mi bolso a mi casa
o al cielo que me mas me pueda
al que me dejen entrar
o al que me toque cuando muera
mi palito y mi bolsita
mi pancito y mi bandera
mi enfermedad mascota
mi virus enraizado en mi cuerda
que se ajusta como corbata
en el cuello de mi pierna
en mi zapatilla húmeda
clavada a la aguja de una piedra
cantando bajito debajo del sombrero
con mi lapiz y mi botella
y la corriente ahi abajo
lamiendo mis uñas viejas
y un organillo fantasma
por la avenida quieta
de la descarga del Abasto
y el abandono de las cisternas
y un aullido profundo
sin foto carnet sobremanera
somos sin rostro aquellos
a quien nadie, sin más, espera
excepto el Gólem de Miserere
y Marlene Dietrich tomando ginebra
en el cielo de los pobres y los perdidos
y de los bateadores no nacidos
que dios concibe y después cancela
pero que nunca admite que algunos hombres
son pensados con gran tristeza
y asi me despido queridos
con un gesto de mi gorra
estas letritas no se borran
y si no te gusta esto querida
que a tu culo le den por porra.

sábado, 7 de noviembre de 2015

LAS SATANISTAS COJEN MEJOR


- Usted es un atrevido. Se me insinuó. Sin pudor alguno.
- Y que? Ahora estas con tu mano en mi chota y yo ni te pedí que me la tocaras.
- Sos cualquiera vos. Te hacés el lindo.
- No me hago el lindo, vos me invitaste a ver el campeonato mundial de samba carioca y la primer comparsa de la noche se electrocutó en el escenario en una tragedia. Se quemaron los musicos como si fueran parripollos. Ahora estamos en tu casa. Prendiste un sahumerio y te puedo oler la concha.

Maricarmen frunce la nariz.


- Yo... no... puedo oler mi concha?, y si, los musicos se prendieron fuego pero por lo menos di el primer paso.

- El paso ya estaba dado, y vos estas enamorada.
- No estoy enamorada. A mi me gustan altos y lindos, vos medis un metro setenta, y tal vez menos, y tenes veinticinco kilos de mas, te faltan catorce dientes y te pusiste en pedo con media caipirosca.
- No estoy acostumbrado a tomar bebidas blancas, ni que decir de las conchas blancas. A mi me gustan bronceadas y rellenitas, vos pareces un ekeko pintado de amarillo y tenes el pecho chato como una tabla.
- Algun encanto debo tener, campeón. Miráte esta lengua: te puedo repartir una tabla de quesos con estas habilidades.

Maricarmen sacó la lengua he hizo maromas y saltinbanqueadas.

Héctor aplaudió moderadamente.

- Ver para creer, pero primero deberiamos entrar en confianza, antes de hacer pelotudeces. Ya te dije: no me gustás.

- Ah claro, y por eso estas huyendo despavorido de mis dedos, porque no te gusto.
- Me dejó blandito la bebida.
- Sah claro, ya veo que estas blandito, flancito de manteca. Cerveza? Porro? Una soga para que te ahorques?
- No gracias, ya me iba llendo.

Maricarmen apretó con la mano, Héctor Alfonso soltó un ligero ulular y volvió a hundirse en el sofá.


- Hija del diablo.

- Gilazo timidón.
- No tenias nada mejor que hacer esta noche que joderle la vida a algun boludo.
- Soy una chica muy proactiva, siempre obtengo lo que quiero.
- Tambien sos vegana.
- Ovolactovegetariana, y me gusta la banana.
- Que lindas estatuillas esas ahí en la repisa esa. Sos budista?
- Satanista. Ese es Astaroth. Es el decimoquinto príncipe de las tinieblas. Si repetís el nombre tres veces baja a la tierra y se encarna en el ministro de economia de Scioli.
- Vas a votar a Macri?
- Voy a hacer algunos votos porque esta noche salga todo bien con un boludo como vos.
- Ahhh...

Hector Alfonso respiró hondo e hizo recomposición de lugar y se dijo que la chica no era ni: linda, ni agradable, ni muy brillante, era como estar en Parque Centenario pero rodeado de maniquíes con ojos de perlas falsas, o volver a la infancia para ver como el dia se nublaba en el parque de diversiones sin haber él subido a la montaña rusa. Héctor quería que lloviera en ese momento, pero era una linda noche de verano, estaba bastante silenciosa la noche..., calor, una ternura solo aparente, se estaba tierno, habia algo pendiente en el aire, como el suicidio infinito de la alegría... No se sentía ni bien ni mal, pero era sofocante. Algo andaba errado. La mano en su verga era huesuda y caliente, y transformaba el miembro en una serpiente roja pulsante y asquerosa que rezumaba gotas lubricantes desde el pequeño agujero del glande. Maricarmen dijo:


- Chitón.


Y bajó hacia la verga y empezó a lamerla. La cabeza, el tronco, lascivia, experticia, juego amplio, por aqui y por allá, y Hector sonrió, malevolamente... Tenía una erección, y la boca de Maricarmen era amplia y perfectamente sucia. No la quería, no sentia nada por ella, igual daba que fuera una bolsa de residuos llena de telgopor adentro, pero era un buen comienzo de la noche. Desde los anaqueles, Astaroth sonreía mórbidamente, y otros entes y figurines de colores oscuros hacian muecas dementes y sordas, pintadas sobre una arcilla salvaje, iluminados por las mortecinas velas rojas y negras.

De pronto, Héctor sintió algo en la boca del estómago.

- Maricarmen...

- Mhh-hmmm---? Guedepaga queguito...?

Maricarmen tenia la boca llena.


- Maricarmen, tenes que decirme que nos tenemos confianza. Si no, no puedo...


Maricarmen levantó la cabeza soltando la pija y sonrió, la barbilla llena de glóbulos de saliva.


- Claro que nos tenemos confianza, nos conocemos hace dos horas.

- Pero, hay confianza de la buena?
- Deberia? Lo que hoy es bueno podria ser malo mañana.
- Pero tenés que decirme si hay confianza.
- Hay.
- De en serio? Hay confianza?
- Hay confianza.

Hector Alfonso se rajó un pedo alarmantemente largo, profundo, grave, ácido, estremecedor, asqueroso. Maricarmen salió como expulsada por alas mefistofélicas volando de la cama, llevandose consigo las mantas de lana y soltando repentinamente el falo. Trastabilló con una lámpara hippie, cayó al suelo con la susodicha lámpara y su correspondiente cable enredado en una pierna huesuda y torpe, y se incorporó con una cara horrorizada y atónita, noqueada por el olor nauseabundo del tétrico pedo y tanteando las paredes entre la penumbra nebulosa del cuarto.

Héctor reía. Los ojos le brillaban, mórbidos y estúpidos y maliciosos. La noche venía bien. Alegría!

- Que pasa, Mata Hari, no me dijiste que había confianza? JAJAJA!!!!

- Te CAGASTE EN MI CARA!
-  Es un pedito, tontita, no me dijiste que habia confianza?
- TE CAGASTE EN MI CARA, FORRO DE MIERDAAA....!

Maricarmen se restregaba la cara y los ojos llenos de lágrimas con la manta de lana, a punto de vomitar, mayormente por la sensación enfermiza que le provocaba la humillación sufrida. Por lo general, podía ser mas cruel que ningun hombre, pero este no era el caso, y la noche era joven, y algunas decisiones debían ser tomadas.

Héctor tenia el Fiat Spazio estacionado en la vereda. Miró por la ventana y ningun grillo cantaba. Estaba oscuro, pero estaba brillante. Observó a la mujer, que amagaba ora con reirse completamente derrotada o vomitarle sangre de vampiro como en esa pelicula El Exorcista, pero no le salía, en realidad no podía hacer nada... simplemente porque las cosas no estaban saliendo como ella lo había planeado. Ella quería tener a un idiota esta noche, pero el tipo era demasiado idiota. O demasiado estúpido o demasiado suicida. Le gustaba. O, pensaba que podría gustarle, o la intrigaba, o no sabía lo que era porque era algo nuevo. Algo nuevo o algo muy viejo, en realidad... El viejo vicio de matar al padre después de muerto vuelve loco hasta a la mas gauchita. Algo era cierto, pensó: No podia ponerse peor. Algunos tipos se iban, otros se quedaban y trataban de cagarte, este Héctor directamente se había cagado en su cara la primera vez que se ponian en bolas para fifar. No podia ponerse peor. Afuera aullarían los lobos y los coyotes en las montañas púrpuras de Transilvania, pero no habia lobos y coyotes en Hurlingham, no había montañas púrpuras, ni un castillo medieval de donde tirarse. Nada temblaba, nada era imponente. Todo mas bien era impotente. Era un barrio pobre, la gente no se iba de ahí, se quedaba, se moría ahi, enceraba los autos viejos los domingos escuchando musica de mierda, en chancletas, hastiados porque habían sido engañados una y otra vez. Pequeñas vidas, pequeñas muertes. Tragedias triviales a quien nadie prestaba mayor importancia.
Héctor la llamó con un pequeño silbido desde el sofá, aun con la verga al palo. Se manoseaba los huevos. La pobre Maricarmen se mojó toda. Era humillante, los cortes y las fracturas le dejaban pensando, suspendida y sin humanidad. Era el mejor amor que conocía.
Una polilla se lamió un ojo en la oscuridad del cuarto en el vértice del techo, observando y pensando con su pequeño cerebrito.
Maricarmen fué. Se acostó. Volvió la cabeza ahí abajo, inspiró y se la volvió a meter en la boca, estaba tibia y dura y grande. Era un retrasado mental, y probablemente ella tambien, pero al menos sabía como chupar una pija y la pija que estaba chupando era una buena tranca, linda, como un misil en miniatura. Los huevos le tocaban la comisura de los labios, y cuando esto pasaba, expelido el aire a travez de los vellos nasales, de la nariz de Maricarmen se escuchaba un sonido parecido al de una persona sentandose en un gran almohadon de cuero. Entonces Héctor se descargó completamente y Maricarmen le regaló la visión divina de ella con la boca abierta dejando que todo el esperma se estrellara y reposara  violentamente sobre su lengua rosada y viva, y su garganta, y su barbilla. Era digno de un tutorial profesional de estudios de  otorrinolaringología. Sucio, sucio... hermoso. Él la tomaba del pelo y la obligaba a que siguiera chupando más mientras la cosa se ponia blanda entre estertores. Maricarmen no reprochó. Ni siquiera respiró. De niña había hecho ballet acuático, esa diciplina ahora rendía a fruición. Cuando no pudo mas, la sacó y se dió golpes en la lengua con la vara, confundida y obediente, autoinflingiéndose la ignominia del silencio y la represión, como una vaca en el matadero. Esto la ponia mas mojada y la hacia sentirse mas estúpida y mas sucia. Héctor tenía los ojos cerrados y no la soltaba del pelo, con el puño lívido y tembloroso, probablemente pensando en Carlitos Tevez, tan gay y estúpido y chato como era... Con el otro puño, aferraba la sabana, que en la punta opuesta aún conservaba fresca grumos del semen del hombre del dia anterior. Orines territoriales, recuerdos de viajes.
Héctor no tenia trabajo, Maricarmen tenia un fondo de comercio de ventas de paquetes turísticos locales. Hurlingham era una localidad interesante. Había que sacarle el jugo. Héctor hizo un cálculo de duración de la efectividad de la emoción a muy corto plazo teniendo en cuenta este primer encuentro y le dió a la relación casual... un año, entre e-mails y mensajes de texto, siempre y cuando ella subiera unos kilos y que a él no se le acabara el esperma en los primeros quince dias. Nada de trabajar, solo vivir, garchar, tomar mate, escuchar música, dejando que la hembra del hogar se encargara de la fluidez economica de la casa. Maricarmen olia el semen contra su nariz, su cara contra el pubis de su nuevo amante. 
"La vaca sobre el pubis del toro, despues de pacer languidamente, y la vaca lo pensaba". 
Sabía bien. No se podía comparar con nada. No habia nada mejor que un macho largandote la leche, en la boca, en la cola, pero no la vagina. El pene aparentemente gigante contra sus parpados cerrados, los buhos en los postes de luz, meditabundos y anestesiados, cubiertos de llagas y piojos, materia idiota que trataba de inflamarse en la noche y hendir, y herir... Ella era la primera en caer. 
A veces las noches pueden ser muy largas. Ella era la primera en morir. Después venia él detrás, a dos cuerpos, corriendo espumado. La luz profunda no era necesaria. Había huecos, se calafateaban, se vivía en la tragedia del hundimiento sin más.
Ambos estaban ya enamorados. Principalmente de ellos mismos, pero lo estaban. Algo es mejor que nada. La duda de algo mayor a uno mismo es el afrodisíaco mas grande del mundo, y si aún así tampoco funciona, estaba bien de todas maneras.