lunes, 28 de noviembre de 2016

PRODUCTO DE LA EDUCACION ESCOLAR MEDIA


Animalitos de extrusión

Ocas al engorde

Una vasta y enorme escuela y
una breve y pequeña escuela

He visto los largos pasillos
las paredes de las escaleras pintadas de un celeste grumoso

Conozco ese repintado
grueso como la piel de la mejilla de un rinoceronte
empotrada en la pared de nogal de un pope rico

Cortabamos letras en papél glassè
lo disfrutabamos

Despues nos orinabamos y nos cagabamos encima
nos echaban desodorante de ambientes en el culo
en la pija
en los brazos
nos dejaban glaseados
se reian
callabamos

Eran ellas las diosas del cielo
las educandas maritadas con los capitanes

Los niños mas crueles eran sus hijos
ellos tenian las antenas de la educacion castrense
recuerdo sus sonrisas
torcidas como todo lo que tuerce la desgracia

Estaban bañados en sangre
y lo sabian
y sabian que yo lo sabia

Un blanco facil

Una vasta escuela una pequeña escuela
catòlica no catolica
estructurada no estructurada
la plegaria general y el himno argentino en un simple
de 45 rpm en un viejo winco resfriado

Una escuela es un edificio cuadrado hecho de ladrillos y cemente:
adentro entran niños
quien sabe lo que sale despuès

He visto ese lugar
fuera de temporada de matanza
cuando han limpiado la sangre de los pupitres
cuando han levantado las entrañas de los patios
cuando las paredes han sido lavadas de los dìgitos deflagrados
por una primitiva y desastrosa desesperanza

No resiento de que alguien
lo haya logrado

Si no fuera por mi temprano homicidio
no tendria nada de que escribir

Solo que afuera hay putas finisimos levantandose el vestido
y valen cada centavo de esa mentira

tipos fuertes y despreocupados
o muy preocupados
por una mancha en la camisa
o que continuen saliendo escupidos de las fabricas
de Beijing
cien mil patos sonrientes de plastico amarillo
Deben haber creido que era divertido
que no me tendrian cerca recordandolos
apuntandolos con el pulgar y el indice
bajando el indice
una y otra vez una y otra vez una y otra vez
bang bang bang
estas muerto. 

jueves, 24 de noviembre de 2016

LOS NIÑOS DE FRANCIA


Sesenta yardas separaban la posicion de los franceses de una veintena de conchas alemanas, apretadas, aldeanas, brutas, estupidas y jugosas coñas hinchadas.
Eran seis, los del comando de reconocimiento. Seis penes. Seis vergas duras. Lo unico que querian hacer, lo unico que mandaba Francia, eran hijos.
Hacia 1916 Francia habia perdido alrededor del cuarenta por ciento de su poblacion masculina de entre siete y veinticuatro años. En Parìs, las viudas temblorosas y secas se arremolinaban a la mañana con sus pequeños pasos de muertas en vida dentro de las panaderias, llorosas y deprimidas, lacrimogenas e inùtiles. Compraban el pan de Dios que no iria a ninguna boca. El pan estaba caliente, un pan que solo nos podemos imaginar hoy en dia, y ellas: sus ùteros ya eran inservibles y a veces llegaban a la ciudad pedazos de pedazos de hombres, sus hijos baleados hasta los jirones, reventados por morteros y cañones, una oreja, media cara, un brazo blandorro y azul con un anillo de plata grabado con una promesa, una alianza de oro bruñida por polvora negra deflagrada. Una yema o un pedazo de zapato con algo parecido a un piè adentro. Eso entraba en un ataud, y dejaba espacio para mucho mas, pero lo demas no llegaba: en las lineas enemigas un rio de sangre podrida disolvìa torsos, piernas... las nucas intercambiables y lo poco que quedaba reconocible era deformado por la lluvia, entre los cràteres, y en cada cràter habia cien, y los cien estaban desgajados en mil como fruta podrida, y seguian cayendo las bombas por decenas de miles con gran alegrìa, reventandolo todo cielo arriba en un festival de ocres y rojo, la paleta de colores de un niño aberrante y el metal se doblaba y se hundia en las caras, en las manos, en las botas rotas despanzurradas como menudos de pollo, y todo se llamaba al presente y el presente era un presente de amor: ambos bandos estaban en lo correcto a por un proposito superior, cercano a lo divino.
Los niños ahi en casa pensaban con la pelusilla de sus molleras perfumadas con sus madrastras, las choznas y las suplentes de las viudas entristecidas muertas, que algun dia les tocaria a ellos vestir el uniforme, reemplazar a los padres que apenas habian conocido, esos padres que eran como una bocanada dèbil de memoria, un haz de luz infinito tanto en vigor como en ambigüedad. Ocurrirìa, se decian estos niños en un lenguaje mental oblongo y sacro. Tocarian la puerta. La puerta se abrirìa. Tres metros de alto y hecho de madera y bondad, la croix de guerre pendiendo del pecho. Unos dientes por aqui y por allà, como un toro, como la caida del cielo. Les señalarian con el dedo, largo, blanco, firme, sarmentoso.
Los abducirian del hogar y los pondrian contra las orugas de los tanques como si se trataran de dèbiles negatorias. Enfundaditos en sus pequeños e impecables uniformes, derechitos, llorosos, aterrados, sacos de caca intensa. Dirian: No. El cerebro se les saldria escupido de la cabeza y no extrañarian nunca mas un pobre y mistongo juguete, un trompo, un pedazo de vidrio azul con el cual mirar el cielo a travez.
Tal vez el comando pudiera hacer algo sobre esto, solo que tendrian que darse prisa, o ser meticulosos en cierta animalidad inherente a la misiòn encomendada.
Preñar alemanas con la sangre de Francia.
La creaciòn de vàstagos medio humanos que el tiempo se encargarìa de enderezar y reconstituir a su forma inherente de perfecciòn. O franceses, o nada.
Si iban a matar a los nuestros, entonces nos meteriamos en su sangre, en su linaje, en su historia, los deformariamos a patadas y a palazos y a cabezazos de pija aunque fuera esta forma la unica forma.
La orden venia de muy arriba. Algunos dicen que del mismisimo De Gaulle. Mil novecientos dieciseis parecia un año tan bueno como cualquier otro, y los años no habian sido buenos para nadie. La tierra temblaba y se abrìa vomitando las flores de la muerte y el comando, sigilosamente, cargò contra el granero. Un oficial de mando abriò la puerta delicadamente: primero una nariz adentro, despues la cabeza, despues la puerta medio abierta y el cuerpo como una serpiente paciente entrando hacia el aroma del heno y el kerosene. Una mano afuera mientras el cuerpo se agazapaba adentro como una esbelta bestia, la señal, el resto del comando dentro, y cuando estuvieron todos adentro mas uno afuera haciendo de sentinela, estaban todos al palo, los de adentro y los de afuera, con los pantalones abajo, las bayonetas en las narices lìvidas de las germanas que en silencio y ruborizadas se mojaban los sexos con las manos, se salivaban, se humedecian. Sonaron sendos sopapos. Fueron sexualmente diezmadas casi alegremente. Sus sexos se hundieron y en las caras de los franceses habia odio, un odio masculino brutal, cariñosamente seleccionado por los altos comandos de el ejercito frances. Primero les arrancaban la ropa, mechando la acciòn con terribles golpes de puño, en la cara, en los hombros, en los pechos. La zona pubica era, de todas maneras, cuidada con recelo y permanecia intacta. Nada de golpecitos maricas. Profesionalidad y dedicaciòn. Era casi una obra de caridad y de cuidado de una veintena de pobres retrasadas mentales a quien Dios y algun cureta debiera preservar entre tules y cuchillos para un experimento social.
Que era lo que basicamente era. Algo muy antiguo, que venia de hace mucho tiempo, de cuando el sol salia por el otro lado del mundo, de cuando el hombre primitivo comenzaba a desconfiar de las primaveras y de esa manera misteriosa que parece a veces soplar el viento.
Solo cuatro de los franceses sabian leer y escribir.
El hato de estùpidas rubias se inflaba y se contraìa en un espectaculo salvaje.
Dios estaba de vacaciones hace diecinueve siglos, y no le importaba volver.
Un milico francès acabò y sin darse tiempo a pensar, actuò iniscriminadamente, tontamente. Acabò adentro de esa pancita que solo conocia del respeto y de oraciones y de un pensar difuminado y abstracto, casi una vaca se dirìa.
Entonces la ensartò en la garganta con la bayoneta, tres veces. Bufando y sonriendo con una mueca ancestral. Le faltaban cuatro dientes frontales. Entonces se puso seriò. Y se diò una cachetada en la frente.

- Merde...


El capitan, que tambien estaba en lo suyo, profundamente dentro de la vagina de una miserable campesina bizca, le gritò que se detuviera o se refrenara de arruinar la misiòn.


- Cuando se la saque a esta puerca de adentro de la concha juro que... AAHHH.... OOOHHHH SIII, juro que te... AHHHRGHH AJJJ... mato... AAHHHH... AAASSIIII...


El bellaco se paraba ahi con los pantalones abajo, su erecciòn, sus venas, la caròtida inflamada, el sudor, su profunda y oblonga estupidez animal.


- La fuerza de la costumbre, mi capitàn...!


Se ruborizò.

La pobre degollada guardaba silencio. La cabeza en un angulo agudo, extraño...
La otra quincena de pobres diablas fueron turnadas de a cuartetos para ser impregnadas por el semen de Francia. La cosa no parecia acabar nunca, o, los hombres no parecian terminar de acabar o no paraban de acabar. La acritud del semen en el aire. Era como una novela sucia, harto disfrutable. Las mujeres eran tomadas de los pelos entre gritos y las caderas se rompian. Labias majoras hundidas por enormes y potentes penes enloquecidos. Los ayes y los gemidos. El granero estaba bastante lejos de cualquier tipo de civilizaciòn con un àpice de convicciòn practica, y los abdòmenes pàlidos se estrellaban y se estremecian. A nadie le importaba y a cien kilometros los jovenes de Francia y Alemania volaban por el aire en pedazos, sin cabeza, sin manos, sin pene, volvian a casa lentamente debajo del cielo plomizo por la polvora deflagrada suspendida en el aire Un tiempo de guerra siempre debe ser gris, inhàbil de merecer el sol o cualquier sol que pudieran aportar sus hombres y sus mujeres.
Los soldados eran pugilistas enloquecidos. Simples violadores, y las violadas tambien tenian un estilo, cierta picardia. Habia algo debajo de sus caras dramaticas. Un garbo, casi puedo decir que una solemne dedicaciòn.
Ni una sola gota de semen fue desperdiciada.

Al tèrmino de la cosa esta, los hombres prendieron cigarrillos, apoyados contra las paredes y satisfechos de su trabajo. Algunos se abrazaban a sus concubinas, habiendo entrado en un estado patètico de ternura para con sus damiselas del dìa, violadas hasta la garganta. Les acariciaban el pelo, las besaban tiernamente, otros las arreaban a sopapos de pared a pared, alguno que otro quemò en la frente con su cigarrillo a una pobre diabla. La bizca se subia los calzones y se ponia adentro del vestido los pechos, enfurruñada.

Alguien dijo alguna vez que los cañones mas enormes y monstruosos de todas las guerras fueron disparados allì por mil novecientos diecisiete, como si por mutuo acuerdo los dos bandos echaran un ultimo y final berrinche el uno contra el otro. Seis de esos cañones ahora estaban adentro de la sangre del sur de Alemania, desarrollandose como pequeños perros, como un cerdo pare su piara lentamente, laxo, resignado. Con sus ojos azules, blondos, sexuados, aburridos, iliteratos, hastiados de todo, con los pelos blondos largos y sedosos hasta el culo, o medio retrasados, pànfilos y secos con uñas llenas de tierra y las manos convulsas como si quisieran arrancarle la lengua de las entrañas de la tierra, en invierno, ataraxos por no entender nada de engranajes.
Salieron todos del granero. Uno silbaba bajito. El germen de una posible repoblacion francesa habia sido plantado con exito. Vive La France.
Las campesinas adentro fumaban y esperaban. No les daba ni para llorar. Se miraban en silencio, resoplando como bovinos apaleados. No era pesadumbre, ni verguenza. Era mas bien saber que de una existencia plena una se transformaba en un kleenex humano.
Nadie sabe tan bien como yo cuanto tesòn puede tener un ànima germana. Es una mezcla de idiotez con un frio impulso, flemàtico, hacia el trabajo. Este aguante se desarrolla tempranamente, aunque sea necesario para ello aplicar la hebilla del cinto.
Una fé ciega con un ojo abierto puede mover montañas. Los orientales sabian mucho de eso, pero estaban muy lejos para pelearse con ellos en un segundo round futuro.
Ademàs, como volver?
De a una, cortaron tres metros de cuerda para cada una de ellas e hicieron los nudos.
Pendian del techo, anònimas y bellìsimas, en un cuadro de quietud azul casi pastoral.
Soplaba viento del sur. Probablemente lloviera mas tarde.

lunes, 21 de noviembre de 2016

LA VOZ DE LOS SUEÑOS


Hay una voz adentro mio

No es la mas hermosa
o la mas importante
o la mas aguda y enfocada
o la mas querida por mi mismo

a veces la escucho de noche

està vestida con jeans àsperos
con zapatillas dobladas por el peso de mi cuerpo
noventa kilos perdidos en el tiempo

mi voz se esconde en mi garganta a la noche
queda escondida en la nuez de Adàn mientras respiro
esperando que la noche se vaya
esperando el reparo de la inconsciencia
ésperando el descanso de la huida en el sueño

y en el sueño veo cosas
laberintos de arbustos
paredes mojadas
veo a mi madre y a mi padre
que me llaman en el sueño
blandiendo sus brazos pesados por la entropìa
claustrofobica de mi ilusion en el sueño

o veo gente extraña
rostros creados por mi cerebro que nunca descansa
me dicen cosas o gesticulan
recortados en un horizonte
o envueltos por el concreto de esta ciudad que amo

a veces hay caballos y cosas
pelos y cuchillos
agua a raudales en rios o mares encrespados
y furiosos como si estuvieran enojados de tenerme
AHÍ mirandolos

tambien se caen o nacen montañas
y desde esas montañas grita la tierra y el grito de la tierra
se hunde en mi corazon de ensueño y me traga
completamente mientras desciendo hacia algun futuro terrible

y dentro de todas estas cosas dentro de mi sueño
està mi voz
y las voces de los que amo
y las voces de los que no amo
y mi voz abraza a mis brazos y mis brazos
sostienen mi circunstancia con todo el esfuerzo del mundo y yo
grito: por favor, quiero descansar, solo una hora mas
solo un dia mas
solo un dia mas para tratar
para entender y para abrazar al amor y
darle una chance
no traigas la muerte mìa y de los que amo
y cuando me despierto estoy a veces solo en mi pieza
voy al baño
meo sentado
el sol entrando por la pequeña ventana sucia del baño
miro la ventana
no pienso en nada en particular
solo ahì sentado escuchando la orina salir de mi pene
los finos tobillos
los calzoncillos abajo
un perro que ladra en la calle
los negocios se abren como una flor que gozna metalica y demencial
a veces sonrio
a veces no
a veces le doy a alguien un abrazo, un beso una
bomba atomica pa que ponga en el bolsillo
y mi voz se aleja liquida y caliente cañerìa abajo
hacia el subsuelo de todo
y el miasma no se aplaca y me revulso todo
y si soy torbellino
me lo han de sacar de los pelos
o con la espada llameante
de todas las muertes en la muerte
yo solo espero
a un costado de este camino mìo
con mi esponja con vinagre
mi madero
y mi paloma

Hay solo tres cosas que valen la pena en la vida
y una es estar acostado en la cama
y las otras dos cosas no son
ni el amor ni la muerte.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Hoy amanecí así...


viernes, 11 de noviembre de 2016

TENEMOS LOS TANQUES







TENEMOS LOS TANQUES

Podriamos desayunar en el parque
desnudos de cobre
pan - mortadela - mayonesa - queso fresco
sol hasta en el upite
mientras la ciudad muerta somnolece
podriamos asaltar las companias de grúas
o una barraca milica
pasar con los tanques las rejas que nos separan
de los animales transpirantes
echarnos en el pasto
en el ultimo dia de la vida
desolaciòn y ausencia de muchedumbre y gentuza
y podria darte un bocado de mi sanguche
en la boquita
mientras la mañana nos lame la cara con
torridez y con silencio
mientras el pasto de el Regimiento de Patricios
crece entre las lajas abrasadoras y rotas y tristes
y ese tanque seria nuestro
ese parque serìa nuestro
y todas las memorias de aquellos que nunca
despertaron a nuestro sufrimiento
o a cualquier otras cosa pequeña y maravillosa
tambien podrian ser nuestras
y cargariamos con eso
como un buey resopla la piedra de su yugo inconciente
y el mar seria nuestro
y no nos querria
y los rios serian nuestros
y no nos querrian
y los hospitales estarian atestados de cuerpos blancos
y no los querriamos
siempre
pero siempre
vamos a estar supinados
al parecer inflexible de todo
y de todos
y las estrellas se rien de nosotros
porque seremos quemados
pero tenemos las baterias de nueve voltios
las llaves de las usinas electricas
la mortadela
el queso y la ironia planchada en la cara
contra aquellos que pisaron nuestra bandera
tenemos los tanques
tenemos los tanques
tenemos los tanques
no nos quieren en los hospitales
hay un carrito de panchos
un periodico que alguna vez se llamò diario
y Parque Lezama està ausente debajo de los
ojos del mundo
como los cuerpos de los generales
como todas las Falconetas cocinandose en
la cuerina apestosa
los cuerpos
los cuerpos
los cuerpos tres veces y lo que digo
lo hago
hilo fino y dibujo y tu sonrisa es amplia
y ligeramente amarillenta y del otro lado de la plaza
ni un perro pa perseguir
y mas allà al norte y al oeste un cementerio
y me voy para mas allà del oeste y veo un viejo colegio
hundido en el sopor de las eras y pestañeo
y veo aùn el cementerio
y cierro los ojos y veo esos ojos de la innombrable
la de los pechos frios y la pupila contrahecha
y el recuerdo se me antoja un vòmito
un reflujo petroquìmico insoportable
esta noche dormiremos bajo las estrellas
del verano
hirientes indecibles
malcogidas por siempre
debajo de las estelas de filigrana plateada
pensaremos en el proximo invierno y de que hay tiempo
pero no hay tiempo
pero pensando se abre una raja donde se descansa
con un ojo en la estrella que escupe y otro ojo
perdido en el fondo del patÍbulo del pensamiento.





martes, 1 de noviembre de 2016

COMO EN BETTY BLUE



Tiene que ser posible
vivir estàtico en el intermezzo de esa pelicula
Betty Blue por al menos unos siete años
o con el deseo de esos siete años por cuatro
años o por unos años
con cualquier tipo de deseo
donde sea

Dame eso, diosito:

dame un culo, un pensamiento una sonrisa
la concordia de la innecesidad de flores 
en ramos
de caviar de Pompeya y de una cama perfecta
dame la concordia de dos de saber que
hay pasos extras sin ser respondidos aun
de que las puertas goznan pero se abren
suelo solido
sol nervioso
el paso caliente      
tembloroso y paranoide harapiento y
victorioso hacia el 
proximo dìa