lunes, 16 de noviembre de 2015

CONVERSACION DE CABALLEROS


– Boludo, no puedo parar. Pienso y pienso…
– En que.
– Escribir. Quiero escribir pero escribo siempre lo mismo.
– En el dolor. En la proximidad de la muerte.
– No, en sexo. Es divertido, es fácil, tengo algo de experiencia, todo el mundo se ofende, no lo lee nadie, tengo el blog silencioso como el paredón al fondo de Chacarita. Que mierda, pensé en la tumba mas al fondo de Chacarita, al fondo de todo cerca de la pared y ya me deprimí.
– Hay una solución para eso.

Lo miro a los ojos. Es suave, es tarado, es genial, no tiene miedo a la muerte. Es un monstruo.


– Cual…

– Dejate ser.
– NO ME DES ESA SANATA DE PSICOLOGO FORRO DE MIERDA, SOY UN HOMBRE PENANDO!
– No, sos un hombre que fuma cigarrillos como una chimenea, cuatro paquetes, comés basura, tenes una panza descomunal, se te nota que te duelen las rodillas, la tristeza en los ojos, las arrugas, hundís el culo cuando caminás… y se te está cayendo el pelo! Es evidente que escribis mas del sexo que lo que cojés en realidad.
– Bueno un polvito por mes no es la muerte de nadie.
– Si, la de la concha de tu mujer.
– Y por casa como andamos?

Me deprimo más. Falta musica de Vángelis de fondo, o Zamfir, y ahí me coso la boca de un tiro, sin más. Miro hacia la ventana. Es una linda ventana. La ventana da al interior de una manzana de casas bajas. Lindas casas. Villa del Parque, o Almagro. No estoy seguro. No es mi barrio. En mi ventana hay mugre, y moscas de letrina. No hay mucha luz. Mi ventana da a un departamento en la esquina donde van a comprar paco.

Wilson se aclara la voz. Tiene veintinueve años. Yo cuarenta y uno. Nos conocemos hace diez años. No le gusta la poesia, ni el punk rock, ni las mujeres con las que yo ando o andaba. Si pena por algo, el filtro PSA de la canilla lo atrapa y lo convierte en perfume. “Mucho plomo”, sentencia.
Se aclara la voz, sosteniendo el bandoneón sobre las piernas. Se mueven los dedos de sus manos morenas. Va a hablar.

– Yo tambien tengo unos problemillas…


Vuelvo la barbilla hacia él.


– Es Sandra. Está actuando muy raro. Anoche volvió de una reunión con las amigas. Eso de las cinco de la mañana. Estaba copeteada. Me despertó para que hagamos el amor. Yo no sabía ni donde estaba acostado. Estaba dormido y me despertó la boca de ella sobre… sobre mi… bueno. Ahí. Tuve que cumplir.


Me sonrio.


– Bien ahí, hijo e’ tigre!!

– Bien ahí las pelotas. Dije otro nombre.
– Como que otro nombre.
– Si, dije: Sabri.
– Pero no era tu novia?
– Sí, era mi novia y dije el nombre de otra mujer, mi ex-novia.
– Dijiste el nombre de tu ex novia?
– Si, mientras mi novia actual, Sandra, me lamía el ganso.
– Mal ahí, hijo e’ tigre.

Wilson me hace seña para que le convide uno de mis cigarrillos Baltimore. Son malos cigarrillos, pero la ocasión amerita acercarse al cáncer. Le doy uno. Se lo merece. Le paso el pitillo, el encendedor, y me saco uno para mí. La tarde se pone mas luminosa. A veces pasa.


– La cuestion es que… – exhala el humo azul, el compañero…- , la cuestion es que se calentó un poco.

– Me imagino.
– Me dió un puñetazo en los huevos, y despues, me los vació. Tenia ese brillo demente en los ojos de cuando una mujer encuentra una razon para empezar la tercera guerra mundial. Por suerte al tercer o cuarto puñetazo en los huevos me di cuenta de que iban a ir todos exclusivamente para ese lado por ser el ente motivador de mi sindrome confusional sexual, aunque no fuera voluntario, sino mas bien un hecho correlativo a un momento de debilidad de mi psiquis atormentada por un mal sueño y el timing trastocado de la requisa sexual borrachina.
– Vos estabas dormido y ella borracha. A las cinco de la mañana. Jajaja…
– Yo estaba soñando con no se qué y cuando me desperté entre sueños, vi la cara de mi ex… sufrí entonces una hecatombe espacio temporal y la flashié mal. Estaba muy al palo. Fer, mi novia de entonces, mi ex, tenia unos melones… y tenia ese rictus de demencia mongoloide que me excitaba, y era muy fornicadora, y altanera, y bastante estúpida. Pero tenia esas tetas. No me puedo sobreponer, aun...
– Ta bien, pero no podes decir el nombre de tu ex. A mi me pasó y a lo sumo mi ULTIMA ex, no se enojó tanto por mencionar yo a mi ante última ex. De ahi a que me pegue, no era para tanto. Aunque cuando se fue la ultima vez me dió un bollo en la cara. Estaba enojada de verdad. En suma, son todas putas y que se vayan a la mierda.
– Estas escribiendo?
– Si, pero estoy frustrado. Tanta tristeza, las preocupaciones, tengo la presión en quince sobre diez. Dolores de cabeza, pesadillas horripilantes, mala dieta, el cigarrillo, mi madre… hasta mi padre me controla con angustia desde la tumba!

Le doy una buena calada al Baltimore. Tiene gusto a derrota, a piso bien abajo, y a sucio, y es una derrota apestosa y amarga, que pica, que abre agujeros.


– De que estas escribiendo?

– Todo sexo. Ando todo el tiempo constantemente caliente, me pajeo tres veces por dia, al mediodia, a la noche, a la madrugada… soy una fuente inagotable de porno online, o mas bien, un consumidor inagotable de porno online.
– Viste los videos de Sasha Grey metiendose un consolador mientras lee?
– Prefiero el porno amateur. Hay mas morbo, esas imagenes de celulares pedorros, las tonalidades de verde, las carnosidades, las gordas con los jamones rebalsando en Villa Dalmine en un club de mala muerte peteando sin consuelo, forzadas a ser reinas porno por toda la eternidad virtual, eso me gusta mas.
– Estás teniendo buenas relaciones con Clau?
– Ni buenas ni malas. Nos frotamos.
– WOT??
– Nos frotamos. Ella se sube arriba mio y empieza a gemir muy despacio, como gatito en la noche, se frota mi verga en la puerta de la de ella hasta que a mi se me para y entonces la mete adentro.
– Y?
– Y nada. Con suerte ella acaba, yo me muevo, pero me contengo.
– Por?
– Prevención contraconceptiva.
– Ah. Café con leche?
– Moscato. En una copa aflautada de esas muy gay de las tuyas. Sin hielo. Straight on the cock.
– Puteto.

Va a la cocina, vuelve con dos copas. El vino se toma en copas. Algun dia van a hacer un golpe de estado y le van a tirar la puerta abajo por pervertido antipatria. Como vas a usar esas copitas, Wilson? Se van a llevar los libros de las repisas del living, en su mayoria de Gaudí y de psicomagia y los volumenes de Jodorowski, y la poesia de Gelman. No van a saber que hacer con él. Lo va a venir a buscar la cigüeña otra vez, o me van a llamar a mi para que haga algo con él. Lo voy a tener que esconder como a Ana Franck y darle la sopita a la medianoche.

Levanto la copa, la miro a la luz, el color es el correcto. Huelo, el olor es el correcto. Lo pruebo, el sabor es el correcto. Nada mal par mi primer moscato Crotta. De repente se me levanta el animo considerablemente. Las maravillas del alcohol. Detecto que con solo unos sorbos de vino me pongo en pedo psicológicamente, instantáneamente. Es un gran don. Con unos pocos pesos, me transformo en el dinosaurio Barney. Me gusta eso, tengo derecho. Soy de la clase pasiva. Hay que cuidar a nuestros viejos.

– Y entonces al otro dia me desperté en la bañadera. Con el gato.

– De en serio?
– Na, mentira. Estamos mejor que nunca. Nos apoyamos mutuamente.
– Necesitan un tercero? Para ella, digo.
– En todo caso vendria a ser un segundo, yo soy el primero, a menos que haya habido un segundo con anterioridad, o que lo haya en este mismo momento.
– Nunca la toqué, Wilson. O ella me obligó.
– Lo sé, pero si hay algo, algun atrevido, algún sátrapa, quiero saberlo.
– Hay amor en sus ojos, Wilson, estate tranquilo. Ella te quiere.
– Vos decís?
– Sí. Su mirada de amor hacia vos es inconfundible.
– Eso me calma un poco. Su mirada de amor hacia vos tambien es inconfundible.
– Lo sé, pero tambien sé que es estrábica.
– Bueno, ya con mi novia. Y decime, que anduviste escribiendo?
– De todo un poco, poesía, unos cuentos pedorros, tambien estuve haciendo canciones, pero quiero escribir mas. No me contento sin eso. Me gusta la idea de crear más y mas. Puedo, pero… no se que escribir aparte de pequeñas comedias sexuales y la extrañeza de la filosofia de los estúpidos, el escapismo, la vagancia, la brutalidad de los hombres y las mujeres. O por lo menos lo que supongo que serían si yo fuera así de estupido, vistes?, como… como ser un simio que va a votar al espacio.
– Tal vez lo sos y no te diste cuenta.
– Tal vez tu novia se come seis vergas en el laburo cuando va al baño.
– Jajaja…
– Chitumadre… Mas viné sílvouplé?
– Dale.
– Wilson, nunca leas a Cesar Aira. Inventó una forma mas profunda de ser más puto.
– No lo conozco.
– Yo tampoco lo leí, pero tampoco quiero.

Se sirve el dorado y dulce néctar de la muerte.


– Chin chin.

– Port salut.

Amenaza lluvia afuera. Tengo pocos amigos, pero cuando los veo, los elementos naturales parecen irse a la re-mierda y siempre ocurre algo. Se cierran las nubes, comienza a gotear.

Nos sentamos en el suelo en uno de los rincones del departamento. Suena muy suave el tocadiscos con un disco de Alan Parsons Project. Pyramid.

– Conseguí el trabajo nuevo que queria. Con el pintor Carlos Cutini. Es primo de el del zoológico de Cutini. Ese que el oso le devoró un brazo a un pibe en los ochentas.

– Me jodés.
– No. Soy un asistente oficial, ahora. Tengo que hacer todo lo que me digan, hacer moldes en yeso, pintar fondos de cuadros, replicar las firmas. Es de no creer. Estoy todo el dia esquivando botellas de vino y esuchando alaridos de mujeres y de hombres que se odian los unos a los otros. Hago vaciados, preparo la mesa de trabajo, los pinceles… es lo mas horriblemente excitante que hice en toda mi vida. Por lo menos es mucho mejor que el lavadero de papá. Ahi en ese lugar tenía que ver a las viejas mas asquerosas y estúpidas que se haya visto jamás, mujeres sin ningun tipo de pretensiones espirituales… hartas de todo, sin sexo, sin alma, sin un carajo… ojos muertos, pelos muertos, ideas muertas, tetas muertas, es como si la gente lavara la ropa todo el tiempo porque no pueden lavarse el alma o la muerte de su interior… prestando atención a cada meticuloso proceso de planchado, quieren pruebas comprobables… pruebas!, de que por lo menos en un valet de lavado, algo en la vida les va a salir bien, o como si quisieran escaparse de la muerte. Y es como si me mataran a mi. Yo me siento morir, todo el dia ahí atrás, esperando el próximo timbre, esperando el proximo cliente, esperando poner otra vez las dos fichas en la maquina de lavado y ver como esa cosa se hincha y bufa dando vueltas con esa ropa de extraños que no significan nada para mi y que están muertos en vida, que están muertos caminando piernas muertas y hablando una lengua muerta que entra en mi alma y me mata a mi tambien…
– Pobre gente…
– Destrozan mi corazón, si es que todavia me queda alguno. Por lo menos ya me fuí. Y ahora que me voy, parece que mis viejos lo van a vender.
– A TU CORAZON?
– No, al lavadero. Estoy confundido. Si pierdo el laburo de asistente, no se que voy a hacer.
– Podés buscar laburo en OTRO lavadero.
– Y vos podés CHUPARTE UNA PIJA?
– Efectivo o tarjeta?
– IMBECIL.
– Era en broma, era en broma…

Wilson está tenso en la cara. Si fuera menos negro podria ponerse menos lívido, pero ese es él, siempre en la búsqueda. No puede darse el lujo de bajar los brazos, no quiere ser un retrasado mental pensionado por el estado como yó. No quiere tener un certificado de discapacidad, no quiere perder a sus pocos amigos cuando lo miren mal en una noche de gala en el… andá a cagar. Simplemente no quiere. Eso es bueno.

Afuera ya llueve bien llovido. Es una cortina de agua potente, el resabio confusional de la primavera del nuevo milenio, que nunca llega del todo, aunque es una buena excusa para seguirse quejando y que nadie haga nada al respecto. Alguien podria pegarle un tiro al cielo, y el cielo se moriría, pero alguien tendria la culpa y alguien mas tendría que morir.

– Este tipo, Cutini, enfundado en un rebozo… tambaleandose… no para de balbucear y de decir improperios a los cuatro vientos. Tiene empeñada la vida hasta el dos mil cuarenta. Lo mejor de todo es que no va a llegar, pero hacen tanto quilombo con esto de pretender que tienen el alma inmortal y de que son la gran cosa. Hizo un cuadro de una ballena azul de treinta metros de largo. Treinta! Dice que la ballena azul gigante representa las profundidades del inconciente humano.

– Tal vez son las profundidades del bolsillo lo que no le alcanza con ese cuadro.
– El hijo de puta los vende. LOS VENDE! Me paga a mi y a tres más cincuenta dólares por dia por… por lo que sea que haga yo ahí
– Ballena azul.
– Sip.
– Cuarenta metros de largo.
– Treinta, y no tiene pulso ni para firmar. Tiene un asistente a quien le enseñó a firmar como él. Son otros quinientos cincuenta pesos al dia.
– Se los coje, tambien.
– Estoy empezando a dudar. La mujer de él siempre anda por ahi, tiene como setenta años, está mas estirada que el parche de un redoblante, está buenisima… lo putea todo el dia al pobre viejo, pero el tipo ni se da cuenta, tambaleandose borracho por todo el taller, pasadísimo de vino, pateando botellas y dando direcciones como si fuera Michelangelo Buonarotti…
– Michelangelo trabajaba para el Papa. Estuvo cinco años con lo de la Capilla Sixtina, y apenas le pagaron.
– Bueno, este no trabaja para el Papa, y si le pagan. Y MUCHO.
– Cuanto por un Cutini?
– Ciento de miles.
– Dale.
– Cientos de miles. Tiene reservado toda la obra hasta el año tres mil.
– En una de esas le vende un cuadro a Keith Richards. En el año tres mil.
– Como es eso de que solo escribis de sexo.
– No se, debe ser que estoy frustrado. O en una de esas me gusta y nada más. No es gran cosa. La gente garcha. Dios sabe que cualquiera garcha mas que yo y que yo sé que no es tan importante. Pero lo pienso. Tal vez es una adiccion a la pornografia o solo soy un hombre enamorado. Yo viajo en subte bastante, cuando voy al parque, y veo mujeres… veo caras y ojos y caderas y brazos y me desarmo completamente, en mi afán solitario, soy un hombre sin defensas, sufriente, y las amo a todas. Quiero que todas me besen, que me acaricien, que me hagan de ellas, asi como soy, petiso, gordo, bizco, pelado y con estas manos de mierda que dios me dió bien adentro de sus primorosas y sudadas vulvas y vaginas. No hay derecho, la monogamia es un asco, es una tortura. Que es lo que mas te gusta en una mujer?
– El pelo pelirrojo.
– Pero tu novia es castaña.
– Si, pero me gustan las pelirrojas.
– Vendria a ser el botín del indio.
– Vendria a ser el color de la cajeta de tu hermana.
– A mi me gustan todas, todas tienen algo especial. A veces veo a alguna petisa, un tarugo, un corchito sexy, con los muslos, con la carita inadvertida, con las pantorrillas llenas de varices, con los hombros anchos, o una bolita, con la carita de angel, olvidada, lista para ser pervertida…
– BUENO YA!?
– … Lista para ser mancillada por un vikingo germano…
– No hay vikingos germanos, hay vikingos, o hay bárbaros, si no… no.
– Es verdad. Soy el odio.

Empieza a llover muy fuerte. MUY. Recuerdo que dejé todas las puertas de la casa, excepto la de entrada, abiertas. O por lo menos eso creo. Me suele pasar tambien con las hornallas del gas. Salgo a algun lado y me ataca el pensamiento de que dejé la hornalla prendida para hacer mate. Entonces vuelvo a casa, dejando todo lo que estaba haciendo. Una vez de cada cuarenta, es verdad, o sea: nunca.Esta vez es el agua. Mas tarde me enteraría de que había colapsado toda la Capital Federal por el agua. Habia sido una más de esas lluvias de Buenos Aires que los servicios meteorologicos habian fallado en pronosticar.


– Una copita mas de moscato antes de irme.

– Si así gusta el señor…

Nos sirve una ronda a cada uno, tapa la botella, la vuelve a dejar en la heladera en la cocina, vuelve, solo queda en el aire el murmullo humedo del lodazal de los patios interiores y las paredes y el pavimento que se acongoja con la lluvia balcón abajo, con el agua, con la furia de un Buenos Aires bajo fuego. Yo querría advertirle a los extranjeros que quisieran venir a pasear por aquí que la Argentina es un lugar de lo mas aburrido, que solo somos brillantes cuando hay alguna catástrofe, cuando ponen una bomba, cuando descarrilan los trenes o hay una gran inundación, cuando muere un presidente, cuando ves por la calle a una mujer a la que no te podés sobreponer cuando se sienta adelante tuyo en el tren, o la ves a través de huecos de cabezas erguidas en la multitud, apoyada contra una puerta, un metro setenta de estatura, una concha apretada, ojos como un leopardo de jade, criolla, llena de hartazgo, buscando enojada a sus diecinueve años un hombre con todas las letras, confundida como la mierda y la muy pobrecita siendo asesinada con el silencio de la muerte en vida mientras está ahi parada mientras avanza el tren, dejada sola de todo, sin más. Sin saber de mí. Que puedo. Que quiero. Que creo que entiendo. No lo sabe. No lo saben. Eso querría decirle a usted, extraño forastero y forastera en esta ciudad de los muertos.


– Vas a hacer el blog secreto con tus escritos experienciales? – le pregunto.


Desvía la mirada hacia la ventana, dejando el fuelle en el suelo y haciendo lugar en el piso para prepararse para la despedida. Actuamos en un marco de solemne racionalidad. Hay válvulas de seguridad para las despedidas. Separamos asépticamente las partes amputadas. Barremos las calles de Hiroshima. Nos hace bien a los dos.


– Sí, lo pensé. Tengo bastantes cosas escritas. Tal vez lo haga.

– “Tal vez” no. Deberias.
– Tal vez si, tal vez no.
– Y por que no?
– Porque deberia avisarte.
– Avisarte de que??
– Tendria que mostrarte lo que escribo, y ese es un problema.

En realidad no me dice que “es un problema”, pero lo és. Lo que el me quiere decir es: debería mostrartelo a vos. Y eso es un problema.


– No hay problema alguno. Todo bien.


No dice nada. Arregla unos mantelitos en la mesa del living.


– Y así termina la velada en un halo de bruma y misterio.

– Sí, asi termina. Te llevo en auto?
– No, adoro la lluvia, nada como volver a casa con los huevos y los calzoncillos empapados en agua helada.
– Te llevo en el auto.
– Odio tu auto, amo el subte. Te dije, soy un hombre constantemente enamorado.
– De en serio, que es lo que te gusta tanto de las muejres? En realidad no son la gran cosa.
– Sabés que me gusta? La manera en que constantemente dicen: NO. Eso me gusta.

Se sonríe. Está bien. Le calculo que voy a morir unos treinta años antes que él. Y él lo sabe. Prendo un pitillo. Eso le ayuda mas a él y a mi a saber lo que ya sabemos de antemano.

Salgo por la puerta, doy un solo paso y me hundo hasta los tobillos en agua hedionda. Hacia Corrientes hay luces fijas, del color del vidrio que llora, y a la derecha a dos cuadras una entrada al tren subterráneo, donde entro en un vagón que cruza estaciones cargado de otros fantasmas que tambien pacen mas mentiras, mucho peores que las mias. Por un dia mas, puedo decir que voy camino a casa, pero al igual que todos los dias anteriores, no se muy bien donde es “casa”.

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