viernes, 3 de abril de 2015

MIMÍ QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

Que diantres.
Mimí tiene hambre de algo, tal vez mordisquear una cabeza de apio o volarle la cabeza a un perejil.
El gato, Pericles, se pasea por los pies de la cama entre las mantas sucias, las huele, semen del dia anterior, en las puntas de las sabanas con las que se limpió el muchacho.
Buen tipo, tiene dieciseis años y no se ha afeitado nunca, tiene una barba rala, suave y rubiona, que le queda muy bien con el pelo largo del mismo color, un marrón muy claro, indecisivo, que brilla por el cuidadoso lavado con shampoo de todos los dias, y que hace juego con las púas del collar de perro que se pone cuando sale los viernes a tocar a Speed King con la bandita. A Mimí le da risa el pibe, es cuatro años mas joven que ella, fuma, toca la guitarra, es alto y propenso a que nadie le deje de prestar atencion. Le queda bien. Por supuesto, si fuera otra persona sería un dejo completamente irritante y lo trataría con mucha antipatía. Dos noches en dos semanas, eso es un "score" de uno de diez, aproximadamente. No importa. El mundo es mas moderno que lo mas moderno, y, teniendo lo mejor del pasado y del futuro, de este futuro que es "el ahora adonde nunca habrá más ahora que este", eso es genial. 
Mimí está sentada contra el respaldo de la cama, mirandose los cortes que se hizo con el cuchillito de la cocina en las muñecas, cuidadosamente bien marcados y superpuestos el uno detrás de el otro, en filita. Ella les llama "la colección". Por cada corte perdió media amiga, tiene unos diez, son cinco malas mujeres perdidas en el horizonte. Bah, quien las necesita. Ellas saliendo a la noche con toda la platita de papito. Una se hizo metalera del todo y cuando Mimí puso a los Crystal Castles en los parlantes, la otra bajó la cabeza. Poder se puede pedir algo mas, pero por cada pedido es un corte, o una pelea, o un brote, o una lagrima incomprendida, una charla vacua demasiado temprano en un encuentro casual. Es noble saber que teta con teta siempre se llevan bien, para el amor o la guerra. "Mi cuerpo es mi cuerpo". A quien concha le importa si hay rollo o nó o si la cara es ancha como un buey, algo bueno tienen los bueyes, en la India no se los comen porque son sagrados. O eran vacas? A la mierda con todos, entonces. No deberia esto tambien ser sagrado, la brecha en todo? Para construir hay que destruir. La intuición de la participación de todos en el Plan Divino. Es divertido saberse envuelto dentro de legislaciones de hombres y mujeres que amputaron el noventa y cinco por ciento de su alma. Tambien fumar y quedar del culo, espaciar, estirar la vena. Y no pensar en mucho mas que en la roña de las medibachas. La energía está, ahi en los pies redonditos y en el pecho y en las manos y los anillitos y en la mesa cuando se levanta al mediodía oliendo a estrógenos fuertes y maruihuana quemada. Le arden los labios de tanto tiempo fumar y dormir con el maquillaje negro en la boca. "Por si nos vamos en el sueño, si es asi, que sea con estilo". Mala combinación ese maquillaje trucho hecho en Beijing con grasa de vaca, más el humo encendido en los labios y los labios partidos, sangrantes, sacandose la pequeña pielcita con las uñas aun con la pintura fresca y el gato salta abajo de la cama y sale por la puerta a buscar otros problemas en otro lado mejor. Criatura ingrata! Casi perdió el treinta por ciento de la vision por estar meses con los mismos lentes de contactos de colores, despierta, durmiendo y despierta, esos ojos rojos... el Reverendo estaría orgulloso. A la noche, con un encendedor, en el reflejo del celular, entre mensaje y mensaje... es como ver la vela esa enfrente del espejo y ver a los espiritus pasar frente y  detrás... detrás de la cabeza, la cabeza de ella, como en un trance místico con los fantasmas lamiendote el cuello y las córneas blandas, y da miedo, pero le gusta. Le da miedo pero le gusta. El mundo es duro y el esqueleto de la certeza está hecho de dulces y durísimos barrotes, y es lo que hay. Y saca fotos a sus manos, a sus ojos llorando con la pintura corriendo mejilla abajo, a sus piernas abiertas, un pezón imperfecto, furtivo y sucio, y mañana habrá una reunión de gente y será otra clase de risa. Era eso su risa? Estaba hecho de esto o de aquello? En estos dias modernos no se habla de esperanza. Es una palabra tabú, y demasiado insonora. Tiene que punzar, tiene que lacerar para ser creible, tendría que cortar el aire y hendir de tal forma todo lo que cimenta a lo todo que haya, como abrir un cierre cremallera en todo eso y que se vea la cara de la verdad. No sería un "Dios", no sería "esperanza". Mimí se ha... diluido. Odia a los que cortan madera de palo santo para aromatizar los ambientes pero no puede no tener algo que se llame "luz" cuando hay una pérdida tan grande, tan presente siempre y tan pendiente que está siempre aquí. Sus tatuajes son de criaturas probablemente esotericas, cosas cercanas a las cruces, algo lejano a la persistencia de la vida a toda costa de la hiedra, algo mas descartable y mas efímero, alejado del doom, cercano a una nueva angustia, pero imposible de transformación perdurable. Pobre Mimí, victima postrera de los muñequitos de Tim Burton. Abogando por algo que es algo de ella y ese algo de ella que no aboga por ella después de las dos y media de la mañana. Y a esas horas es peor. No hay solaz. El tipo nunca le acaba adentro pero ella querria, el querria no acabar con quien acaba, se queda un rato, larga unas sonrisas con un mohín agresivo que practica en el reflejo de las pegatinas de sus muñecos coleccionables de MacFarlane, y a quien le importa, si la tiene muerta a la piba. Ella es ella y se repite que estos temores son obra y gracia de un sopor menor, que mañana es algo mejor que hoy. Diverso, maniatada pero empalada con alegría. El temor de los temores sepultado en un buen momento, el de ella, el mio, lo que yo supongo porque me he salido del tiempo, y ella es. Nó, Mimí, hoy es hoy. Yo la cago a pedos pero ella se distiende saliendo con su amigas y yo me froto la barba escuchando a Virus, tambien convenciendome de que me abrazo a la nada, y/o que la nada que soy también es algo a lo que aferrarme si, supuestamente, es un movimiento de ceros inertes donde aún tengo uso de razón. Lejos de ser geniales, hemos de ser, a los almohadonazos madrugada tras madrugada. Mostrando los dientes amarillos. hundiendo los dedos en vaginas, exprimiendo vergas, limpiando la leche, fumando, escuchando cantar a las ballenas entre los edificios de laciudad. No es verdad. Estoy en caida. Yo solo escribo. Cuando salgo a la noche al kiosko en chancletas, me acaricia el pelo el viento, y la fiebre con la que había salido hace cinco minutos desaparece, se me relaja la garganta, y es irónico, porque yo habia salido a comprar puchos y en el cielo la luna esta llena y blanca y grande y a mi la luna no me dice nada, no me ayuda, no me cura.... Y Mimí en su cama de el ultimo año adolescente con su pancita y sus fotos en blanco y negro pasadas a travéz del filtro en el Photoshop, en el espejo de la pared, una máxima garabateada con lapiz de labios ahi abajo, un mohín rebelde, un corte desacatado, el flequillo a la reglamentaria escuadra y las venas bombeando una sangre roja y espesa y maravillosa mas allá de la medianoche, con las patitas aun enfundadas en unas botitas sucias, la pequeña payasa, el osito bobby, la reglamentaria otra parte del planeta que no está como un pez afuera del agua, precisamente empujando las venas de aquellos que están boqueando afuera del agua, afuera de los fueros, sin ley y sin cabeza. Ahí entro yo, cabeceando hecho de queso y humo. "Lo que me vuelve loco es saber que es lo que le vuelve loca sin que a mi me vuelva realmente loco porque ya no me pone nada realmente loco".
Está ella loca? Realmente estamos parados afuera del cajón pidiendo una galletita gratis esta noche? Nadie ha matado a nadie hasta ahora. Eso es bueno. Prisión domiciliaria dulce para los desacatados, los desafectados y los weirdos de al margen del margen. Yo mismo he visto gente con hambre, famélicos de todo, pidiéndome, suplicándome con gentileza traspasando escandalosamente los limites de la humillación, con voces que solo Dios conoce... o la luz, o la energia, o el ángel o esa cosa horrible que llaman espiritualidad, esa cosa obcena y mediocre que usan las niñas que no puden ser malas para describir un alma saltando afuera del cuerpo de tonta y completa vida. Tuve que excusarme y volver a mi apestoso living room, enfermo de mi mismo y de mi cobardía mientras hundia mis ojos con las palmas, al borde del suicidio de tan triste y de tan seco que me encontraba, harto de todo, sencillamente harto y dentro de algo triste sin jugo, ahí, esperando en la sequedad de la tarde ruidosa la infructuosidad de la noche, cien mil veces mas viejo que lo viejo, transpirando las toxinas, enfermo y apestando y sintiendo asco de mi mismo por amar esta soledad. Prisión domiciliaria para los alcanzados por la luz, prisión de facto hecha por mi pequeño guardian fascista interior mio que no sabe lo que significan esas vergas y esas polleras mas allá de cuarenta discos polvorientos de base mios.
Un recibo de sueldo de una pensión de mi padre muerto. Ceniza mascota. "Adorando la vitalidad...". Es creer o reventar o no creer en algo fijo sino en una suerte de nube borrosa, algo que hay mas allá de los ojos castigados, una luz, un enfoque prematuro sostenido en el juramento de la "belleza porque sí" que podría ser llevado en brazos a travez de una guerra que solo decapita a los grandes notorios, a los notorios ilustres, inmensos, imposibles de ignorar, esos que tienen la calavera hecha de magnesio y dinamita, a los ilusos que tienen la osadía de combatir cara a cara a los monstruos. Nosotros somos gente pequeña, le digo a la punta de esa sabana manchada de semen, al gato, y al humo en el techo de la habitación, que se pone azul, como Mimí, que flota a medio metro del alto cielorraso de la vieja casa, a punto de ser tragada por la tragedia de una lampara de sesenta watts, aún en su severo uniforme de libertad, decomisada por las voces, carne picada y desmenuzada en aire en los dedos del plan divino.

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