jueves, 4 de febrero de 2016

NOCTURNO RIOPLATENSE

Como viví yo?
Se podia vivir de otra manera?
Y de otra marea?
Vivo solo. Tengo familia.
En mi mesa hay un destornillador
un paquete de seis galletitas
una pua de guitarra y una libretita
con apuntes.
En la heladera que ronrronea hay
cinco botellas de agua fria y
medio melón que se pudre
que va pasando del verde mas claro
y hacia el centro se pone azúl.
Cargo con lo mio como quien camina
de una forma que solo los viejos animales 
conocen: un paso a la vez
una respiración a la vez
no hay destino no hay horizontes
no hay amores que vuelvan y lo que venga
no será un amor completo, ni por
siempre, ni nunca el amor solo mio y
de naides mas.
Medio melón, pequeño, que no
puedo comer porque nunca ha madurado:
el vendedor con un full poker me dió una tajada 
con un cuchillo para que lo pruebe: medio melón
que se va poniendo negro en los bordes interiores
como si un sol de negación quisiera comerselo
por mí.
Un paquete vació de queso rallado acostado
sobre la rejilla del estante que se oxida.
En esta heladera hubo alegria alguna vez,
ahora solo cobija en un mendrugo de frialdad
a todos los muertos con los que camino por la
noche chupandole la pija a todos los cellos mas
tristes del mundo.
Y cuando cae la noche yo soy la ciudad bombardeada
yo soy aquel que se quema a los codazos entre
una tierra azul que besa en la boca a los muertos
yo soy el que dijo alguna vez que era un tigre
y se despertó una mañana con un traje viejo
y una manzana en la boca. Yo soy el que maneja
los hilos de su propia marioneta varada en la arena.
Yo soy el que escribe cosas raras 
(cosas malas, mamá, cosas malas)
que pronuncian
a la muerte en la fiesta de la primavera enrarecida.
Un melón podrido, una ausencia palpable
zapatillas prestadas por el Fondo Monetario Internacional
la cara de rata embrutecida por el paso del tiempo
 y el dar un par de malos pasos y esta noche esta
noche si se me canta pouedo conjurar a los angeles de
la muerte y reirmeles en su cara
aquella vieja danza de la abuela con los duendes
a mandibula batiente contra el menisco del ventilador 
de techo y ahora hoy esta noche urdir un plan que
sanitice esta silla loca y verde que sostiene mis
riñones picados por el fango del Rio de la Plata.
Voces asistentes ocultas entre los arbustos metalizados
del filo de la noche serena: los mecanismos activados
para la detonación y ausencia de pobres diablos
mestizos sugestionados por la sentimental varita
magica del romance, los idiotas, los convertidos
los atrapados por el virus de la sensibleria
los caranchos del coma del amigable naufragio
los imbéciles que por una fracción de segundo creyeron
que merecian una porción de la torta del plenilunio
aquellos que a diestra y siniestra boquean que a
tamaña pérdida le corresponde una gran cucharada
de asombro y nunca de hartazgo
los que se rasgan las muñecas con la idea
de que al llegar al hueso el calcio secará
cualquier evidencia fluida de la vida
roja y espesa y sincera y amarga y tiene un flequillo
como ésta y el lacio como esta otra y él que
era un bombon pero se le acabó el tiempo en
esta bolita seca con charquitos en los istmos en las 
ojeras que te mece y te acuna y te arrulla
entre marea y marea de psicotrópicos lista IV
para que vos sigas aprendiendo como
tragar tanta mierda, y la noche, y la noche, y la
noche encendida gasoil en frio como una vulva y este melón
duro como una roca azul como la sal de
todas las mentes que brillan sus semillas atrapadas
en la mente estática y estúpida de su carne y pulpa
refrigeradas y condenadas dentro de la heladera
tiesas e inutiles gritando a todo el mundo que si somos dos
 y los dos no tenemos una oportunidad que los dos
podemos crecer y gritar y expandernos siendo
criminales como somos, comemierdas como 
somos expatriados de toda estrella como somos
 y se levanta el puñal en la noche con un alarido
sucio como si alguien se riera del chiste equivocado
 y vamos todos pequeñines vamos todos a por el 
proximo capitulo a ver que nos trae el alba asi
descorporizados de toda yema de toda salsita
cuanto pagaste vos por verme caer así?
cuanto pagué yo por dejarte ir sin siquiera
rezar por mi, una vez más?

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