viernes, 19 de febrero de 2016

Buenos Aires, 19 de febrero, 2016, 8:30 p.m., Parque Centenario

Agradable dia en el Pq. Centenario. Con la funda de la viola de almohada. Tipejo del tipo "rock con chamberguito " pululando y sentandose a hablar. Uno peló una Fender electroacustica de 6000 pesos. Poco falto para que lo cague a patadfas en los dientes y me fuera corriendo con la viola. Yo seguí haciendo pipipipipi con mi humilde Daion. El pibe me contó, desde detras de sus gafas de Lennon azules que tenia que ir a transar con el dueño de La Colorada e ir a poner guita para tocar. Le pregunté cuanto. No me dijo. Le dije que probara en otros lados y que toque gratis afuera del circuito nazi del pay to play. "Es que si uno quiere tocar tiene que ser en los lugares que tocan los grandes...". Me imaginé toda la plata que tenia el flaco en el bolsillo. Pensé: "Una Fender y encima efectivo, acá lo cago de un cazote y me voy". Me tocó una cancion de cuatro acordes: "Nena de fuego". Yo lo seguia con la viola, me dieron ganas de darle un navajazo en la cara, justo en medio de su biogotillo 1940's. Después enfundó la viola y se fue despues de darme una pegatina de su banda, "Temporal". Me quedé pensando un rato. Despues una hormida descarada me picó el antebrazo, la agarré de las solapas y le dije: "TEMPORAL". El insecto se desembarazó de mi y me siguió royendo el brazo mientras el cielo se encapotaba y un viento agradable del oeste soplaba en mi cara, santificandome dalinianamente. Entonces una blonda que estaba tomando mate salio trotando a agarrar a una niña pequeña de nombre Lupe, que queria acercarse al lago un poco demasiado atrevidamente. Cuando la señorita se agachó para recoger a la niña, ude ver patentemente esa zona dulce y tierna de la entrepierna que rodea a la cajita del amor, sin depilar, entre la tela negra a lunares blanco de modal, y una fina lluvia empezó a caer y acosté la cabeza otra vez, cerrando los ojos, pensando en nada mas que en pasto mojado en mis manos, y el pulgar del pié excavando en el verde hasta llegar a la tierra humeda y maravillosa. Ahora estoy en casa escuchando a Pulp. Papas fritas en la sartén. Balvanera arde y chorrea grasa y bulle muy enojada. Los vientos de cambio no llegarán tan facil a esta parte oscura de la ciudad. El ventilador hace un ruido traqueteante y en la esquina hay dos botijas esperando abajo de puerta de un departamento a que les vendan una dosis de paco. En tres minutos cruzarán la calle y se sentarán con lo suyo y yo no tendré nada.

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