jueves, 27 de marzo de 2014

CARTA CERRADA/ MENSAJE EN UNA BOTELLA EN LLAMAS



Nosotros los feuchos, los seres de la belleza
que aqui nos congregamos dispersados entre la primera claridad de la mañana, despiertos por inquetudes contundentes irremisiblemente clavadas en nuestros corazones, con los ojos bien abiertos de par en par a un mundo populado por hijas e hijos de las explosiones atomizantes, hombres y mujeres del devenir eterno hacia la materializacion de
                                                                      la luz,
aquì decimos, mientras escuchamos con preocupacion los tambores de la guerra: no os preocupeis por nuestras lagrimas esporadicas bajo un cielo sin ningun tipo de dios, hemos subsistido a base de medio plato lleno toda la vida, imprecando amargamente firmamentos donde vuestros colosos de a cuerda de dòlar derramaban modernos postres putrefactos sobre nuestras cabezas.

Negamos contundentemente haber sido favorecidos por el billete, el comfort de la tranquilidad y la supuesta lejania del terror
                                                                     en la soledad,

las mieles de la educaciòn, ponzoña letal para los estomagos de los adormecidos, veneno fulminante para nosotros los hombres y mujeres salvajes, sin verguenza de nuestra risa o nuestra fragil armadura, negamos de plano haber sido ora construidos por el fervor catequista de los monsttruos de la doctrina de el verano obligatorio y sus pulgares de hierro.

Transmitimos desde nuestras camas de fuego y nuestros universos complejos y completos, morantes en la ilusion de nuestros ojos, y almohadas y zapatillas rotas, que vuestros panegìricos espasmodicos, shows lamentables, concilios paupèrrimos que solo flexionan el mùsculo del vàpido y vacuo dime y direte, y la premiacion del hombre mediocre elevado a lìder y semidiòs en un circo triste, les decimos a ustedes, señores de cerrar las bocas hambrientas, monstruos supresores de lo bello y el hombre natural:

Os hemos estado oservando detenidamente por cuatro milenios y por cuatro màs estaremos en vela salvaguardando el estandarte que el sentimiento mismo implica: sostener la mirada altiva en alto, el puño apretado y la mente clara para pulverizar con inapelable energìa la condena insoportable de vuestras lenguas donde se posan los gusanos de vuestras palabras, los planes del cancer universal, la eternizacion de la oscuridad satànica por sobre las criaturas de pensamiento fuerte y lomos acorazados por los terremotos y tormentas de vuestra estratagema negra.

Los estamos observando aùn. estamos nosotros escondidos entre las ratas en las cloacas y los satelites orbitando en el espacio, en cuerpos mèdicos y formaciones militares, en villas miserias y en fastuosos, altos rascacielos de lujo, somos el personal vacante y el viejo conserje jugando con las llaves en la mano, la molecula disgregante en el suero que entra en las venas para salvar la vida y la partìcula indetectable de veneno ahi en el corazòn, donde la excelente vid se transforma en amarga cicuta.
Donde hay un NO hay un doble no, y donde hay un sì hay un no tambien.
Siete cuerpos por cada bala, y un poema por cada niño nuevo.
Traemos aqui ante ustedes este alegre y dolido manifiesto, mitad lanza y  mitad leopardo, para deciros que vuestras promesas rotas han sido reemplazadas por abrigo, leche, libros y juguetes, vacunas para el enfermo, mano amiga para el desamparado y caliente polenta para el hambriento que yace abandonado a su mala suerte en las calles inacabables, que ustedes mismos trazaron para nosotros como si de la Vìa del Gòlgota se tratara.

Traemos aquì este testamento tambien ante Uds.-, a colaciòn de esa rosa de plastico lanza agua que nos hicieron oler cuando pequeños de la solapa de los soretes de la industria, los capitanes de la tristeza que engendraron siete millones de jovenes llamados terroristas que hoy se lanzan como bombas cardìacas hacia los verdaderos creadores del plexo del terror, actores principales de la plaga, y mismos titiriteros del miedo. Solo por la ofensa de la rebaja temprana merecen los espiritus tristes ser puestos verdaderamente tristes.

Por ende no colaboraremos en demasìa en tenerlos a ustedes todos gorditosy tranquilos, sino que trataremos de afinar la punteria con estos estiletes sutiles que perfeccionamos di a adia y noche tras noche, los haremos indetectables a los radares y a los analisis de sangre y cuando aparezca nuestra gentil y noble enfermedad desparramandose por vuestros cuerpos y lleguen las alarmas maullando alto a vuestros diarios y pasquines y periodicuchos, amañados para vuestra autocomplacencia, serà demasiado tarde. Se debilitaràn tanto vuestras virtudes demonìacas que tendran que pedir perdon a sus propios hijos de rodillas en vuestros preciosos Jardines del Edèn privados.

Y habrà un solo hombre, solo un pequeño, cansado, triturado hombre solo, solitario y apaleado, con el cielo en los ojos y las manos como mapas amigas del ripio y conocedor sabio de la partida de los trenes, sin madre ni padre ni patria alguna mas que la electricidad en la planta de sus pies y en la palma de sus manos, y estarà golpeando a sus puertas, una y otra vez, una y otra vez, hasta que el ruido de esa llamada de lo salvaje y lo natural sea tan estremecedora que vuestras cabezas colapsaràn en el pozo infinito de la locura ante el llamado a la retribuciòn de la naturaleza.

Os estamos buscando. Conocemos sus puertas, y estamos entre vuestras palabras.
Estamos llegando.


                     FcHrB, marzo, 2014


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