lunes, 16 de diciembre de 2013

33.

33.

Estaba consetudinariamente mal, envuelto en la carcaza de mi cabeza, atontàndome alegremente, solo por un rato. Mordièndome la comisura de los labios y zampàndome, sin ningun derecho, una grande mozzarella sobre el vasto colchòn, sin mantas, sin sàbanas, sin nada mas que el contacto superfluo de el matràk sobre mi gordezuela panza. Y mi pecho, que al igual que el tuyo, cobija un  corazòn. Soplaba un viento tierno desde el sur que entraba casi directamente por la ventana del tercer piso, y algunas nubes difuminadas entreveìan algun atisbo de tormenta, lejana, lejanìsima, tal vez mañana, tal vez mañana pensaba yo... con culpa, porque adoro las tormentas de la misma manera que atesoro tragedias de agua, y porque los jòvenes saben que la lluvia arruina las fiestas. Cuando la vieja me llamaba toda compungida por algun chubasco fuerte, o, sin màs, por alguna de esas tormentas hijas de puta que arrecian Buenos Aires todos los meses, sin razon de Diòs alguno... yo me morìa diez mil veces, querria saber ahora mismo pro que uno a veces recibe esos golpes de Dios. O ella, o mi novia, o mi gemelo malvado. Todos.
Y masticando la pizza, el cielo violeta, el alma del color de las violetas mientra transcurre la noche en un ocio gordo y predecible. En la pantalla del viejo televisor zumbante, Mel Gibson se enamora mil veces de la misma suave, pulcra, tersa aborigen tahitiana. Procede de manera cautelosa a fisicapturarla de el regazo de su padre, un rey desdentado que llora desconsola- damente la partida de su primogènita, alta papusa quien, del otro lado de la pantalla, o sea, en las butacas, es, cuando tiene tiempo para sonreir, cuando no es constantemente violada, una Miss Universo que se las trae. Que hoy en dia es una revendedora de ropa hindù quien sabe en que parte del globo. Allà tu. Cada uno se las arregla como puede. Sigue soplando el viento desde la ventana. Si fuera gato, ronronearìa, solo que los gatos no esperan, solo son sabios. Esta noche yo lo espero todo y no se nada de mi mujer, quien a salido en noche de chicas, supuestamente. Ya me estoy acostumbrando. Si ella es feliz, yo soy feliz. «Live and let live».
Me llamò y me dijo que se iba a lo de una amiga. Todo bien. Ponèle que yo soy ese tipo que nunca se queja. O se queja demasiado. Ponèle. Que yo sea una especie de ameba social no quiere decir que ella tenga que serlo tambien. Cruz diablo! Llegò a las tres de la mañana, con olor a licor de menta. Cerveza y mentas, es lo que era. Los ojos un poco pesados, enfundada en su campera de jean, la que compramos en el parque. Nuestro parque de juegos. Con el pelo rojo y la piel muy blanca, la sombra azul debajo, en los ojos.

- Nos tomamos una cerveza entre tres. Estaban carìsimas. Fuimos a Olivos.
- Todo ok. Me alegro que la hayas pasado bien.
Estoy irritado. La esperaba mucho mas temprano. Mañana vamos a lo de su amiga. En Temperley. Yo solo voy por ella. Vamos.
Nos acostamos, se saca la ropa, està tan linda... lo suficiente como para hacerselo saber sin ningun compromiso de por medio. Me acurruco cerca de ella con un muñeco de peluche de Tiger, el de «El Libro de  la Selva», como almohada, cerca de su cuello, su pecho, su centro norte. Paso una mano por su pecho blanco. Calla. Solo respira.
- Tengo las tetas mas grandes?
Ok...
- Nò.
- Porque estoy esperando que me venga...
- LA PUTA QUE TE PARIÒ, ENFERMA DE MIERDA...!
Me levanto intempestiva y furiosamente. lo que mas me molesta es que no me puedo quedar en mi propia cama fumando y puteando: a ella le molesta el humo.
- La concha de tu madre, no podias guardartelo para vos misma, no, forra de mierda...!
- Peeeero...!, quiere argumentar algo mas pero: a) està tocada de birra, b) debajo de la birra sabe que no tenia que cagarme la paz de manera tan pelotuda.
Y no dice mas nada. Hace unos quince dias hicimos un test de embarazo. Dio negativo. Ella no podia embocarle al puto STICK, aunque fui testigo de que SÌ se habia mojado con la orina. Diò negativo. Somos volàtiles e inocentemente autodestructivos. Reincidìmos. Cada vez que nos pasa, y esto debe de haber sido ya unas cuatro veces, lloramos. Nos acurrucamos uno con el otro en la cama, esperando los cinco minutos de reaccion del test, besàndonos, temblando como una hoja, descontrolados, abrazàndonos cada vez mas fuerte, cada segundo que pasa mas fuerte, sin màs musica que nosotros mismos vivos ahì, ella arriba de mì, mientras el segundero en el relòj pasa lentamente instante a instante, los engranajes gimiendo por siempre jamàs, y el stick de embarazo està arriba del anaquel del botiquìn, y yo cierro la puerta para que no le dè el humo en el aire, en mi pobre baño mugriento y mohoso, y ahì queda, y entonces es nuestro DIOS, nuestra guadaña, nuestro todo sin màs. Y pasan un minuto, dos minutos, y ella va al balcòn a leer las instrucciones en la caja del test de embarazo y me doy cuenta de que no entiende mucho de nada, solo ama, ama sin mesura y todo la hiere y todo la hace feliz, como un maldito gamo en un bosque de arrayanes de Wal Disney, y si un viento fuerte se cruzara en su camino, su cabeza saldrìa volando por el aire con una ultima consonante de disculpas asomando por su boca abierta.
Y yo estarìa condenado por siempre, y ella no tendrìa remisiòn, y yo serìa indiscutiblemente el imbècil del siglo.
Buenas noches, queremos presentarles al Sr. Imbècil del Siglo. Y señora. Mucho gusto, que tal està usted... adiòs, adiòs...
Lloramos porque no estamos preparados para ser padres, y lloramos porque no vamos a ser padres, y lloramos, ella, no sè bien por què, ya que no me lo dice nunca con claridad o siquiera con un atisbo de claridad, ni mucho menos, y yò por miedo a tener un niño con una mujer niña que merece vivir un poco mas, y no se merece ser TIMADA y empalada de por vida por un truhàn que no tiene donde caerse muerto como yo. No quiero tener un niño en la pobreza. No quiero que me vea llorar de emociòn mas de dos veces por año. Yo lo harìa dos veces por semana! Probablemente desde un asilo de locos. No sabrìa como decirle que no tenga verguenza, deberìa ser un coloso por propio derecho y esfuerzo. No quiero cargar en mis brazos a un neonato con el pulso debil de mis bracitos de mierda, mi calaca eterna, o que se me caiga de los brazos. Simplemente no puedo. Soy pobre, estoy bajo presiòn, no tengo apoyo familiar, todos se fueron, la salud no me acompaña mucho, los amigos son de cartòn piedra pintados en una representaciòn teatral de feria de loquero. Y ella es una niña aùn! Digo yo, o estoy equivocado? Es un angel delicado dentro de la maquinaria de trituraciòn de carniceria del mundo. Todos moriremos, pero nosotros dos estamos hechos de un fino cuero fatàl, de un tipo especial de carne y de piel que los bastardos pueden oler a kilometros de distancia. Tengo miedo. Miedo? Pavor en las entrañas de mi vida, tengo! Y esta pobre criatura con una pobre criatura dentro, alimentada por milanesas de pollo y arroz, cuatro veces por semana. La leche, el abrigo, la miel. Las mieles. Los terribles faltantes. Imposible.
Y en el stick aparece una solitaria rayita del color de las uvas negra, del color de la violeta en lo que parece ser un sucedàneo del algodòn. Pienso en quienes se reirìan de esto y parecen ser todos. Esto aquì, adonde lo escribo, es un lugar muy desoladoramente solitario para nosotros dos. Una rayita violeta. Si fueran dos, tendria que ir a comprar pañales. Tendria que afinar el pulso. Tendrìa que buscar trabajo. dejar de fumar e iniciar una dieta por dieciocho años o màs. Tendrìa que hacer tantas cosas que el corazòn ya no querrìa escribir de las aventuras del lo-fi y de la colisiòn de los fugitivos corazones.
Tendrìa que escribir de la vida, tendrìa.

Y aqui estamos en domingo, con una media sonrisa caradura, sorbiendo el drama. Es bueno ver a los gomìas. Los fines de semana solìan ser muy estèriles y llenos de un pànico atroz adelante del vaciò. Nadie a quien llamar y solo el maldito reflejo delante del espejo.
- Hola, querria presentarte al señor... ya lo conocès. Es el culpable de todos tus infiernos. Tiene exactamente tu mismo nombre, tu misma cara, tus mismos tatuajes, tus mismos ojos, e, inclusive, escribe poesìa como vos todos los jueves a la noche con una botella de vino tinto al lado del mismo monitor que usàs vos. Pierde el pelo como vos. Tiene brazos cortos como vos, es cabezòn como vos, petiso, desaseado, obtuso y barrigòn como vos. Debe ser vos mismo, no es asì?
Y uno lo negaba todo, pensando que uno tenia alas y era super especial.
No era el caso. Ese sujeto era uno mismo, cuesta abajo, con el puñal en la yugular.
Los domingos no ayudaban. Pero ahora lo hacian, de alguna manera primitiva y maravillosa...
La vida «parklife» bien podria ser llana, chata, si no fuera por las figuras femeninas, los muslos, lo radiante de sus sensaciones y los rayos que expelen a travez de la piel, y lo maravillosamente lejano que parecen esas piernas, esos vestidos limpios, esas melenas rubias y morochas que parecen flotar en la linea de mi tiempo con  un perfume dulcìsimo, que bien podria ser el vientre del cielo. Sufriste hambre de mujeres alguna vez? Si es asì, quiero que estès en mi equipo. Sì, tengo mujer. Sì, mis amigos nò. Sì, el menù es tentador, pero quien camina derecho no anda torcido. Lo malo es no andar. Aqui en el verde le doy el lujo a mis pies de respirar el pasto y andar entre las luces del cielo, y hoy es un dia temprana y sorpresivamente nublado, y uno querrìa tal vez lamentarse  y aburrir a todo el mundo, pero Laura, mi Laura, anda un poco desanimada, porque este domingo es igual al domingo que pasò, y el otro, salvo algunos detalles importantìsimos, y me lo marcarìa en el bondi de vuelta a la avenida Santa Fè, apretados entre los bueyes, apestando todos menos ella, que es como un lirio, que es fina como la ley del oeste. Me dijo, casi sin  quejarse: no quiero que todos los fines de semana sean iguales. Pensè en regañarla y decirle que si quiere un mundo hermoso bien estarìa tratar de alcanzarlo con algo mas que buenos deseos, pero yo que estoy crucificado y vivo abajo del agua con todos los peces de la mafia, asiento porque sè que es verdad,  y asiento esperando que el proximo fin de semana, cuando me lo diga de vuelta, todo esto mejore, magicamente, o que suceda otra cosa. Mi osamenta es predecible, ella la eligiò entre otros pocos o tal vez entre nada y ningun otro. Y la compadezco. Yo no me elegirìa a mi mismo, yo cerrarìa la puerta, prevenido por dios y por el diablo, seria sagaz, inteligente, un tipo copado con todo el tiempo del mundo, sin presiones, sin sucumbir a las urgencias de la pija. Pero en ese caso, serìa una perra, y tal vez estaria encantada de tener a un loser tan amable y dulce como... yo mismo. El caso es que no somos insoslayables, irreconciliables opuestos, y la alegria que yo vi en ella y la que ella viò en mi se revelò, entre guardia de hospital y suaves gestos de violencia, y ternuras profundìsimas al borde de la vida, en lo que realmente era: un tedio entrañablemente familiar, un tedio insoportable de navegar en un mundo cocacolezco donde los marcados no podrìan ser perdonados. Ves? Ahi està mi queja. Yo puedo soportar el sopor, irme a la tumba completamente incompleto.
Pero ella tiene veinte años y odia el cigarrillo, y al estupido de su padre. Y me reta a mì, porque el humo va flotando desconsideradamente hacia su cara.

- Estoy pergueñando algo bueno, me llamaron de la bolsa de trabajo, la de retrasados mentales. Hay un laburo en el planetario, necesitan un vigilador, o un tipo en el puesto de informaciones... me pusieron en la lista. Son tres entrevistas. Si paso la primera voy a la segunda, si paso la segunda voy a la tercera, y ahi me toman. Es un buen laburo. como cinco mil pesos. Està bueno. con eso me podrìa comprar un televisor de sesenta pulgadas en ochenta cuotas de doscientos pesos.
- Pero Damiàn, vos ya estas endeudado hasta el cuello, la ultima vez reventaste esa tarjeta Argenta y no podìas ni tomar una coca cola.
- Ahora si puedo, si me mido con los gastos... llego. Ademàs tengo la beca de estudios. Dos mil pesos. Me voy a comprar un lavarropas, un secarropas, ropa, bermudas, un celular nuevo en cuotas y, encima de eso, me queda para otras cosas mas!
- Como que?-, pregunto, sin el menor interes aparte de la diversion malsana.
- Una computadora para editar video. Necesito una de esas. Ocho gigas de memoria, minimo. Si no, no se puede. Ocho gigas y me bajo un programa, el Vegas. Vos ya viste lo que hice.
- Si, lo vì. El corto con fotos de el espìa que manda las cartas debajo de las puertas. Ta bueno. no es lo mejor que vi en mi vida, pero esta OK.
Pensè entonces, rodeado de la vida en el parque, de lo que bullìa: brindemos con mate, por suerte, algo sale, a alguien. Quien sabe, podria pedirle un prestamo en ochocientas mil cuotas a èl si es que el quìa confìa tanto en mi como el confìa en el poder crediticio de sus tarjetas. Tratarè de recordar esto para mi provecho, malvado como los dientes de una morena, pensè, me acordarè de cosas y de dialogos. Instant reality check: me doy cuenta de que yo y mis limados amigos solo hacemos operetas ligeras que no puedo recordar bien. Quien sabe, tal vez seamos solo gente intrascendente. Engullidos por nuestro mito y nuestros problemas pequeñajos y soretes.

-... Sì, y voy a hacer todo eso y terminarè la carrera de producciòn televisiva con esa compu...
- Cuanto te cuesta esa maquina, Spielberg?
- Ocho mil pesos.
- Y de donde vas a sacar esa guita, animal...?!?
- Le pido a mi vieja que me saque otra tarjeta.
- Te va a mandar a cagar.
- Si no me la dà me mato.
- Creo que te matarias igual aunque te la diera, che.

Laura se rie, es condescendiente con los condenados desparpajados. Yo tambien.
Disfruto mòrbidamente de esta charla. Ella nò. Tal vez deberiamos estar juntos en otro lugar, los dos solos, afuera de esta reuniòn. Yo sè que ella lo està. Lo veo en sus ojos. Ella tiene veinte años, y cuando sucediò lo que sucediò, todos sus amigos y amigas se fueron a la mierda, abrièndose de piernas. No quedò casi nadie, excepto los interrogantes, mientras el mundo cruel seguìa dando vueltas. Tenìa un piano, pero se lo quedò el viejo en la otra casa, con la mogòlica de la noviecita, una morocha gorda con el culo lleno de pùs.

Damiàn no sonrìe. Està con los ojos saltones debajo de sus cejas rubias, casi inexistentes, y los ojos detràs de esos anteojitos de montura que todos los niños bien, proactivos y prolijos, descerebrados progres todos ellos, parecen usar. Puedo entender mi enojo pero nada mas allà de ello.
Damiàn no es malo, solo es Damiàn.
Pasa una chica con una bicicleta cerca nuestro. Grandes musculos elàsticos y una gran sonrisa de pan integral y vida natural. Estudiante de Filosofìa y Letras, diagnostiquè, tal vez inclusive algo mas benigno. Nos ofrece pànes de harina integral, rellenos de mozzarella, tomates y albaca. Albert pide dos y convida. Sentado como un agradable Buda con su remera triple equis y las zapatillas blancas ordenadas en una postura de màximo bienestar. Me hace sonreir. Un tipo cerebral que en algun momento de su estancia en este planeta debiò haber aprendido a ser frio y calculador, una refinada mesura despuès de un muy mal trago y la mala suerte de creer merecerlo. No resultò bien ese trip. Media vida encerrado y las pastillas solo alcanzaban despues de un duro ajuste de cuentas. Justo al borde, pero alegres todos de tenerlo con nosotros. Todos nosotros tenemos un angel de la guarda salvandonos el culo todo el tiempo.

Hace calor y el ànimo es bueno. Pequeños milagros: el mate, el tererè con jugo instantàneo y el mate caliente de los que pican en el alma. Torta, amigos. Todos nosotros deberiamos estar muertos, excepto Laura, que no deberìa morir nunca, porque se necesita calidad y belleza en un mundo populado por feos hijos de puta. Algo es seguro, este conjunto no es lo mas glamoroso del mundo pero, Dios nos criò y nosotros nos juntamos. La calidad siempre se impone. Hablamos de este y aquèl, lo llamamos «cuereo». En realidad no lo disfrutamos, somos cinco gatos locos perdidos en el puto tùnel del tiempo. Padres muertos, sin trabajo, sin horizonte. Èste tiene plata y no sabe, este otro no tiene un cèntimo, y tampoco sabe. Nos internaron tantas veces que ya perdimos la cuenta, y aquel se pasò media vida en el calabozo, y este que suscribe tiene envidia de este terrible encuentro y de la experiencia de ellos y, sabes vos? Me persigno.
El encierro indiscutible es una perdida de individualidad indiscutible.
Y aqui estamos. Y aqui estoy. Los miro a todos de soslayo, no quiero que sepan lo que pienso. Nunca tuve un grupo de amigos tan maravilloso como este.
Pasa el mate, se cierran las nubes. las camisas y las remeras se pegan y nada puede ocultar el hecho irrefutable de que estamos todos bastante gorditos. La atmosfera se hace pesada y elèctrica, y sigo pensando en lo que dirà mas tarde Laura: todos los fines de semana igual. Tiene razòn. Estas no son vacaciones, esto es un mal signo. Tal vez deberia repasar todas las letras de blues que he escuchado. Cada lick de guitarra, debe de haber un mensaje, debe de haber una ayuda. Como zafar, como aprender a empezar a vivir.
La mozzarella debe ser un elìxir de los dioses, hace vibrar. Laura goza. Estoy contento porque hoy al mediodìa comimos bien. Pollo broster con arroz y papas. Mantecol de postre. Yo me duchè con agua fria, con deleite. Estoy contento.
Laura no està embarazada.
Està justo justo a punto de empezar a llover.

El humo entra mis pulmones y aquì se va otro cigarrillo. pobre cèsped recibiendo mis colillas ardientes. Aqui va otra al suelo. Hay un par de chicas muy bonitas por ahi. Si dejo este cigarrillo seguro las voy a pòder ver mejor sin que nadie se de cuenta de que estoy en otra cosa, en lo mio.

Apago con la izquierda. pero le erro completamente al cèsped y se lo apago dos veces en un dedo a Alberto.

- AAAYYY AGHH LA CONCHA DE TU MADRE ARRRGHH AHHH ARRGH AYYYY!!!

Alberto sale dando un respingo sacàndose las brasas incandescentes de la mano. Vuelan por el aire, por la alegria del aire y todo se pone un poco demasiado gris.

- LA PUTA QUE TE PARIÒ!
- UyyyyAlbert, perdon, uy, tomà ponete un poco de jugo de manzana ahi...
- PERO PELOTUDO NO VISTE QUE TENIA LA MANO EN EL SUELO????
Albert està que trina. Sale corriendo a pedirle el hielo que descartaron las minitas, las que yo estaba bichando. Vuelve todo compungido y enojado.
- Albert no queres que te vaya a comprar una pomada? Algo, lo que sea.
- PONETE POMADA EN EL CULO, LA PUTA QUE TE PARIÒ...!
- O algo con furacina, unas gasas...

Y le empieza a salir una ampolla grande y azul.
-
- SI SE ME INFECTA TE VOY A MANDAR LA CUENTA, LA CONCHA DE TU MADRE...
- Ponete hielo Albert... perdòn, no vi que estabas apoyado en el cèsped. Esperà que voy a buscar màs...

Las niñas son gràciles. Son tres. Se rien de mi torpeza. Tienen muslos suaves y redondos y jòvenes. Pienso: oh siii, podria culearlas por turnos, ooh siiii...
Pasa una jovencita con una caja de panes rellenos. Tiene los costados de la cabeza rapados a cero y un jopo de rulos inverosìmil en la mollera. Gordita, curvas en los lugares adecuados. Un tenue vestido, botitas. Una alegrìa despreocupada. Panes rellenos. Oh si. Se agacha para mostrarnos los panes. Puedo ver patentemente los pelos de su concha a los costados de su bombacha, con voladitos blancos y rosas. Pienso, oh, si, nena, sucia hippie, te echarìa un polvo salvaje e irresponsable. Compro tres panes. Yo invito. Cuanto màs tarde en sacarlos de la caja, mejor para mis ojos. Que sean tres. Oh yeah. Si estan tan caliente como vos, eso serìa un golazo.
Alberto sigue con el hielo pero hace un break en el curso de enfermeria bàsica para zamparse el pan relleno de capresse. Desaparece en cuarenta y tres segundos.
Es un dia lindo. No memorable, pero agradable. Pinos japoneses y culos argentinos. jòvenes y viejos, todos perdidos y encontrados. Un tanto secos, un tanto llenos de agua y pùs, un tanto hinchada y un tanto desagradable. Eso los hace humanos. Mucha carencia de musica y ritmo, excepto cuando nos estamos matando sutilmente. Entonces la canciòn humana es mas grande.
Es el hit mas grande de la historia.
BORN TO DIE.

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