sábado, 30 de noviembre de 2019

BUENOS AIRES, 30 DE NOVIEMBRE, 2019


Nostalgia devastadora.
Nostalgia y arrepentimiento por el cuerpo y la mente que estoy perdiendo.
Nostalgia devastadora por los lugares que nunca veré y los lugares a los que nunca podré ir.
Nostalgia de mi infancia en La Rioja, nostalgia devastadora porque nunca podré obrservar el mar con mis ojos que otrora fueron vírgenes e inocentes.
Nostalgia de mi padre que está del otro día de la vida.
Ayer dije que no me arrepiento, hoy digo que debo pagar con la moneda final.
Nostalgia de la soledad de estos ultimos 17 años, enfermo, loco, empastillado con lo que hoy considero parecen ser frios caramelos de mierda, con el humo del cigarrillo entrando en mis pulmone y en mis corneas, vómitos, lágrimas, encuentros amorosos viciados por mi imposibilidad de performar, ya insalubre.
Nostalgia de esos primeros dias de revire, sin pastillas, en que mi locura bondadosa me llevaba a meter la picha sin que el corazón me explote al medio.
Nostalgia de los escritos en las redes sociales en que me presentaba claro, un tanto jocoso.
Se han terminado los chistes. No me rio casi nunca. Veo el mundo como quien mira una pelicula pornográfica: convencido de que el guión es malisimo y las acciones del amor solo son actividades performáticas mecánicas y sin sentimiento.
Lo que me pasa es esto: donde veo vida y juventud, yo codicio, y para obtener de vuelta ese oro puro, debodesprestigiar y desconfiar de mis vestigios de juventud y la juventud de los demás.
Por lo demás, soy joven, por el resto, solo puedo tirar de ello con el lomo de un enfermo terminal. Acudir a mis canciones, cada dia mas despojadas e infralustres.

Tengo la certeza de que todo lo que suceda de ahora en adelante será una prolongación de estar en cama.
No lo temo, pero la sensación de asco de mi mismo es indeciblemente grande.
me siento enfermo y contagioso.
Se me atora la garganta y cada día es un sol que se pone adelante de mis ojos cansados y acostumbrados al humo del cigarrillo y la penumbra de esta casa, que ya no me quedan dudas que está maldita desde el dia en que dormí en ella por pirmera vez que pasé la noche durmiendo con un cuchillo debajo de la almohada.
(Esto es verdad: dormí con un cuchillo debajo de la almohada la primer noche, en mi pieza, en este barrio, bajo esta estrella negra tan mía).

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