domingo, 4 de septiembre de 2016

UN INFORME DEL CARIÑO (o como apareciò septiembre despues de la desapariciòn de agosto).


Con una mezcla de terror (si, esa es la palabra antes del HAMBRE posterior), amor... amor... amor del bueno, que quema, que sabe a la victoria de las maravillosas y resilientes ratas. Una mezcla de excitaciòn, paciencia, hambruna, calentura, maravilla.
Porque el 1ro de septiembre, un viernes, de el 2016, dos dias despues de unas muchas lagrimas, y de sentir por largo tiempo un odio animal hacia todo, y de tanto tiempo de cinismo amargo, de bronca de viejo choto. Eso, tanto tiempo de vejez:

Conocì a Carla.

Carla toca en una banda. Se llama Diana Divaga. No se como lleguè a su pagina en Bandcamp. Los busquè en Facebook. Los encontrè. Vi fotos. Escuchè mas temas. Volvì a ver fotos: esta chica con una guitarra Yakinowa. Las hechas en Lanùs. La guitarra es probablemente mas grande que la chica en sì. Un cuarteto. Baterista, tecladista, guitarrista, bajista, mas la diminuta guitarrista y cantante.
Epa, eso es un quinteto.

Le puse en la foto: "Aguante la Yakinowa". Y despuès:
"Nunca dejes de hacer mùsica".
Recuerdo esto vagamente, porque Carla me lo contò cuando nos juntamos en la Casona de Humahuaca a tomar unas birras. Iba a ser una sola, supuse, pero CaRLA invitò la segunda.

Tambien se la conoce como Ingrid Cold, "pero me podes llamar como vos quieras", me dijo por el chat de FB.
Recuerdo que cuando me dijo esto, o me escribiò esto, yo pude sentir en ella una entrega, una entrega genuina. Sè que suena cursi y medio mitomano, pero lo supe. Me dijo que yo tocaba bien, que era el Daniel Johnston argentino. Me reì. Pensè "Espero que no, porque asì terminò, el pobre Johnston". Me dijo que Diana Divaga estaba en un lapsus de quietud por la partida del estupido tecladista. Intuì con bestial alarma que me iba a pedir que me una a la banda.
Mas tarde le explicarìa que las composiciones, que resultaron grabadas por ella, eran exquisitaS ASÌ COMO SONABAN y que serìa estupido arruinarlas porque no soy tecladista ni nunca lo serè y ademàs todos los temas estaban en una nota bemol, y yo toco mayormente tripletes con las notas blancas y ademas soy medio retrasado mental. Toco con caradurismo. Soy un friki. Un hèroe de cartulina.

"Vos no maquillàs nada", me dijo.
Pensè, esto es verdad, y esta piba es receptiva, una en un millon, a lo que hago torpemente sin mentir.

Por algun motivo que desconozco, me invitò a conocernos. Accedì. No sè por que. Yo simplemente no me encuentro con gente. Soy malo, huraño, temeroso de todo, mi coraje no es la valentìa, mi unica cualidad es esconderme.

A las 8 y 20 estaba dando vueltas en la puerta del Emergente. Habiamos quedado para las 9. Hacia frio. Estaba fucking gèlido. Entrè a un negocio de chucherias chino abierto todavia a esas horas, repleto de animales de plastico, tiburones cabeza de martillo, bagres, dinosaurios. Pequeños y muy caros. Vì unos stickers baratos. Encontrè uno que parecia ser un monstruito de Ben 10, como un monstruo de lodo, violeta. Un pequeño regalo.
Lo puse en el bolsillo interno de la campera, cerrè el cierre de la campera y me fui afuera a capear el frio como pudiese. No tenia mas razones para quedarme en el negocio.
A las nueve en punto vi una figura negra recortada contra las luces de Corrientes, acercandose al Emergente. Obviamente pitaba un cigarrillo. La luz mortecina naranja del local le iluminaba parcialemnte la cara. Era pequeñita, la figura. Cuando se acercò a las luces me puse a su costado. Me dijo de refilòn:

"Fernando?"

Un beso en la mejilla.
No recuerdo estar nervioso. Las cortesìas previas al encuentro, honestas, me pusieron en un humor de solemne alegrìa, eso y escuchar "Hey, Jupiter" de Tori Amos antes de salir, la cual tarareè todo el camino hasta Gallo.

Pelo amarillo-naranja. Campera de polar negra. Una maravillosa bufanda de gruesa lana de color violeta. Mochila. Ojos grandes brillando en la oscuridad. Una sonrisa.

"Ingrid".

- Como estàs?
- Algo cansada -, dijo dando un pequeño bufido.
- La vamos a pasar re bien en el Emergente con las birras, està cerrado y hay una fiesta privada y cobran entrada.- le dije yo con un forzado sarcasmo.

Ese fue mi salvoconducto para:

a: no pagar una entrada para tomar una birra y ver una banda mierdosa, que es lo que hacen en el Emergente.
b: huir del esnobismo ortiva del lugar.
c: tenìa ochenta pesos, si entrabamos no podia pagar una birra de setenta pesos de mierda.

"Ah", dijo Carla.
- Conozco otro lugar, se llama la Casona de Humahuaca, es un lugar con patio, se puede fumar y la birra està barata.
- Es verdad, hay un par de bares por acà.
- Vamos?
- Vamos.

Yo le tenìa idea a esta cita. Primero porque no habiamos hablado de hablar nada de mi supuesto puesto como tecladista.
Segundo porque la mina parecìa un personaje salido de un sueño loco de mi cabeza. Me habìa contado un par de cosas personales. Me dijo que habìa estado en tratamiento, que le habian dado un par de diagnosticos y "que ahora "ya no tenia idea de que era".
Yo tomè esto como algo muy importante e intimo, y me dije, aqui hay algo interesante. HAY UNA PERSONA.
Debe ser eso lo que me llevò a conocerla en persona, el reflejo de alguien real que probablemente habìa pasado las de Caìn. Mi intuiciòn (y la de ella) habìan sido mutuamente reconocidas y respondidas.

Fuimos a la Casona (el cambio del Emergente a la Casona fue benigno, yo conocìa el lugar y me parecia mas amable el ambiente)(y se puede fumar en el patio, cosa motherfucking sine qua non).

Ella se sacò la mochila, se sentò en la silla contra la pared. Yo me sentè al lado de ella en escuadra, con la cerveza en la mesa y una bandejita de pochoclos salados horripilantes y muertos al nacer
.
Por primera vez en mi vida no sentì miedo alguno. La cara de Carla era franca, blanca y contenida. Grandes ojeras, que a lo largo de las cuatro horas que estuvimos charlando debajo del frio de la noche en el patio se hicieron mas negras.

SE ME HIZO LA IDEA DE QUE DEBÌA TENER UNA VIDA INTERIOR MUY RICA EN EMOCIONES, y que esas emociones pasaban de su interior a su cara. Bellisima, por cierto. Suaves mejillas (supuse).

No sè muy bien lo que nos dijimos en todas esas horas. Pero me dijo algo:

"Vos me pusiste que no deje nunca la musica y yo estaba por dejar todo a la mierda y eso me hizo un clic. Queria conocerte".
Carla entornò los grandes ojos con la mitad de la cara escondida debajo del flequillo naranja.
Lo tomè como un pequeño halago que me erizò los pelos del alma: si no veniamos a hablar de la banda de ella, o yo como un presunto tecladista, esta chica me estaba diciendo que me encontraba interesante. Como soy medio retrasado y me hago el sota con todo (excepto con el precio de las cosas), no acusè recibo. Mirè el vaso de cerveza. La volvì a mirar a ella y ella no me miraba.

En varios momentos me quedè sonriendo, viendola a la cara. Ella me mirò con esos ojazos francos y bajò la cabeza. Yo escupì o me saquè de la boca los ollejos de el pochoclo y los tirè para todos lados, ahogandome. Tomè un sorbo de birra y CaRLA SE RIÒ. Le dije: No tenès idea de lo cerca, a milisegundos, que estuve de vomitar la birra y los ollejos por toda la pared y tu cara y estas señoras que tenemos al lado. Carla se cagò de risa. Me dije, si no se asquea con esto no se va a asustar de nada. Y eso me gustò. Me gusta una mujer asì. Con ovarios.
A medida que pasaron los minutos tomè nota de comprarle unos guantes: se estaba cagando de frio, las manos las tenìa heladas. Hubiera querido agarrarselas y frotarselas. Pero considerè que parecerìa un asaltante de niñas o algo asì. Reciordè que me habìa dicho que tenìa 29 años. Se puso las manos en los bolsillos del saco de polar.
Me parecìò bellisima. delicada, gracil, fluida, con una buena conversaciòn, mucho mejor que la mia, y con un gran sentido de la sensibilidad y el humor. Percibì en ella un gran corazòn y un gran deseo de ser contenida.
Una persona amable que es amada por muchos. Y por esta sensibilidad, el desencuentro con el mundo externo, con el sistema, con la puta calle, con la gente mala.

Inmediatamente sentì la necesidad de pensar que deberiamos ser amigos.

La cerveza hizo efecto en mi. De hecho, a los dos. Nos fuimos a mear al baño varias veces (separados, obviamente), y cuando Ingrid/Carla volviò del baño, me dijo risueña que habia un cartel en el baño que decia "TIRA LA CADENA DESPACIO Y APRETA EL BOTON DESPACIO ASI TENEMOS BAÑO PARA TODOS TODA LA NOCHE" en letras muy amables.

- En el de hombres tienen uno igual?
- No, ese tipo de atenciones amables solo pueden haber sido escritas por mujeres que le hablan a otras mujeres, probablemente por desidia. Es la voz de una conchuda hablandole a otra mujer.
Carla se riò.

Por dios, pensè, que bonita y que simpatica que es.
Me acordè del sticker y se lo dì.

- Tomà, para tu monstruo interior.

Lo tomò y lo mirò como si le hubiera regalado una Ferrari o le hubiera garantizado techo y comida por el resto de su vida.
Ternura pura.

- Es re lindo, que es?
- No lo se, es como un monstruo de barro, un monstruo de lodo japonès.

Notè sus manos. Blancas, delicadas, de hermosos dedos. Pequeña mano aferradas a un sticker de 8 pesos.
Maravillosas manos. Esas manos hacian la musica que tanto me gustaba.
En un momento, cuando Carla fue al baño, agarrè la bufanda y la olì. No sè por que lo hice. La volvì a poner en la silla.
Tenìa olor a HOGAR.
Volviò del baño, se sentò, pedimos una segunda birra.

"Yo invito", dijo ella.
"OK, yo la busco".

Volvì a la mesa y me preparè a servir.

"Como la queres, con o sin espuma?"

(probablemente la pregunta mas estupida de los ultimos 3 milenios, a quien le importa? Solo me quiero poner curda, podria haberme respondido).

- Mitad y mitad. - Me dijo.
- Hey, eso lo haces solo para joderme. Como mierda es MITAD Y MITAD??? Ok, ahi va.

Larguè el chorro de cerveza, una mezcla de amarillo con verde a la luz electrica.
Le calucle el "mitad y mitad". Ni mucho ni poco. llenè bien el vaso. La espuma se elevò lentamente.
Ella dijo:

"Asì està bien".
"Genial", dije yo.

Carla me hablaba con reserva, casi recato podria decirse, de sus cosas. Dejaba entrever una gran personalidad, un gran caracter debajo de una sombra de humildad y de fragil anhelo. Me contò una anecdota de una epoca de su vida donde escondìa las botellas de vino barato, el Michel Torino, debajo de la cama, hasta que un dìa se las encontraron todas y quisieron mandarla a rehabilitaciòn. La madre le apuntò con el dedo indice, sentadas en un sofà, mientras hacìa las preguntas amonestantes de rigor.
- Me dio mucha risa la foto tuya, Fer, la de las botellas apiladas en la heladera.

La adorè por su honestidad. Anteriormente por el chat yo le habìa preguntado: "Que hay adentro tuyo?". Me habìa contestado que "eran cosas muy personales".
Ahora derramaba sinceridad. Me contò de pastillas, de periodos profundos de depresiòn, de trastornos. A cada palabra que Carla decìa se hundìa en mi el presentimiento de que abrazarla era una convicciòn. Esta chica era admirable.

(lo sos, zanguanga).

- Segun Johnny Depp, los manises de los bares tienen 17 clases diferentes de orina Humana. Esto es por todo el manoseo de los manises. O sea, Carla, que tenes en tu boca el contenido de 25 vejigas humanas.
- Jaja... Eso no lo dijo otro... en otra pelicula?
- Sueños en Arizona?
- No, en otra...

Mandè cualquiera, me dije.
Evitè hablar de mis penuriaS TODO LO QUE PUDE. dEBO HABERLE CONTADO ALGUNAS CUANTAS. Ella me escuchò muy atentamente y en su cara solemne y vivàz notè un gran respeto y paciencia. Parecia cambiar de niña a mujer cada quince minutos. Tal vez era una idea mia. Evidentemente no habiamos quedado en hablar de tecladistas o de bandas, pero me contò que los temas que yo habia escuchado en bandcamp estaban grabados integramente por ella y que tenia muchos otros "que eran de un periodo anterior que ya no los representaba a ella o a Diana Divaga".
Casi me caigo de culo.
Todo estaba grabado por ella??? Aparentemente sì. Por lo que yo podia recordar, habia una gran sofisticaciòn en el puñado de canciones colgados en la web.
Poco sabia yo que un dia despues me darìa un pen drive con 80 y pico de canciones mas que tenia encanutados fuera del ojo pùblico.
Esta persona de un metro cincuenta habia tocado todo eso, y mezclado todas esas canciones con ornamentadas armonias y arreglos? Me dije, ok, me estoy sintiendo "UN POCO" intimidado. Solo un poquito. Porque la mina pelaba, tocaba, y era como una pequeña novela indie pop dark new wave del re carajo (al dia siguiente al volver de vernos por segunda vez, me caeria de culo por segunda vez al escuchar los temas en su integridad, todos ellos).
En el transcurso de la noche nos tiramos chanzas. Reimos, sonreimos, nos reimos de la posibilidad de tirarles los manises masticados a las dos cotorras insoportables que parloteaban a mi costado sin cesar (cosas de mujeres totalmente insoportables y mal cojidas).
Por segunda vez, Carlita dijo algo muy intimo sobre la ansiedad que tenia de verme. Sentì el golpe. Creo que no lo acusè, no lo recuerdo, creo que bloqueè el instante inmediatamente, supongo. Me hice el sota y cambiè de tema, mayormente porque me agarrò PREVENIDO pero en pelotas. Ella se sentaba ahi, toda pequeñita y completamente afable.
Me desarmò por completo.
Yo solo dije idioteces y entre las idioteces lo unico que hice fue ir a mear y taparme la boca con un puño tembloroso por el frio para reprimir los eructos. Fuì no amable, sino que le devolvì la respetuosa ternura. Creo haberlo hecho. Tal vez fui un payaso. Pero ninguno de los dos estaba desconocido de el uso de mascaras. Ninguno de los dos estaba usando una.
No teniamos cobijo del frio y Carla se helaba.
Hablaba con gran intensidad, con un afecto interminable. Me sentì completamente a gusto. .Me preguntò si tenia alguan peli para recomendarle. Se me ocurriò decirle de Zabriskie Point. De Michelangelo Antonioni.
"Te la grabo asì la ves en el dvd."
"No se si tengo dvd, pero creo que mi compu lee dvds"
"Bueno, yo te la grabo igual", dije yo recordando de que cada vez que grabo un dvd sale mal grabado y sin subtitulo y que en general soy un imbècil con la tecnologìa mas basica.
Supongo que Carla asintiò.
Yo estaba hecho un flan.
Corrì a pedir una birome y Carla me diò un paelito y la anotè.
"Esta mina es genial".

(Nota del que Escritor del Orto: tengo que aclarar mas?)

Despuès de cuatro horas sentados hablando y tomando la cerveza lentamente, empezaron a levantar las sillas. Eran las dos de la mañana. Yo no estaba cansado. Hacìa media decada que no me pasaba de hablar tanto con alguien y pasarla tan agradable, tan bien.

Me dijo que iba a ir caminando a su casa, en la calle Colombres, en Boedo.

"Si querès te acompaño".
"Estas seguro?"

Mierda que si, pensè para mis adentros. Yo con vos me voy a Islandia, en remera y ojotas.

Empecè a tiritar y a castañetear los dientes del frio de mierda que hacìa. Solo tenia un pulover fino, una camisa y una campera de cuero.
Vi sus zapatillas. Tenia unos pies muy pequeños. Zapatillas all star negras, babuchas verde oscuros. Una remera anaranjada a rayas.
Una criatura que parecìa flotar de tanta dulzura.
Carla me contò que usaba anteojos, los mismos desde que tenia 13 años.

"Tenes que hacerte unos nuevos, le dije yo, no te parece que ya debes de estar mas chicata?". "No tenes obra social?", dije.
"No", dijo ella.

No lo pude evitar mas.
Me di la vuelta mientras caminabamos y llegabamos a la esquina y en un milisegundo yo exclamè algo muy gay como "Ahhh...", completamente deshecho de cariño.
Y la abracè. Inconteniblemente.
Su cabecita me llegaba al medio del pecho. Ella me abrazò con un brazo. Le besè la cabeza y arriba de las orejas sobre su suave y frio pelito naranja y amarillo, con efusividad. No lo pude aguantar mas, tenia ganas de comerla a besos desde que la vi. La estrujè. La apretè contra mi con toda la delicadeza que mi torpeza pudo permitirme. Me inundò una enorme, increible, gigantesca alegrìa.
Por mas increible que parezca, no estoy muy seguro si la besè en los labios.
Abrazarla YA ERA COMO UN BESO.
Le di besucones en las mejillas, en los ojos cerrados, la abracè mas aùn. Estaba hecho un demonio. El corazon cantante, que le dicen.
Al dia siguiente le escribirìa que estaba rebosante de gozo y que "era por su culpa".
El abrazo y los besos parecieron durar o una eternidad, o el beso y los abrazos parecieron destrozar 42 años de pena en mi. El dolor de los ultimos dias se esfumò por completo. Me sentìa doblar en magnitud, en fuerza. Carla despedia aceptacion y gozo y yo aceptè esa bienvenida, desfalleciente como estab, famèlico como estaba.
Casi me desmayo de el PUTO HIGH que me diò encontrar una persona asì.
Yo sabìa que ella no tenia una vida facil, que luchaba, me habia contado cosas e intuì algunas mas, y me daba un poco de miedo, pero su integridad emocional y ese bajar los ojos de vez en cuando, y de la valentìa con que llenaba los espacios vacios de la charla con pequeños gestos de ternura me habian convencido casi instantaneamente de la valìa y de la riqueza interior como persona de Carla.
Rompimos el abrazo. Le pasè el brazo por el hombro y ella me tomò por la espalda con su bracito, agarrandose delicadamente con su mano a mi campera. Pensè que tal vez yo me estaba recargando sobre ella. Tratè de no pesarle mucho en los hombros.

"Ponè la mano en el bolsillo que hace un frio de mierda". dijo el niño.
"NO TE PREOCUPES QUE EL FRIO YA SE ME PASÒ", dijo la mujer.

Interiormente me sonreì y entonces vino el miedo: yo no estaba con ninguna boluda. Aparte de ser linda y ser artisticamente elevada y delicada, tenìa un corazòn tano, caliente y maravilloso.

Hicimos zig zag por las calles del Abasto, llegamos a Almagro, enfilamos para Boedo, en medio de la mediasombra de electricidad y desolaciòn de los barrios tangueros devenidos en palacetes impersonales para neoyuppies y boludos que no fumaban tabaco. Que tomaban cerveza premium y se comian sus propias heces mientras prendìan palo santo y bailaban en las propiedades heredadas de la abuela difunta o de los cacuijas en retirada.

"Me gusta esto", dijo Carla poniendo la palma de la mano en mi buzarda de pizzaa barata enfundada en la campera de cuero.
La abracè mas fuerte, acariciandole el brazo.
"Y lo necesitaba", añadiò.

Creo que Carla va a leer esto este domingo, tal vez el lunes, tal vez no se lo muestre nunca. Tres dias despues, ya sabe que se me cae la baba, y la puedo ver sonriendo ahora, leyendo esto.
Su cara, en mi mente, es un misterio: cambiò esa noche muchas veces, y en un momento, a la puerta de su casa, le quitè el pelo del ojo derecho y vi toda la piel de su hermosa y suave carita feliz, sonriente, y vi todo un cielo entero. Puede sonar maricon y muy gay, y muy cursi y casi estrafalario, pero no todas las noches se hace de dìa con un beso.
Le acariciè el culo, enamorado hasta las manos y temeroso de la Ira de Dios, del Destino, de los golpes de la vida y de mi corazon estrujado que hace tanto tiempo pide un poco de agua y un recreo y que ahora ponìa ante mi esta prueba de fuego, un semejante, una tromba de agua poderosa, y metì la lengua en lña boca de ella y ella me diò la suya y notè que su boca era mas grande que la mìa, y que su lengua era fresca, no tòxica, suave y amable. Era como un beso adentro de otro beso.
Ingrid puso una pierna enroscada a la mia, el pubis cercano a mi falda. Exhalò un suspiro cachondo y sonriò con todos sus dientes maravillosamente blancos, a diferencia de los mios, que estan podridos por el tabaco y mi negligencia de pasta de dientes.
Carla, si vos lees esto, dejame que te diga algo. Vos sabes que yo nunca dejè de ser un adolescente. Y yo sè que vos sabes que yo se que vos sabes que yo se que vos sabes. Y yo sè que vos la remàs y que a veces te sentìs un poco vieja.
En una de esas, si nos encopntramos en el medio, tal vez los planetas se alìnien.

Te vi entrar a tu casa despues de cien mil besos. Te vi darte media vuelta sin girar la cabeza amarilla y te vi sonreir por una ultima vez y brillabas como un diamante en la opaquedad del universo todo.
Pronto me vas a ver llorar (eso te lo garantizo) y pronto me vas a ver sonreir (eso te lo garantizo tambien).

Cuando tenìa dieciseis años y me dieron mi primer beso de lengua, yo me di la vuelta y cuandpo pasè por un toldo de chapa saltè y le di un cachetazo. Es un recuerdo lejano de una mujer que no significò mas que eso en mi vida: un toldo de chapa y un contacto cutàneo.
Cuando yo me di la vuelta de la puerta de tu casa, me snetì igual, solo que en el pecho tenìa una extraña y terrible tibieza. No sentì verguenza. Me hiciste bien. Me hiciste sentir fuerte con la emanaciòn de tus rayos. Pude sentir tu presencia y tu energìa, sagrada, divina.

"Vos sos genial. El mundo necesita gente como vos. Asì que mantenete viva asì es un lugar menos aburrido", te dije con tu carita en mis manos, y parecìas toda encendida ahi en tu sonrisa, en tus ojitos cansados.
Recordè la escena de Robin Williams en "The fisher King". Crewo que era "The Fisher King".
La escena en que se hinca de locura yle pide al cielo y a los demonios vengativos que le dejen por favor CONSERVAR ESTO.

"Let me have this... please let me have this!!!"

Yo ya estoy viejo, ya no estoy para estas cosas.
La noche del sàbado me dijiste que nos veiamos el lunes. Es domingo por la mañana, hace dieciseis horas que estoy despierto. Hice otro cover de tu canciòn inèdita, la que grabè con el celu. Improvisè sobre los acordes de tu canciòn. Suena medio como a Nirvana. Vos sacas al mejor Kurt Cobain de escritorio de computadora que hay en mì, chiquilla.

Ah, by the way, cuando yo le digo a alguien "te quiero", es porque la amo.

Te guiño un ojito cursi y te digo: te quiero.
Pero vos medio como que vos ya sabès como son estas cosas.
Calendario, apùrate.

     Fer. Septiembre 4, 2016, Balvanera, Argentina.

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