viernes, 20 de noviembre de 2020

BUENOS AIRES, 20 DE NOVIEMBRE, 2020

 Es inutil ya explicar como me siento. El bajón es total, la expectativa de alguna nueva desgracia me carcome la felicidad. Pensar que tengo que tomar esta medicacion y de que pasé de ser bipolar a estrictamente depresivo es triste, discapacitante. Este año fue horrible. Es dificil realizar la idea de que ya me cuesta bastante estar motivado a salir a comprar una cerveza, y peor es darme cuenta que no tengo dinero para financiar ese escape, esa sedación. Simplemente estoy completamente harto de todo. La música no viene casi nunca. Agarro la guitarra y un enorme pesar se apodera de mi alma. Hay un peso que me tira para abajo. Estoy pesando mas de cien kilos, y entre el cuerpo y la pesadez en el alma y el corazón, me caigo. Literalemnte me caigo. Camino y transpiro. Me levanto, tomo unos mates como puedo y vuelvo a la cama, sin esperanza, sin amor por mi mismo. Apago la musica de la computadora y escuho como el barrio grita, y cae la noche y se aplaca, y no tengo sociego. Todo parece salir mal. Apenas puedo ir a cobrar a fin de mes mi pensión. Soy un cero a la izquierda. Me siento inútil, trágico, pesaroso, oscuro. Fumo cigarrillo tras cigarrillo solo para llevarme algo mas que comida a los labios. Fumo tanto que mi baba es tóxica, la amargura de la nicotina apenas puede ser lavada por la pasta de dientes. Me lavo los dientes y a los cinco minutos vuelvo a sentir el ardor de la fumata en la lengua, las mejillas ardiendo. Cuando fumo mucho, me siento afiebrado y no se si siento ya frio o calor. Me pego duchas frias para zumbar la sensación de desprotección, de soledad. No puedo hablar con nadie. Me siento lejano de la cordura, me siento pobre de palabras, mi mente ruge y mis ojos lloran. Tengo miedo de la muerte de los que amo. No me gusta la idea de ser bastón de nadie. Siento que se me ignora, que no conocen el lado brillante de mi ser. Hablo con mi madre, a quien deberia de haber dejado de hablar hace mucho tiempo. Escuho cosas cureles, soy el depositario de las psicosis de los demás. Escucho cosas cureles, terminales, fatídicas, y eso se me mete en la carne y en la cabeza y me hace sentir cualquier cosa menos sentimientos sexys y de voluntad de vivir.

Antes de ayer cortaron el gas. Parece que la cosa va para largo, tienen que hacer unos arreglos en todas las cañerias del edificio y va a tomar un tiempo. es el segundo dia y me siento sucio. Hoy mi tia me compró un anafe electrico, y tengo miedo de prenderlo por la boleta mensual de la luz. esas cosas consumen muchisima electricidad.

la ropa apenas me entrar, me siento apretado por telas que me queman el cuerpo. Toda mi ropa esta rota, demodé, gastada, arrugada. Me faltan botones en las camisas.

También me falta voluntad para no escribirlo y hacerlo publico. Me contengo lo que puedo. pediria ayuda, pero alrededor mio solo hay gente muy herida que no necesita mas peso en el lomo. Eso, o son estúpidos voluntariamente. Yo ya no soy un niño, dejé de ser joven el dia que me enfermé allá por el 2001. Mi cuerpo ha cambiado, pasé de pesar 63 kilos y medio a 101. Mi cara está hinchada y embotagada. No puedo leer libros con letra chica. Mis anteojos estan raspados. Los que me recetaron no los pude pasar a retirar ora por la pandemia o porque no los pude pagar en su momento.

Son dias de una gran fragilidad personal. Duermo la siesta solo para apoyar mi espalda en algun lado. Ya lo dije antes, que me caigo por mi propio peso, pero una persona motivada puede pesar 200 kilos y aún así emitir una gran energía y sobreponerse.

Toda mi vida ha sido una gran angustia. No le pido peras al olmo y me sé un ejemplo precautorio.

Simplemente, si vas a ser padre y madre, no le pidas a tu hijo y a tu hija que le digas a papá y a mamá a quien querés mas para así iniciar el proceso de divorcio vincular. Eso hace que tu hijo tenga una memoria de elefante tanto para las cosas bellas y para las cosas horribles.

Anoche me desperté en medio de la oscuridad con un gran dolor en el pecho. Me senté al borde de la cama, asustado.

Algo bulle dentro de mí.

Y no soy tonto. Soy un fumador empedernido pero no soy tonto. O, sí, soy un tonto que no puede parar de fumar.

me falta el aire, me ahogo cuando Hablo. Mayormente, hablo solo. A veces me enojo y tengo grandes argumentos con una pared o con una lámpara. Al menos me doy cuenta de lo solo y lo loco que estoy. Me lo guardo para mi. No le deseo el mal a nadie, tengo mis dias de furia, pero son solo palabras que terminan ahogadas en algun lugar ede este suelo polvoriento en este living room desolado y sucio.

Espero no perder nunca el remanente de sanía que me queda. Mientras pueda escribir estas palabras, creo que voy a poder ventilar mi angustia.

Perdon por estas palabras tan verdes de bronca. Me siento repelente. No me odio, pero me siento manchado, y tengo verguenza de sentirme tan triste, tan inhábil para tomar en mis manos el problema y diseccionarlo con la mente clara y las manos potentes.

3 comentarios:

  1. Comentario práctico.
    Lo del gas va para largo, calculá seis meses mínimo.
    Los anafes de mierda esos se rompen de nada. Acá rompimos tres en dos meses. Imposible hervir nada. Menos malo es anafe a gas y garrafa.



    Aguante agarrarse a las palabras que escribimos en blogs que nadie lee para (creer que) así no perdemos el impulso vital que mantiene activa la parte del cerebro donde afirmamos lo (poco) que somos.

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    1. bUERNO, GRACIAS POR TU COMENTARIO CHE. gRAcias por ller este blog de mierda. Saber que rompiste dos anafes en tres meses... no me deja mas tranquilo. Por lo pronto caliento el agua del mate en el microondas.

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  2. claro, mi experiencia fue sin microondas: solo anafe y horno eléctrico.
    el micro te será de gran utilidad, sin duda.

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