jueves, 4 de octubre de 2018

MI CIUDAD SOLO MÍA

De los puntos geograficos y visuales que hacen mi experiencia de avenida Corrientes, solo queda Zival's, en Callao y Corrientes. Es un lugar tan importante para mi como lo es el hogar de la niñez o descubrir la guitarra electrica. La idea de que esa disquería cerrara me parte el alma y no quiero que ese día llegue nunca. Hay otras disquerias mas chicas y alguno podría protestar que hay que cuidar mas a las pequeñas, pero cuando algo se te hace carne y te deja una impresión tan intensa en tu carácter y se transforma en un agente formativo tan grande, creo que hay que cuidar esas cosas. Recuerdo (y dios sabe como hago todavia para recordar teniendo el disco rigido del coco tan limado) que cerca de Zival's habia un par de librerias de saldos rantifusas enromes, enormes y hasta la mitad de la manzana adentro con miles y miles, decenas de miles, de revistas viejas y libros polvorientos. Esas librerias donde habia toneladas de comics como Cimoc, Totem, Skorpio, Zona 84, ediciones de Akira pór Grijalbo, Lucky Luke. UNA VEZ HASTA ENCONTRÉ NUMEROS DE ROCK DE LUX con FLEXI DISCS engrapados en la tapa. Flexi-discs! Y no los compraba! Y yo alucinaba. Iba de Charcas y Azcuenaga hasta Corrientes. En medio de la explosion del indie yanki y español, la guardia vieja saliente. No hay manera de ser breve sobre el tema. Comprar números atrasados de la Rock de Lux, de la revista Factory, en donde leí sobre Daniel Johnston lo suficiente como para interesarme en la persona mas que en la música. Grandes años. Años formativos donde entrabas a lugares donde literalmente aprendías como vivir, como darle forma a tu sentimentalidad. Ayer pasé por el centro, a eso de las 3 de la mañana. Hice una de mis caminatas desde casa hasta el Bajo, de ahí rodenado todo Catalinas Sur, hasta la zona del Cavanaugh y de vuelta hasta la iglesia del Pilar y de ahí a casa por Pueyrredón, todo a pata. De noche, miércoles, toda la ciudad para mí solo. Me gusta eso, es lo que hago a mitad de semana cuando todo el cielo y el infierno parece cerrarse. Y ví lo que probablemente sea el último Musimundo en cerrar desde que implosionó y tuvieron que vender toda la cadena por chirolas. O sea que, lentamente, el no-progresso se va cerrando sobre la ciudad que amo con todo mi corazón. El génesis de mi fiebre empezó por una razón y ahora se enardece por otro motivo. Aunque no siento gran placer en verlo suceder, tampoco me siento hermanado a muchos otros lugares de la zona. Son cosas del querer de el fuero mas íntimo de uno. Notorius está cerrando, las librerías están cerrando, otras están abriendo, las disquerias desaparecen, vienen y se van, el auge del vinilo, el no auge del vinilo otra vez, ahi, bajando. Es increible pero uno tambien es parte de ese nuevo ecosistema viciado de vagancia y de sequedad de fluido económico. Quien sabe cuando fue la ultima vez que uno se dedicó activamente a llenar las estanterias con cds y casettes. La plata no está, y la cintura para agacharte a poner un cd en un equipo de música ya no existe, fue reemplazada por un una cantidad generosa de grasa, lumbago, tristeza. El tiempo se ocupa de llenar los lugares que no usamos. Incluido el cuerpo. Quien sabe como vendrán los próximos 10 años. Si es que vienen. La contemplación de nuestros días, y esto uno lo descubre ya de mayor porque cuando uno es muy joven es igualitariamente muy estúpido, es estrecha y efímera. Pasan 20, 30 años y ni te das cuenta. Y haciendo los movimientos correctos o equivocados todo se decanta como una suerte de Tetris inexplicable que se acomoda solo, hagas o no esfuerzo para encontrarle un sentido. Como encontrarle un sentido a todas esas bateas que de alguna manera no contienen esos mojones de referencia en donde nates los había a montones. Me refiero a puntos cardinales indispensables que de tan maleables y deliciosos parecían inmortales. Hoy en día uno entra a internet y sospecha de la durabilidad del próximo disco que te vas a robar de la web, grátis, sin esfuerzo tangible y con la terrible sospecha de que nuestras orejas, esas putas adorables que se cojen a todos, ya no se pueden cojer a nadie, porque no hay nadie adelante para empezar. Esa es la proxima frontera, por lo menos la mía. Abracé musica de todo tipo pero hasta mas o menos los 38 años le tuve completa confianza a lo que escuchaba y creía podía abarcar viéndolo y escuchándolo de tal manera y en tantos niveles que podía dar vuelta una canción como una tortilla hasta discutirla y validarla sin ningun problema, incluso aunque se haga tan dificil desmenuzar por segunda vez la poesía de la obra y el acto en consecuencia en incluso más palabras, lo cual es innecesario y de mal gusto. Reflexiono como un viejo porque... estoy viejo. Los que te dicen que la vida empieza a los 50 deberian ver adentro de mi cabeza como empezó mi vida a las tres años. cada uno tiene una carrera completa a través de la vida, intensísima. Nadie tiene mas o menos bagaje arriba del lomo, pero cada uno sabe como se hace cargo de esa caña arriba de la espalda. La música sos vos. Uno no juega con la idea de la muerte. Eso es de tontos, un exceso de juventud. Quien tenga los cojones de ser atrevido y temerario, incluso desde su pequeño bunker personal, el que sea atrevido va a jugar no con la idea de la muerte sino con la idea de la vida. porque uno nunca sabe. Eso es indispensable. Saber que todos somos un poco tontos después de todo y que solo los idiotas que se creen letrados son los que se caen cuando se caen. A menos que seas tan tonto que no creas en caerte para ver que te caiste. Ciertas elevaciones sutiles son exclusivamente para los salvajes. Aquellos que subidos al caballito ico ico de la literalidad hablan de los barriobajeros y los miles de finados en el campo de batalla que nunca conocieron... pues buena suerte. Escribir esto es una salvajada. Pero es menester. Exponerse ante un mundo que solo ama idioteces fugaces y conceptos estéticos pedorros es peligroso. por ende, uno juega con la idea de la vida, Con la idea de el tránsito constante. The chase is better than the catch. Digo esto acordándome de el señor que atendía Zivals al que le faltaba un brazo, que tenía un brazo contrahecho. Antebrazo hasta la mitad y de ahí una pequeña mano inexistente con unos tres o cuatro dedos miniatura. Fernando se acuerda. Fernando se acuerda de vos. Yo me acuerdo de todos. A veces me siento muy solo pero nunca estoy solo en realidad.

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