miércoles, 11 de mayo de 2016

B.A., 11 de mayo, 2016, 9:47



Dia tan nervioso que tengo agujeros en las comisuras interiores de los labios de tanto morderlos, y fumar sobre las mordidas, y volverme a morder. Necesito la cura de sueño mas efectiva (que no sea la de Elvis...). Un prolongado y relajado olvido. O un coraje inusitado, o... como carajos hace la gente? Me pongo la gorra para que no se me enfrie la cabeza, que transpira a travez del cuero cabelludo mientras la adrenalina del miedo me conmueve. Fuck you si alguien piensa que soy mariquita, yo soy así, soy un niño. Estar rodeado de soretes, diletantes y otros sorullos que viven a costa de que yo vuelva a los fideos con manteca no ayuda mucho. Por ende, esta noche, para cerrar con cierre doble el bolsillo, fideos con manteca, nada de empanadas o platillos gourmets (???). Supongo que si yo anduviera poniendo cartelitos de greenpeace o salvemos a este pobre cachorrillo estaría "digitalmente mas acompañado", pero bueno. La idea es no trularla. A algunos le sale mejor que a otros. Yo tambien tengo mis alegrias, a veces brevísimas, pero son muy mias y ganadas con sangre sudor y lagrimas y un aislamiento general que algunos, con la sola idea de pensarlo, se tirarian antes a un pozo con caimanes. Creo que el tema es una acumulación de desdichas menores, crueldades, pequeños hurtos por aqui y por allá, que horadan los nervios y con el correr de los años se convierte en un terrible cansancio, una verguenza profunda que hasta parece socavar la idea de vivir esas felicidades pequeñas intimas, esos rituales sagrados dia si dia no que hacen de esta habituación cuasi carcelaria algo soportable y a veces, algo risueño. Y eso de la verguenza a ser feliz es algo bastante negro y jodido. Tengo que laburar eso bastante. Uno se vuelve majareta pensandolo, o tratando de que funcionen los engranajes del cerebelo y algo falla, algo está atascado, y entonces uno se come la cabeza, bajándola, porque uno se siente inmerecedero de sus pelos en los huevos. Y es un feeling de mierda. Es humillante y ajeno a la idea de la vida. Y, pensar que quien te mira estando adelante tuyo piensa que uno abraza a la muerte, confundiendolo todo. Porque la confusion está, pero tambien está el conocimiento absoluto de que ahi fuera adentro de los edificios hay gente como uno que está aplastada por los eventos de un invierno prolongadísimo, pero como alcanzarlos, como alcanzarse a uno. 

Recuerdo una vez que estaba en la sala de espera de un nosocomio psi. Entré y lo vi ahi sentado. Yo estaba al lado y atrás de el, pero el casi podia mirarme. Tenia una gran deformidad en la cara, una malformación osea, una gran protuberancia en el pomulo y el arco superciliar derecho o izquierdo. Y el ojo miraba a un costado porque la cabeza y la cara se torcian a un costado. Todos sabemos quien era Quasimodo, vimos dibujos animados, peliculas, vimos a Sloth, de Los Goonies. Este era el mismo caso. Me impresionó verlo. Solo una vez que doblé una esquina en mi barrio y vi a una mujer con un caso extremisimo de neurofibromatosis me asusté así. Vuelvo. Este muchacho estaba sentado en una sala de un centro neuropsiquiatrico ambulatorio, en el mismo lugar al que iba yo. Nunca vi una cara tan triste, tan pasmada, tan en punto muerto. Me dije que ese joven habia tenido una vida muy dura porque algun dios obceno y retorcido le habia dado una cara diferente a la de los demas. Nunca me pude olvidar de este pibe. Parecia tan triste, tan cansado, tan solo. SOLO. No se donde está ahora. De fondo ahora suena Nirvana descerrajando la version electrica del Live and Loud del 93 de "All apologies", lo cual es muy procedente, por poner un termino jurisprudencial. Nuncas me pude olvidar de este muchacho. Me senté enfrente y a un costado de el, solo lo observé por unos tres sgundos o cuatro. El parecia muy ausente y triste. Nada de lagrimas, solo una cara larga sobre una cara torcida, y me di cuenta de que como casi todos los que vamos a un loquero, el pibe tenía el corazon por afuera de la remera. No sé que quiero decir con este largo epistolete, pero me siento algo identificado con ese chabón. Cada uno de nosotros alberga en su rostro, en su alma, en sus manos en sus tareas, en sus hechuras, los terribles puntazos de la confección del destino. No hay que sacar conclusiones apresuradas sobre las torpes marionetas de un dios al que no le importa nada. Cada uno es como es. Lo que mas odio de la gente es la frialdad, la normalidad pulcra, la incorrección de los manierismos domesticados y susanagimenezcos. Odio a las bobas y a los payasos crueles. Siempre los odié. Me gusta la gente de a pié, y aunque muchas veces bajo la cabeza delante de esta gente maravillosa, por costumbre, por mi niñez prolongada, por mi verguenza de mi mismo, aún los amo. He encontrado pocos ejemplos de la mezcla de ternura con experiencia. Envidio a quien puede deslizarse en el mundo irradiando una luz genuina y contenedora, una fuerza interior que los hace intocables por el vulgo escoria que cria prole al rolete, y se multiplica con vástagos basura impertinentes a un ritmo de mierda, sin maravilla ni respeto alguno por la ubicación o por la cultivación de una tierna y sana locura. 
Cuando este pibe con la cara deforme y con su semblante ya bastante maltrecho se sentó en la sala de espera se hizo un gran silencio sepulcral y yo no pude mas que hundirme en mi asiento y desviar la vista: yo no era mas que un amateur primerizo peso ligero, devastado por la falta de dinero y mi destino de cobarde. Un iniciante en una categoria por demás inferior. 
Yo creo que no soy malo conmigo mismo ni me doy palos gratuitos. Soy bastante consecuente y me peso como la talla que doy. 
No creo que viva una vida muy valiente, y penar y llorar no me hace santo ni criminal, solo me deshidrata y me da arrugas al lado de los ojos y en el entrecejo, por el llanto y la violentísima frustración y por la presunción de la muerte, mia y de los que amo, dia a dia, noche a noche, mientras fumo y espero, mientras chupo vino y espero, contando los segundos que caen gota a gota dentro de mi, como las filtraciones de las paredes del baño, que se caen conmigo adentro, mientras haya un termotanque y agua caliente.

Ah, y el pibe miraba la nada con los ojos muy abiertoscomo si supiera que todo el mundo lo estaba mirando. Él sabía.

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