lunes, 9 de junio de 2014

TU MONUMENTO


Inconsolablemente envenenado mientras crece como la hiedra el estigma de la amargura.
Escuchando voces en el telefono que son menos muerte que la filosofia berreta que aplico a estas manos. Haciendo el ready-made que irà a mi lomo para cuando la lluvia azul se vuelva cafè. Odiando tu mundo de colores donde mi mugre es un triptico diminuto que llevàs en el bolsillo rico que llena tu papito, buscando nuevos cotos de caza siempre varado en esta pocilga altanera, que me recuerda a tu gloria tu yate tu corona y tu bañera de oro. Escupiendo el esputo sanguinoliento de blues de la medianoche y riendo amargamente de tu fiesta interminable.
Y tambien estas vos.
Y yo.
Tocando los acordes en la garganta de la muerte mientras mi garganta berrea que no hay muerte que pueda aplacarme. El mar no podria tragarme o una mujer estable no podria tragarme y yo no podria tragarte si fueras la mitad mas el uno  por ciento cuerda y menos puta. No podria asirte o asistirte si no hubiera en tu alma llena de gracia lamentos insoportables y heridas imposiblemente atractivas de curar.
Amo el caos, me trae y me lleva y me confunde y lo amo, como te morìs entre fines de semana. Amo la hiedra que sube por mi gañote asfixiandome entre polvos de muerte y
entre perdida de sangre y arañazos e insultos en las noches donde no hay calma alguna. Amo odiarte y adoro estar mordiendo gasas y tomando aspirinas y tragando pastillas para entender que no hubo ni una sola mas loca mas puta y mas tierna que vos.
Me gusta que detras de tus nombres y apellidos hay precipicios que llevan a la luz de la cura de los angeles y a mortajas de cupòn de descuento. Me gusta tocarte el pelo, putearte, dejar que me pègues, no ser comprendido por la complejidad animal de tu estupidez adolescente, en suma, me gusta que me cojas mientras yo quiero llorar, que me pellizques los cachetes como una madre, que me digas salamerias vacias sobrecargadas de tesoros de cartulina y que me jures lealtad hasta el final, casi como si escribieras veinte mil cartas suicidas.
Aqui està.
Este es tu monumento.
Ahora todo el mundo puede verte y nadie podria tocarte porque abriste los ojos para que yo les corte las manos, y ellos nacieron para que cosan con hilos de acero mi boca.
Y sabelo ràpido, solo vos y solo vos deberias salvarte, y solo yo y tambien otros, podrian no salvarte.
Estas avisada.

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