domingo, 30 de diciembre de 2018

(La Gran Espina del Camino)



El pájaro plumágico que te lleva ahi adentro de tu 
corazón roto
esa angustia de las eras
tu alma vieja tu alma nueva, reina bondadosa regente
de la fertilidad del Nilo cuando eras antigua y negra
y ahora gentíl y cruz de padres ausentes
gritando a travez de los océanos:
llevame llevame llevame
tengo el esqueleto roto y la gorra me aprieta el cráneo

ese pájaro plumágico que te envuelve como bandera
matándote una y otra vez cada tarde agria
los vapores del alcohol 
de beber y de quemar que te hincha las entrañas
y entristece un poco los besos
te cubre con esa angustia como un manto de huesos
este Buenos Aires impío que escribiré con 
merecidas minúsculas algún día, pero no ahora
no ahora...
amor mío
te nace y te muere todos los días y nunca ha tenido
el Virreynato del Rio de la Plata compasión alguna
este barro tóxico que marra y muerde la oreja
como si nosotros
santos como somos no pudiéramos escuchar las campanadas de gloria

que viven tañendo en la casa vecina
esa casa atiborrada de toros ciegos donde 
la fiesta se cuaja 
a perpetuidad
lamiendo limones y lavando las heridas de sus perros para que no se cierren
si tan bonitica y tan de deleite es y será
es y será

ese pájaro plumágico que te quiere y te escupe
te abandona y te reclama
Esto es amor!, grita escupiendo semilla y gusano
y se vá por la puerta entre goznes centenarios y 
violines de los docks del Sur
gimoteando una incómoda 
lagrima de tripa de gato
y a vos y a mi nos penden de las cejas 
como todo resarcimiento
esos signos fatuos, fúnebres, de los acertijos
y nos queda solo en la alacena alguna media vieja solitaria
a medio roer
y en su agujero
la gran espina del camino
y nada mas
y nada mas.

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