domingo, 16 de octubre de 2016

X

Te dije muchas veces que te amo.
La lengua se me gasta, se traba, se pone pàlida.
Esas dos palabras inmensas y breves, se desgarran
se hilachan y ondean al viento como un vestigio de el huir de la locura.

Esta noche mi estomago se rompiò tres veces
Me apoyè contras las paredes de la ducha soñando que me limpiaba.
Y pensè en el don de la palabra y pensè que tenia que pensarlo
porque cuando uno ama uno empieza a hablar.
De el dicho al hecho hay un millòn de años luz de distancia
y la duda lo rebalsa todo y uno se pregunta donde estàn las manos
que hacen el amor.

Tengo estos raptos salvajes que salen de un corazòn enjaulado.
Se hacen letras que van una atràs de la otra.
Salen de el estòmago. Salen dec mi cabeza que sigue a mi estòmago.
Mi estomago es la secciòn que sostiene juntos a mi
pecho y a mis piernas. Mi pecho està lleno de humo de cigarrillos.
Mi estomago tiene papas, aceite, tè, un poco de alcohol, pastillas
para susanar lo que dejè entrar en m corazon por tanto tiempo.
Algunas de esas cosas no fueron buenas. Y tengo que pagar por ello.

Abajo estan mis piernas. Mis piernas son delgadas.
El tronco superior està bastante gordo y atosigado, perolas
piernas estàn delgadas. Sostienen mi cuerpo cuando camino.
Mi columna vertebral. Mi tronco central encorvado
contra estas palabras como quien zaguanea un sentimiento
contra la pared.
Toda la vida se ha tratado de eso, de seducir al entendimiento
para que se abra de gambas, para que ceda, para que entregue la boca.
Aunque ultimamente no sè quien de los dos quiere entender a quien.
Enfrente mìo se hiergue un tòtem solo decifrable por dioses.

Sè que trato de expresar una fractura
pero la fractura se impone y solidifica en mì:
el mensaje a ser propulsado al exterior se pone a su vez
contra las paredes de mì y deja entrar al misterio
que trato de encantar.
De agresor paso a ser vìctima de mi propio hambre.
Recuerdo a esta chica, contra la pared de un paso a nivel.
Teniamos diecisèis años y ella me querìa
su boca abierta y salivada por mi boca.
Su pelo negro e hirsuto, de india argenta.
No tuve mucho tiempo de encandilarla con mis encantos y seguramente
yo pienso mas en ella que ella en mì.
El túnel que nos circundaba con su impersonalidad de cemento
era el marco de todo el èxtasis del mundo.
Ella se disuelve en esa semipenumbra cachonda de la estaciòn Belgrano R,
ahora.
Tèngo solo ese tùnel.
El cuerpo se ha ido.
Tengo las preguntas, las eyecto contra esa pared gris,
goteante, boqueando en silencio, loco como una cabra.
No sè si habia amor entonces, tal vez solo fuera un juego de niños.
Ahora los artefactos silenciosos del hombre no se ponen de mi lado.
Soy yo el que està contra la pared y no sè si soy hombre o mujer o
artefacto o parèd o la mudez de los escenarios
que con las eras que pasan se transforman en viejas polaroids
en venta al peso en un mercadillo.
Hecho el pasado, me condena y soy condena
soy el cuerpo de la bienvenida que yace contra la pared y veo
un leòn hecho de un torso humano que lleva una cabeza humana con un
hambre humano, el peor de todos los hambres.
Soy el blanco de todas las preguntas de alguien màs.
Voy a ser el torrente sanguíneo de alguien mas.
Me van a meter en esa boca, y los estrògenos en la saliva me
tragarà en un beso torpe y salvaje y mi asesina dejarà,
como lo hice yo, solo un pasaje solitario que huele a
orines, y peligro y una devastadora transitoriedad.

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