martes, 27 de enero de 2015

GOOD MORNING BLUES Pt. 2

A veces me levanto con la cara de otro, hinchada y vieja, la arreglo con las puntas de los dedos, saco espinillas y puntos negros, aqui, allá... Saco este rostro enajenado a base de mate y chapuzones de agua, de temblores de coraje... si hasta tiemblo de solo pensar en la naturaleza fragil de mi coraje! me recurdo que todo es una gran comedia en donde a veces ambos el actor y el espectador deben compartir dos lágrimas y un lanzazo en el costado. Y yo me levanto. Me inflamo en el agua despues de maniatarme toda la noche en el silencio del sueño, me levanto como puedo, hago lugar con los brazos a través de la maleza, de la selva de pesadilla que me rodea mortalmente como si se tratara de un enfermizo y poderoso kudzu que comiera carne humana... Llego a la pieza donde está la maquina conectada a el pulsodel mundo. El modem parpadea con sus luces verdes: señal de alguna suerte de OK primitivo y escuálido. Me siento en mi silla verde, mi rincon en el mundo, mi parante y mi férula y mis muletas tapizadas en vinilico Islas Mauricio, leyendo las noticias, los diarios, la temperatura, nacimientos y decesos, noticias al fin... muchas malas. Pocas buenas. Escucho viejas canciones de alguien mas y tambien escucho las mias extasiado: es mi voz, es mia, todavia estoy vivo, me digo.
Y entonces los fantasmas ladrones entran a través de la puerta de mi casa, los tocayos falsos con sus pancartas de la protección de la paz, aquellos que con sus cuchillos pusieron canas en el oro de mi ropa rota. Váyanse, les digo yo, no me dejan descansar! Reprimo un llanto ancestral, que reemplazo por enojo psicótico, que reemplazo por el recuerdo del voto solemne que hice años atrás de convertirme a la paz, de no dañarme mas, de olvidar a los bastardos, a la sangre dividida, de negar esa jovialidad de que no necesito nada, ni a nadie (como en esa cancion de Pink Floyd).
Y entonces me miro en el espejo de mis dias, mortalmente aburridos, mortalmente similares el uno con el otro, dias de soledad, de desencuentro, de juzgar el peso de mi amor: pluma, oro, plomo? Mierda? La gente simplemente no hace estas cosas. Solo por enunciar esta disconformidad fui crucificado con el silencio. No está tan mal. Yo espero. Y espero. Y espero. Pienso: el viento barre las calles, inclusive a los hombres en las calles. Me repliego en mi cuarto de cenizas, miro hacia algun Norte, me persigno a mi manera, porque recibí educación cristiana, benevolente, preceptos firmes, en especial el de la caridad. dios sabe quien los mandó a hacerme un principe blanco con una lengua viperina. Anacronismos mortales en el recipiente de mi alma. Tengo un alma, soretes! El que se lo merezca tal vez sea victima de uno de mis abrazos. 
El tanque del baño hace ese ruido a perdida de agua y para mi es como un rio, una corriente de agua clara, y la botella de agua congelada arriba del refrigerador partiendose con el calor, y la temperatura sube, veintiocho grados, treinta grados, treinta y dos grados.... corre una brisa infrahumana sobre los corredores de mi castillo y mi piel se eriza y se hincha. Son las once de la mañana. Estas once horas de la mañana y yo estoy con el fusil al hombro, y caigo en la cuenta que soy una suerte de ejercito pequeñito de un solo hombre caminando hacia las filas del enemigo silbando una cancion solitaria en la tierra de la nada. Debe ser esta Europa del Este que llevo en la sangre mezclada con la sangre indígena, tan adentro mío, que siento tan particular y tan dolorosa, mi sangre se pelea conmigo mismo y yo soy su portador. No te pelees conmigo, le digo a mi sangre, porque si mi cuerpo se para, si mis huesos se rompen y vos te derramás, ese sería el fin del juego. Y de alguna manera, persisto, soy, me caigo todos los dias, me froto las rodillas, lanzo una mueca a algun lugar en el techo, levanto el puño, puteo las sombras, me arreglo la ropa y sigo caminando con mis zapatillas agujereadas. Es lo que soy. Tan amable, tan herido, tan solitario, tan entumecido por los sentimientos, deberia tener ya setenta y tres años y prenderme fuego o volar por el aire entre jirones, pero no es el tiempo, no es el lugar... todavia hay reyes desconocidos que sonrien por ser ignotos y por ser reyes de ellos mismos, no aflojes todavia, me digo, no pienses en todas esas clases posibles de muerte, hay en la almohada algo de empatía. Sigue soñando, pequeño bastardo. Alguien te necesita. Vos te necesitás a vos mismo. Esto es digno.
Y soy lo unico que me queda, me digo, tenes derecho, la vida es una sola, es una suerte de valentía ésta que es la tuya, me digo, resistir contra todo aunque el lomo no lo sea todo, me digo. Pequeño pero presente: es una manera de victoria, este combatir es victoria, este aguantar es victoria, me grito a travéz de la mala corriente de gammaglobulina.
Mi columna está hecha de vitriol molido y en algun lugar de algun planeta sombrío mis pensamientos abren las aguas de un pequeño río mercurial al que pondrán mi nombre.
Y abajo en la calle pasa un camion con un megáfono con melones que fueron regados con las aguas de Pompeya, y mi coco se parte para brindar las flores de este particular apocalipsis.

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