martes, 15 de julio de 2014

43.


43.

- HEY!

Miro a mi derecha. Saliò el sol, extraño para este pre-invierno. A travez de los destellos veo a un moreno mirandome a travez de la ventana. Sonrie. Eso es bueno.

- Hey, FER!

Es Casta, un viejo gomìa de el viejo barrio. Me saluda desde la ventana del colectivo. Pero es la ventana del conductor. Tiene trabajo y es colectivero. Me subo al 41 azul y blanco raudamente. Recuerdo a su hermana, Gloria, las mejores tetas del condado. Una diosa. Una morocha sonriente con el pelo ondulado y largo que le caia hasta la raya del jean y su trasero perfecto y enorme. Estaba que rajaba la tierra, la mina. Buena mina, buena onda. Las tetas se insinuaban debajo del pullover de hilo con una curvatura que decia que ahi se escondia algo realmente maravilloso. Yo podia sentirlo, no habia visto mas que un solo par de tetas, pero sabìa que la forma que colgaba ese pullover escondia unas tetas exquisitas, con una curvatura digna de un erotòmano. Exacto: una gloria. Una vez se sentò en mi falda en la calle Baez, una tarde cuando caia el sol, en plan simpàtico. Yo estaba como una roca, pero a veinte años de ponerla.
La abrazaba tiernamente, ella nunca lo supo.
No te mueras nunca, Gloria.

- Como va eso Casta, todo bien che? Una alegria verte.
- Bien, aca ando, haciendo mi turno che. Vos?
- Pues, a piè, como siempre. Que es de tu vida?
- Acà, manejando las callecitas de Buenos Aires. Buen dinero y es un laburo bastante tranca a  excepciòn de los cargosos de siempre...
- Cuidado, que no te agarre un colapso nervioso por esas viejitas piolas que tocan el timbre cada dos segundos y que quieren bajar a media calle y no en la parada, chabòn.
- Ojala, jaja.
- Como està Gloria?
- Bien, tiene tres pibes, està viviendo en San Juan, es muy feliz.
- Y como està el infeliz de Rudi?
- Ah, ese tipejo es un tarado. Andaba en la droga, fumando merca y seguìa robando cosas.
- Entre ellas mi primer guitarra electrica.
- Si. Pero no te preocupes, todo vuelve. Hace unos años, andaba en una moto y tuvo un accidente. Lo partieron al medio. Se le saliò el corazòn para afuera, lo tuvieron que reconstruir todo. se salvò de pedo. Le tuvieron que meter el corazòn para adentro, al muy imbecil, y coserlo todo. Pero ahora està mejor. Se hizo evangelista. Todos los dias le dan comida gratis, se babea cuando come.
- Que paìs generoso.
- Demasiado. Y vos? Yo acà ando, manejando el bondi y haciendo un dinerillo.
- Me alegro mucho de que andes bien chabòn, la verdad es una alegria. 

El colectivo azul se deslizaba muy lenta y ruidosamente sobre la calle atestada de autos, de almas, de conductores perdidos, de mansos nafteros sin misericordia. Y yo ahora sabia que habia sido de ese imbècil de Rudi. Seguro que todavia andaba con mi guitarra, una Kuc preciosa, en el galpon de atràs, contra una esquina, oxidàndose, mi pobre primer amor. Una cosa extraña y fascinante y marron, llena de herrajes y de maravillas y tres micròfonos y algunos agujeros en el primer casillero del diapasòn. Al pedo. Un dia me la pidiò prestada y una semana despuès estaba en Santa Fè. Habia sido yo y mis rubicundas mejillas inocentes timado y destituido de mi herramienta de trabajo y placer? HIJO DE PUTA! Negro de mierda... con perdòn de los negros. El imbecil no tocaba nada, era un acampante retrasado mental sin donde caerse muerto. Mi viejo decia que era un buen pibe. Mi viejo a veces se equivocaba. Rudi, tenia el pelo lacio corto y grueso bastante sucio en un casquete cabeza, de un castaño rojizo, una camisa de mala muerte sin planchar (como las que yo uso ahora), ojos diletantes marrones y hambrientos, los dientes frontales bien separados, y pensaba que era el hijo de Bruce Lee porque tenia los antebrazos curvos como el Rey del Kung Fu. Pero en realidad era un raterillo de poca monta con un problema de actitud y un prontuario bastante gris, y yo me juntaba con el y con Carre en un departamento, y mientras ellos esnifaban Poxirràn, yo los miraba y pensaba, que vida extraña esta la del crimen, salir a robar relojes a los pendejos a la salida de la escuela, afanar autos, que vida. Cosas del pequeño crimen. Cosas del tolueno. Yo amaba a mis padres y a mi abuela, mi abuela me hacìa scones los dias de lluvia... Y ellos estaban de la cabeza. Los padres los detestaban por incorregibles, habian dejado el colegio, no querian ser tan humanos, y se cagaban en todo. Eran como animales rabiosos. No querian el perdòn de nadie; de hecho, estaban activamente buscando ser culpables de algo. Y eso yo lo entiendo. Un dia viene un mierda y te apunta con el dedo e instantaneamente te convertìs en un forajido de por vida. Y dejame decirte una cosa màs: no lo vas a entender a menos que te pase a vos, y que te estè pasando ahora y que no puedas salir de esa mancha de mierda. Alguien dijo que nadie nace siendo malo, pero ellos nacieron malos. Carre se divertìa cruzando las avenidas con los ojos cerrados. Estaba demente, parecia sacado de una pelicula de Leonardo Fabio. Rechazaba la ternura con un rictus incòmodo. Tenia un jopo negro y ruliento echado a un costado que parecia el fruto de un despreocupado cachetazo. Toda la gola habia quedado ahi seca, arriba. Solo que no era gola. Rudi iba a pescar surubìes al Tigre, y el viejo tenia un departamento cochambroso al fondo de un conventillo de los de antes, que alquilaba por mensualidades que nunca pagaba a un tipo que era como un sapo negro y grasiento, con un corte milico cuadrado en la cabeza preta, con una gran verruga violeta y venosa arriba del labio de marrano. Juntaba cosas de metal que se oxidaban y las ponia en frascos de vidrio sucios y vacios, que llenaba con un desoxidante. Nunca salia de la casa el viejo. Era una cosa gris y llena de recelo y un odio de electricidad estàtica, pràctica y util solamente solo para èl, con una gorra en la cabeza. Ya debe de haber muerto. Rudi tambien. Seguro que le cortaron la electricidad al muy forro de mierda y su corazon elèctrico, por no pagar la boleta de la luz.

Entonces me acordè de algo: Rudi se curtìa a Gloria. Andaban por el barrio chapando. Y Gloria tenia una cara de feliz cumpleaños. 

Casta me mira y me sonrìe con sus rulos negriles y sus impolutos y brillantes dientes blancos. Buen tipo. Excelente hermana.
Me bajo del bondi. 
No sè donde estoy. 
Quiero mi guitarra.
Yo tambien tengo un corazòn electrico.

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