viernes, 11 de julio de 2014

11 de julio, 2014


Acabo de recordar algo. Yo estuve en algun lado. En algun lado que no sè donde es. Estaba ahì. Con otros chicos. No tendria mas de ocho años. Yo.
Estaba sentado en una mesa larga, con otros chicos. Traian el postre. Postre de vainilla, con un copete de dulce de leche arriba. Venia en estos tarritos, en estos vasitos de metal, de aluminio. Yo me comia mi postre y el que no lo queria me lo daba a mi, porque yo se lo pedia. Creo que venia alguien a cagarme a pedos, una perra adulta. Mis amiguitos se me cagaban de risa porque me morfaba el postre de todos y la mina me cagaba a pedos por glotòn. Risas de ellos y regaños de ellas.
Postres de vainilla amarillos con copetes de dulce de leche solidificado marròn arriba en vasitos de aluminio pequepppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppl
pppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppñospppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppp7 78.

Se me trabò una letra.

Creo que usabamos delantales blancos, o tal vez delantales a cuadrillè finito, celestes.
No se donde estaba, tal vez en el colegio, en el Armenio- Argentino. Tal vez. El resabio emocional que tengo es de una cosa muy triste, con mucho sol, y con mucha tristeza. Yo queria estar en casa, acostado en la cama de mi papà, leyendo la Nippur Magnum, y pensando en engriparme o algo asi.
No puedo localizar un sitio especifico a este recuerdo. Tampoco sè de que parte de mi cabeza viene esta memoria. Estos ultimos dias estuve sintiendome muy nostalgico y recordando cosas, que no anoto y no vengo a escribir a la computadora. Cosas pequeñas, llenas de candor y dolor, relampagueos. Como si estuviera viviendo hacia atràs. Como si algo en mi mente estuviera replegandose aterrorizada a zonas pasadas de un suave comfort. No puedo precisar estas cosas, pero las recuerdo, y despues se van. Como cuando me despierto con un sabor especifico en la boca, lleno de un sentimiento beatìfico, y despues ese sentimiento se disipa de la lengua, desaparece de los ojos y de la mente y uno vuelve al estado usual. Que vendria a ser una suerte de perplejidad y temor constante... Hace mucho que no siento ese gusto en la boca, esa presencia quimica bondadosa empapandome el corazon con un sentimiento sobrecogedor y maravilloso.
Definitivamente mi ropa necesita una planchada y esta panza una dieta.
Mi alma tambien necesita una planchada. Mi cara. Mi cara es el fidedigno facsimil de mi alma. Hinchada, gorda y cansada. Desaliñada y muy triste. Drama. Drama!
Hoy volvia caminando del CPSM, completamente hambriento de eso, y miraba mujeres venir y pasar a mi lado. Lindas y feas, gordas y delgadas, en largas botas de gato garchalotodo o en sillas de ruedas. 
Las amo a todas. Quisiera un beso de todas ellas, por lo menos uno. Antes de que se vaya mi vida. 
Cuando mi vida se vaya de la camara de Kodak Pocket de mis ojos, el ultimo fotograma serà el de una mujer completamente libre de mancha, noble, aseada, con una caricia de miel en los ojos llenos de equinoccio, limpia, virgen de maldad y con dedos largos y finos y fuertes. Con las yemas ligeramente rojas y arrugas delicadas en sus nudillos por el trabajo ligero y la dignidad de lavar sus propios platos. Me amarà bajo hojas de otoño de un Buenos Aires y en el orden en la arquitectura de edificios y hombres y mujeres, explotarè en atomizaciòn, en las plazas de ensueño de Barrio Parque, y en ese infinito luminoso de ensueño, de engaño por siempre jamàs: dulce como quien encuentra un hermano desaparecido, dulce y translucido y un poco azul como un ligero blues. Me arrastrarà a travez de la eternidad en un bote de cascara de nuez sobre una pequeña, ùnica y tierna lagrima redentora. Querrè ser mas cerca del encuetro. Serè encuentro.
Que es la vida? La vida es el regocijo de lo que observo con los ojos, comièndomelo todo con los ojos, los traseros, las piernas, mis ojos marrones hambrientos en esas calzas, en esos zapatos, en ese orto, en esas tetas, en ese pelo, en ese otro par de ojos que me mira fugazmente pensando algo fugazmente y entonces se desvian hacia adelante, muy serios, a veces asustados, entonces, si gritan algo hacia mi, algo involuntario, casi como un terrible y vergonzoso desliz a travez de la aparente invulnerabilidad, aunque sea el mas minimo esbozo de humanidad, aunque enojada o repelida, entonces doy vuelta la cabeza a todo lo que me de el cuello y miro la parte de atràs, muy rapido, muy rapido, los hombros, el traste, las piernas, las pantorrillas, el arqueo de la espalda, la cadencia de los dedos mòviles en las manos, la piel, los nudillos, la pintura de uñas o la falta de ella, y entonces me imagino arriba de todas ellas, en el acto, arriba metiendola hasta el fondo aguantando la erecciòn hasta que la tensiòn me corte el torrente sanguìneo de las piernas y el abdomen, aguantando, aguantando, aguantando, pensando en estar ahi arriba y chupar una teta mientras meto mi pobre cosita bien hasta el fondo, apresurada y torpemente, mordiendole la boca, lamiendo la cara como un perro, chupando y succionando, sintiendo la cama hundirse contra mis puños cerrados y mis brazos partièndose rapida y seguramente, mis dientes en el labio inferior y mi pene dentro de una càlida, humeda y dilatada y perversamente clandestina vagina, entrando y saliendo entrando y saliendo entrando y saliendo y entonces ya es demasiado, mi cuello no lo soporta y miro hacia adelante otra vez, medio ciego entre destellos negros porque el girar el cuello me ha ahogado la sangre, casi se me ha separado la cabeza del torso, en medio de un èxtasis divino y brutal y por un segundo nada tiene sentido: la separàciòn despues del goce extremo, la alegria y un solitario disparo de adrenalina espasmòdica dan paso a una terrible soledad mas fria que la mierda, y no hay nada, y no hay nada... y camino tres pasos más y veo un semaforo que parpadea, un colectivo que pasa disparado hacia adelante y una cara solemne, casi como cincelada en Carrara, una tez mortecina de una dura morocha venida del recio conurbano desde el interior de una de las ventanas, con unos ojos negros y un par de labios llenos y ya estoy buscando el pase y salgo disparado hacia adelante, casi corro, me trastabillo con algo o algo que es alguien y le pido perdòn a ese algo que es alguien y salgo disparado y entonces otro rostro aqui adelante, otras nalgas otras piernas en la vereda, un par de zapatos, una ingle impiadosa en un par de jeans sudamericanos me vuelven a convertir en un impotente hombrecito de cartulina, perdido en unos ojos, una boca firmemente cerrada, de donde podrian salir palabras finales o reparadoras o destructoras, como si a uno le importara, como si a uno le importara... Para posiblemente responder yo con un: nunca me digas te amo, solamente decime te quiero.

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