sábado, 15 de junio de 2013

19.

19.

Y mi padre me llevò a su trabajo, a las oficinas enormes y vastas, del color de plata, del raton, de la crema agria que se vuelve del blanco al color de una arena densa de azucar y ceniza. habitan ahi dentro hombres de ceniza.Y me dijo: esto es una maquina de escribir. Y esto es una maquina de escribir electrica. Me puso un papel en el carrete y me dijo: letra por letra, escribìs.
Era un vasto oceano de nada y dentro de esa nada estaba yo, y tenia la potencia de pequeños motores y de mis manos apra llenar ese vasto ocèano.
Vengo haciendolo esporadicamente desde que tengo 5 años. Con biromes y servilletas, con lapicitos de colores, con pastilina y con arena y ceniza, me gusta dejar las palmas de las manos marcadas en algun lado. Tal vez pienso en la muerte demasiado, tal vez pienso en cuerdas que se cortan en toda la vida.
A veces no me preocupo en escribir: ese vasto oceano me posee cuando quiere. Cuando quiere me viola y me maltrata y cuando nò, nò.
Uno simplemente no puede negarse ante la evidencia del estrechar de manos de un importante Dios Menor.

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