viernes, 19 de agosto de 2016

BUENOS AIRES, 19 DE AGOSTO, 2016, MADRUGADA.


He notado entre mis pocos amigos, los cuales conozco felizmente de tratamientos psicoterapeuticos grupales, una reservada resignacion cuando se trata de la perdida o internacion de un amigo en comun o un conocido. Podemos conocernos hace mucho tiempo y entonces nos enteramos de alguien que lo internaron por una crisis o un consumo o lo que fuese. Esta gente vive vidas muy duras, ambos los internados y los que tenemos la suerte de estar a nuestra suerte en nuestros departamentos en esta vida. Teniendo en cuenta de que todos, yo y ellos, padecemos de algun tipo de raye mental, somos algo asì como... el segundo y tercer punto de vista de una situacion particular donde el ojo sano (el veedor sin problemas mentales, sea esto depresión, esquizofrenia, psicosis, consumo de drogas, enfermedad sociopatologica, o que tengas hemorroides extremas, lo que fuese) puede o no verlo mas claramente. Pero yo tengo estos vislumbres de medianoche, aquellos momentos en donde la herida es tan grande que lo abarca casi todo y puede entender la situacion solo por el tañaño del dolor mismo. Por supuesto, sin soliviantarla.
Me refiero que cuando uno oye de algun muerto o algun internado uno adquiere esta actitud. Una solemne frialdad, como quien estuviera en el frente de alguna guerra y unio piensa, ok, asi estan las cosas, es lo que pasa en estos dias, asi es como es y cada uno en su camino y el que cae cae. Lo he visto esto en personas por lo general que llevan una vida de decadas de internaciones. O sea, siete, ocho, una docena o mas de internaciones donde el problema central, la psicopatologia central no disminiye sino que el daño es permanente y certero y hace claudicar as posibilidades de desarrollo mas bàsicas y primeras y mas importante. Me refiero a imposibilidad de conseguir trabajo, tener una vida sentimental estable, conocer gente ecuanime a algun fucking standard de humanidad aceptable. Me acordaba del Estani y de las cosas que me cuenta, de sus dias, de su cotidianeidad en Munro, de sus padres, de como el se expresa de cierta manera de alguna gente que conocimos, de Albert cuando me cuenta sus cosas y las cosas de Damiàn, que està internado de vuelta.... Una cosa es cierta: la vida de enfermo de un drogadicto que se pasa veinte años internado solo la sabe el internado.
Ojalà pueda verlo al Estani este fin de semana.
En este momento estoy escuchando a Vivaldi, "Las cuatro estaciones". Obviamente, no me siento muy bien. Todo parece ser de papel y estar en llamas. Mi departamento se cae a pedazos.

Vinieron 4.008 pesos de expensas. Por primera vez en 10 años voy a ser deudor.

Nadie parece saber que estoy vivo. Mi enojo me hace un ser despreciable, supongo. Perdon por no tener dinero para comprarme un saco de pana y lso zapatitos yeayeahs para hacerme el que soy un winner y un ser humano frio y sin corazon! Vivo en 85 metros cuadrados de soledad.
Se me exprime de a poco mas allà de esta vida.
Me duele el pecho, fumo bestialmente.

He compuesto los temas mas tristes de mi vida estos ultimos 10 meses. Uso mucho el teclado. Hago pequeñas sinfonias o movimientos usando los cuatro acordes que conozco, todos inventados en tresillos. 
Ando para atràs. He llegado a pensar que estoy como hace 10 años atràs, solo, con frio, asustado, sin plata, sin amigos, listo para el calabozo de los locos. La cuestion es que ahora estoy medicado, y me siento igual.
Alienado de miedo, solo y triste. Sin posibilidad de irme a ningun lado, mas otros temas que no puedo mencionar porque es la privacidad de otra gente.
Vivaldi de fondo, ya te lo dije, pero lo vuelvo a mencionar porque me conduce a escribir vigorosa y febrilmente.

Estos ultimos quince años he conocido mucha gente y la mayoria ya no està. Nos hemos rechazado mutuamente como si fuera un metodo cruel de selecciòn natural o un ensayo para la vida despues de la muerte en vida. He estado ocasionalmetne con una docena o mas de mujeres, las cuales han sido maravillosamente frias y calientes. Algunas de ellas no han estado internadas sino que han salido de lineas de encuentros de telefonos. Han venido a casa, me han garchado o yo a ellas, no estoy muy seguro. Otras, he compartido cinco años o algunos meses. 
Fueron mis novias, y las pyuertas parecen ser mas felxibles para una salida que para una entrada.

(O deberia DECIR QUE CON UNO MISMO LA PUERTA ES INFLEXIBLE Y QUE CERRADA ES EL ESTADO ANTINATURAL NATURAL DE LA COSA MISMA, SIN EXCEPCION, SIN DULCE EN LA BOCA?).

Perdòn, se me clavaron las mayusculas, no era mi intencion "gritar" a voz en cuello que algunas mujeres no son perfectas.
De todas maneras, son las mas interesantes, no?

La verguenza mas grande de todas es ver como la gente supuestamente normal me trata con esta deferencia melosa, absolutamente descalificante. O sea, no hay nadie que quede a salvo de esta reseña. Es triste, allà a mediados de los ochentas, eramos veinticuatro personas en el living de mi vieja casa en Palermo. Ahora soy yo solo con una botella de Michel Torino mientras suenan las bombardas y los petardos. No està tan bien ni està tan mal.
Sì, no voy a ningun lugar donde no me sienta bienvenido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario