Ayer, una buena caminata desde Corrientes y Uruguay, derecho hasta el bajo, de ahi por Paseo Colon hasta la Plaza San martin, tres cigarrillos, debajo del cielo purpura fosforescente, sin amenaza de lluvia, y ahi derecho por Santa Fé hasta Pueyrredon. Se sintió muy bien. Me gusta la city porteña cuando cierra su bocota, entonces tengo todo buenos aires para mi y soy el rey de las calles. Con mi zapatilla rota y mi giba llena de pelos de lobezno, pasando debajo del Cavanaugh, donde quien sabe quien y como viven.
En plaza san martin hay un cartel que lee: las escaleras fueon donadas por Fundación American Express. Y ves estas escaleras sin estilo que suben hasta la colina arriba a la plaza a donde los sin techo fuman, o esperan algo. Un hombre y una mujer con un cochecito de bebé, pero no tienen bebé sino una montaña gigante de ropa y enseres. Llevan su casita por la plaza y la avenida, la mujer adelante y el hombre atrás, con sus zapatos y zapatillas viejos, caminando lentamente vaya saber uno a donde. Tal vez a ningun lado. Tal vez no hay ningún lado a donde volver.
Ellos saben.
En plaza san martin hay un cartel que lee: las escaleras fueon donadas por Fundación American Express. Y ves estas escaleras sin estilo que suben hasta la colina arriba a la plaza a donde los sin techo fuman, o esperan algo. Un hombre y una mujer con un cochecito de bebé, pero no tienen bebé sino una montaña gigante de ropa y enseres. Llevan su casita por la plaza y la avenida, la mujer adelante y el hombre atrás, con sus zapatos y zapatillas viejos, caminando lentamente vaya saber uno a donde. Tal vez a ningun lado. Tal vez no hay ningún lado a donde volver.
Ellos saben.
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