La pared estaba demolida
y de la pared se escapaba la tierra
de la demolicion a la vereda
como un animal de desventrado
tirabamos piedras a un viejo televisor Zenith
despacito, teniamos miedo de que
reventara el tubo y
nos lastimara
sabiamos que venian a buscarnos
se iban a llevar nuestras casas
la integridad fisica y mental de nuestros padres
algunos los odiaban
otros los atesoraban
otros los sufrian porque no les importàbamos
y venia la merca y el crimen
sabiamos de viejas leyendas de compadritos y gitanos
sabiamos que no nos importaba mucho la escuela
a veces saliamos a robar relojes a los pendejos
que salian de la escuela
andabamos en autos robados
transàbamos con los bagayos del barrio
nos robabamos entre nosotros
guitarras y revistas porno
no nos gustaba ver mucho television
jugabamos a la guerra y nos dabamos palazos
nos tirabamos piedrazos y nos cagabamos
a trompadas rompiendonos la ropa y la jeta
y en los baldìos creciamos entre la basuira y las ratas
encontràbamos tesoros en la miseria obnubilando la nocion del tiempo
y cuando caìa el sol aun teniamos un tipo de fè retorcida
por la angustia y un tipo especial de atracciòn compulsiva
hacia el lado exactamente contrario de todas las voces que
nos prevenian del diablo
no funcionaba la catequèsis
no funcionaba la escuela
no funcionaba nada
excepto la velocidad de la perdiciòn
y lo dirè de vuelta
la velocidad de la perdiciòn
era lo unico que nos llevaba con adrenalina hacia
adelante en un cuelgue melancòlico o en una risotada cìnica
y tengo evidencias de que sigue siendo igual
ahora mismo
tengo cuarenta años
ya me han puesto una pistola en
la cabeza dos veces
y una de esas veces
el que me apuntaba
yo pensaba
que era
mi amigo
y se
reìa.
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