Los normales no me interesan
y te digo, en tono privè,
que los normales son los que mas
me hieren
vienen sesgando el viento
desde todos y cada uno de los
arrabales
los puedo sentir intensamente
me evaden desde lejos
extasiados en neutralizarme
yo extiendo la mano y casi los rozo
se ponen duros
ni que tuviera una navaja
los que mas me gustan
vienen a eso de las doce del mediodia:
tomados de la mano prolijamente
reconcentrados en su vitalidad zumbada
van de la mano porque se cuidan, son como hermanos
son ocho o diez
algunos con gorras de colores
algunos son inesperadamente viejos
estàn muy vivos y muy hermanados
con la lengua afuera
remera y zapatillas debajo del sol
gorras debajo del sol
remera y gorras y zapatillas adentro del sol
son
el unico sol que puedo ver
a esa hora del dia
a ellos no les doy volantes
no lo necesitan
son una melodia grata en si mismos
tienen piès y manos y amigos
tienen esperanza
estàn encendidìsimos como en llamas
no necesitan aprender a tocar
el blues
aunque bien podrian enseñarmelo
a mi
y los veo irse
como los patitos detras de mamà pata
y entonces me doy vuelta y vuelven las otras
caras
los maniàticos
los sin musica y las amas de casa neurastènicas
los deprimidos y los oprimidos y los preocupados
evadidos por el temible dòlar
los que han pasado una vida entera
bailando con la tonada equivocada y
se han dado cuenta demasiado tarde de
que los han cagado
las colegialas tan suntuosas aprendiendo
a sacar las garras
y los lìderes de empresas lìderes que
sospechan podrian no ser tan lìderes
por màs que se tiñan el pelo
dejando una prolija patilla canosa
a los costados
y un gomìa sin corazòn que viene y
me dice
- no sabès si enseñan guitarra?
Mi hijo es un hijo de puta
le comprè una bateria y me rompe
las pelotas todo el dia el
muy hijo de puta
- cuantos años tiene?
- ocho.
- que tal si le compras una guitarra
criolla?
- no se, pero quiero que me deje de
romper las pelotas, pendejo hijo de re mil
puta
y te digo, en tono privè,
que los normales son los que mas
me hieren
vienen sesgando el viento
desde todos y cada uno de los
arrabales
los puedo sentir intensamente
me evaden desde lejos
extasiados en neutralizarme
yo extiendo la mano y casi los rozo
se ponen duros
ni que tuviera una navaja
los que mas me gustan
vienen a eso de las doce del mediodia:
tomados de la mano prolijamente
reconcentrados en su vitalidad zumbada
van de la mano porque se cuidan, son como hermanos
son ocho o diez
algunos con gorras de colores
algunos son inesperadamente viejos
estàn muy vivos y muy hermanados
con la lengua afuera
remera y zapatillas debajo del sol
gorras debajo del sol
remera y gorras y zapatillas adentro del sol
son
el unico sol que puedo ver
a esa hora del dia
a ellos no les doy volantes
no lo necesitan
son una melodia grata en si mismos
tienen piès y manos y amigos
tienen esperanza
estàn encendidìsimos como en llamas
no necesitan aprender a tocar
el blues
aunque bien podrian enseñarmelo
a mi
y los veo irse
como los patitos detras de mamà pata
y entonces me doy vuelta y vuelven las otras
caras
los maniàticos
los sin musica y las amas de casa neurastènicas
los deprimidos y los oprimidos y los preocupados
evadidos por el temible dòlar
los que han pasado una vida entera
bailando con la tonada equivocada y
se han dado cuenta demasiado tarde de
que los han cagado
las colegialas tan suntuosas aprendiendo
a sacar las garras
y los lìderes de empresas lìderes que
sospechan podrian no ser tan lìderes
por màs que se tiñan el pelo
dejando una prolija patilla canosa
a los costados
y un gomìa sin corazòn que viene y
me dice
- no sabès si enseñan guitarra?
Mi hijo es un hijo de puta
le comprè una bateria y me rompe
las pelotas todo el dia el
muy hijo de puta
- cuantos años tiene?
- ocho.
- que tal si le compras una guitarra
criolla?
- no se, pero quiero que me deje de
romper las pelotas, pendejo hijo de re mil
puta
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