Ausencia de despropósito, por ende este blog.
En la periferia, la música, las tardes inquietas, terriblemente desasosegadas.
Por la noche, en el fin de semana, un impiadoso terror.
Tomo una botella de cerveza porque es lo que puedo pagar, despues de la comida.
Ausencia de testigos fuertes.
Todo lo que soy se hunde como una lágrima en el océano de la internet.
Dejo de fondo una pelicula de almodovar, porque la narracion es buena
y son de una época donde si filmaba en celuloide.
El grano en el transfer digital mas la cerveza me sosiega.
Quiero comer un plato de fideos y volver a la cama.
Quedarme en paños menores y hundir la cabeza en el acolchado que esta desplumandose
en invierno, el desplume hace que el suelo de la pieza se llene de plumas blancas.
Pienso en patos, en cisnes, en ninffas, en el dolor.
Pienso en el amor que se me brinda.
En fragilidad y en sentimientos.
Me acaricia el mareo del lúpulo y creo que los diccionarios de corrección
no saben mi nombre y mi propósito:
vuelco esto en una plataforma que sabe nada de armónicas melodiosas
y de guitarras apacibles.
En algun lugar en Grecia, un anciano observa su barca
desde un cúmulo de casa bajas blancas
en la colina de una sierra en el mediterráneo.
Quien hable catalán, que me diga como se dice en catalán
profunda melancolía.
No voy a ir a buscarlo a Google.
Necesito de un istmo, una patria lejana
UN RINCÓN DE PECES/PORTALES A LOS DÍAS NATURALES
una ciudad europea que acobije a los muertos de sudamérica sin
mucho chistar.
Esta noche soy un sol crepuscular visto en internet.
El mar verde de Europa me abraza detrás de los píxeles.
Soy un ángel.
Escribo esto al límite de mis fuerzas solo por el honor que me embebe.
La cuantía de mi ser diario solo es conocida por mis huesos
los huesos a quienes respondo desde el aire febril en mi cabeza.
En la periferia, la música, las tardes inquietas, terriblemente desasosegadas.
Por la noche, en el fin de semana, un impiadoso terror.
Tomo una botella de cerveza porque es lo que puedo pagar, despues de la comida.
Ausencia de testigos fuertes.
Todo lo que soy se hunde como una lágrima en el océano de la internet.
Dejo de fondo una pelicula de almodovar, porque la narracion es buena
y son de una época donde si filmaba en celuloide.
El grano en el transfer digital mas la cerveza me sosiega.
Quiero comer un plato de fideos y volver a la cama.
Quedarme en paños menores y hundir la cabeza en el acolchado que esta desplumandose
en invierno, el desplume hace que el suelo de la pieza se llene de plumas blancas.
Pienso en patos, en cisnes, en ninffas, en el dolor.
Pienso en el amor que se me brinda.
En fragilidad y en sentimientos.
Me acaricia el mareo del lúpulo y creo que los diccionarios de corrección
no saben mi nombre y mi propósito:
vuelco esto en una plataforma que sabe nada de armónicas melodiosas
y de guitarras apacibles.
En algun lugar en Grecia, un anciano observa su barca
desde un cúmulo de casa bajas blancas
en la colina de una sierra en el mediterráneo.
Quien hable catalán, que me diga como se dice en catalán
profunda melancolía.
No voy a ir a buscarlo a Google.
Necesito de un istmo, una patria lejana
UN RINCÓN DE PECES/PORTALES A LOS DÍAS NATURALES
una ciudad europea que acobije a los muertos de sudamérica sin
mucho chistar.
Esta noche soy un sol crepuscular visto en internet.
El mar verde de Europa me abraza detrás de los píxeles.
Soy un ángel.
Escribo esto al límite de mis fuerzas solo por el honor que me embebe.
La cuantía de mi ser diario solo es conocida por mis huesos
los huesos a quienes respondo desde el aire febril en mi cabeza.
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