domingo, 10 de febrero de 2019

DOS DE DOS



Larga vida a la teta. Larga vida a la concha. larga vida a las cosas supuestamente vulgares que conviven en armonía con las cosas supuestamente altivas y refinadas. Larga vida al silencio, a el sonrojo, al bebé que llora y al canalla que cae rompiéndose los dos dientes frontales superiores adentro de un saco de tres piezas de diez mil pesos. Me gustan esas cosas, ya vos también. Ojalá algún dia nos encontremos para fumar estas cosas lentamente.


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Siempre recurro a este estado mental donde veo mucha luz, un pallier, luz solar, mármol, y yo sentado con uno o dos de mis amiguitos de infancia. Este vago que murió de leucemia a los 6 o 7 años. Después se me va. El sentimiento es perfecto. Creo que fué una de las pocas veces que no había ni lugar para la torpeza habiendo ninguna habilidad de la que mandarse la parte adelante de alguien próximo a la muerte. No me pone ni contento ni triste. este pibe con la cabeza sin pelo, una polera blanca y el otoño en Palermo. El barrio virginal y bucólico, árboles, hormigas y arañas y juguetes. ojalá la muerte sea igual, que no venga pronto, pero que sea algo parecido a eso.
Tal vez deberia copiar esto y hacer una poesía.
Pueden los muertos meterse en los cables de telefono y en la banda ancha y leer esto?

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