He mandado un telegrama mental
a la cima de la montaña donde ha rodado hacia el desagüe
la carcaza de la belleza que alguna vez fuí
Al dios menor
que me me convenció de ser un voyeur brutal
la ñata contra el vidrio en un azul de frio
aquel que en vez de niebla de gofio
bautizó mi calavera lluviosa con tabaco
marihuana
bebidas frías
aquel que me dió para cubrirme el cuerpo y el alma
no gloria
sino jeans
y para ver los agujeros de los clavos en mis piés
la vision perfecta de la limitación abosluta
la cosa burda que se lame el hombro
mil pelos
en esas lenguas fofas
mujeres con ojitos de ceniza
serpentarias
putas que no
brindan sosiego
estrellandose las frentes contra las vidrieras
mi clase de perra
porque yo soy perra porque me enseñó así la perra de mi padre
sin remordimietnos
con el seso remendado con papel maché celeste y blanco
sopas tibias
en las batas
un sexo hirsuto y brumoso
hacia una cama helada
en algun bunker de la perimetría de el conurbano
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