lunes, 2 de enero de 2017

Para Carla, que se lo merece

En nuestro refugio privado 
donde vemos las estrellas pasar fugaces y caer. 
El den, el nido. La copa del arbol para el bosquìmano. 
La idea de como nadan los patos en un lago. 
El sueño, anoche, entre vientos frescos y fuertes, el 
silencio de la ciudad, el cansancio del cuerpo despues de la paliza de fin de año. 
La idea de como pinta sentado un indio sioux. 
La luna a quien nada ni nadie la conmueve. 
Un leve mordisco en tu hombro, caricias en tu pelo, en tu cabeza 
recostada sobre la almohada/morada. La melodia cintilante. 
Quemarnos en un abrazo. 
Arder en nuestro tiempo dentro del tiempo de todo los tiempos. 
Somos los niños de principio de siglo y hacemos danzas nuevas con arrugas viejas. 
Tenemos la fugaz e intensa necesidad de sobrevivir.



                                                                            B.A., 2 de enero, 2017, Sudamèrica

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