Bruma y silencio en la Capital
mañana silenciosa en Balvanera
se estiran los gatos solitarios
en el hueco del cono del silencio reposa
todo el terciopelo del mundo
como en el cuento centenario
estamos todos pinchados por el huso envidioso
y nuestras almas flotan sobre las camas deshechas
sin amor
fornicados solo por el descanso
el vil paréntesis de duda
los relojes
y la muerte
moleculas laxas estrechas unas contra otras
caen como nieve contra nuestros rostros transparentes
este el genio y esta otra la dama altanera
desconocidos de un campo de batalla ridículo
los ojos cerrados
el puño arrebujado y tenso
contra el estomago
el centro sin coraza
la persistencia de la fragilidad
en la prehistórica cueva
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