lunes, 18 de agosto de 2014

LA LLAMADA FATAL DE AURELIO




Marco Aurelio estaba re podrido. Todo el dia en el trono, ni ganas de cagar tenia. No habia nadie en la recamara real, los mancebos y ninfetas dormian la siesta y una melancolica flauta esparcìa sus mierdosos acordes en una tarde de pesadilla, de tan cutre e insoportablemente aburrida que era.
Marco Aurelio se rascò un cojòn por sobre la estola de seda que caia en su adormecida entrepierna y dijo:

- Cèsar quiere un trago, quien ha de darme de beber?

Un negro en una esquina, medio dormido ahi justo donde se paraba, abriò de pronto los ojos, terriblemente sobresaltado. Dos metros de altura, cuerpo de gacela, ojo del culo como las grandes y exhuberantes cuevas (pintadas) de Altamira.

- Ah, tu, negril, durmiendo en el trabajo? Si te viera tu madre, mancebo bellaco... Abre tus ojos y traele al pobre Cèsar un poco de libàr... que tal ese torrontès de las Galias... o un poco de ese vino tinto con sabor a miel que proviene de las planicies de... ah.. ya me he olvidado. Complacedme!
- Si, masa, su alteza.

El negro, Igor, se acerco con un ànfora y dio una copa de plata llena de el temible almìbar a Cèsar Marco Aurelio. Èste bebio a placer y de pronto hizo una arcada y vomitò el resto.

- Tu! -dijo Cèsar, señalando al pobre Igor -, has tratado de envenenarme con esta pociòn de cicuta... arrghh ajj, que asco... es peor que la mierda disuelta en meo... hijo de puta...
- Masa! Este vino ser recien traido del chino, digo de las verdes planicies vitivinicolas de Estigia.
- Es veneno, es lo que me has dado...
- Masa, lugareños pisar las uvas con pies traicioneros y olorientos, yo traer a masa Cèsar un brebaje estomacal infalible.
- Hazlo inmediatamente o te crucificarè, maldito animal!

Igor salio corriendo detràs de un biombo buscando las sales digestivas y no pudo encontrar nada. Entonces Igor hizo uso de razon y de su vida miserable supeditada al capricho de un hato de imbèciles. Se bajò la bragueta, sacò el MISIL IMPIADOSO, y empezò  a frotar y estirar el negro y gigante pene, que era como un gureso cable de tendido electrico, tratando de pensar en las chinas de su patria perdida.

- Masa, en unos segundos venirme, digo, ir yo a ti... y tu venir bien o sea... yo, terminar de... ooooohhh, AHHHHAJJJJ,, YO DAR A MASA BREBAJE POCION MAGICA A BASE DE LECHE DE CABRA MACHO.
- Pues mas te vale porque si no te vas a enterar quien manda aquì, Igor, sucio sorete, te via dejar la cola llena de pus de los petazos que te voy a dar con el cinto.
- Si masa ooohh siii ajjj ahhhhyyy ahhh auch seee papeeee, OOOHH AHHHH, digo, SU ALTEZA SI YA SALE, LAAAAA, LAAAA LALAAAALAAAA, LA POCIÒN A BASE DE LECHE SIIII...

Igor derramò su simiente en la ornada y reluciente copa de plata y se acercò a base de ridiculos saltitos saludables a Marco Aurelio con una sonrisa enigmatica de gran satisfacciòn.

- Pociòn de masa su Alteza excelentisima, beber, beber...!

Marco Aurelio se llevò la copa a la boca y bebiò chasqueando los labios. Marco Aurelio se sintiò muy raro. Muy raro.Una serie de imagenes visuales se vinieron a la mente del monarca regente: La vaca de Milka. Su padre con tablillas de cera en el lavatorium gritando a su madre:  «que estaba evacuando, ya no hay un poco de paciencia ni siquiera para un Cèsar?». Jovenes pastores dejando consternadamente atras a sus tiernas ovejas desapareciendo en una triste choza en medio de la noche, debajo de las estrellas conocidas...
Marco Aurelio sintio ganas de meterse un dedo en el culo y olerlo, por alguna razòn.

- Excelente pociòn, Igor. Dime, de que està compuesta?
- Es leche de mìpalo, sah.
- Es acaso un nuevo descubrimiento de la ciencia. Han, nuestros eruditos, concebido nuevas y mas vastas formas de saciar con alivio el dolor del pueblo?
- En mi pueblo ser muy comùn brebaje, sah. beber desde los siete años sah. En el suyo tambien, su excelencia.
- Pues myustrame de que planta se extrae esta extraña leche.
- Yo mostrar, sah, yo mostrar.

Igor pelò.
Marco Aurelio casi escupe un pulmòn de la impresiòn. Era una cosa muy grande, muy gorda, muy negra y todavia rezumaba una miel agria que invadiò el recinto con un aroma a establo de cerdos.
Marco Aurelio observò con resignaciòn y una solitaria làgrima tajeò su mejilla.

- Oh, ya veo. El viejo truco de la copa de plata. Dime Igor, por algunas de esas casualidades no... tienes màs?
- Pitòn del Gabòn siempre escupir dos veces sah. Yo servir.
- Esta vez no te escondas en el biombo pretendiendo que es solo Alka Seltzer. Quiero ver.
- Si sàh,. un placer, un placer, masa saber que Igor servir bien siempre a Su Excelencia...
- Que te calles. Sopapèatela, he dicho.

Entonces sonò el telefono al lado de Marco Aurelio. Ese telefono nunca sonaba. Todavia no se habian inventado las lineas telefonicas, pero Cèsar supo que esta era la llamada que sonaba... cuando se terminaba la joda. Forever.
Marco Aurelio puso el auricular en su oreja y se puso lìvido... de terror, de pavor, de duda existencial, se le habia puesto como una salchichita de copetìn y toda pàlida... ya no le quedaba duda, a Igor si le quedaba una duda pero a Marco ya no le quedaba nada. Se escuchò un crepitar electrònico sordo en el auricular, una voz cascada, las campanas del funebrero, el martillar del carpintero sobre el ataud y Marco Aurelio Cèsar dijo:

- Madre... no, madre... dejame tener esto... parece ser una buena chica... no, madre!... NO!

Entonces Marco Aurelio casi se desmaya, a duras penas pudo recomponerse y entonces musitò:

- Sì, madre, por supuesto, lo que tu digas... te amo, madre...

Colgò el telefono. 
Igor lo sabìa. Era el fin. Nunca mas se pintarìa los labios con sangre de cerdo en las tardes de las llanuras de Estigia, oh, vestales y mancebos encerados, nunca mas saborearia el vino frigio ni se frotaria la entrepierna contra las ovejas rellenitas y calientitas de Hispania. Sacò una daga de entre sus ropas y procediò a cortarse pedazos de su propia cara y dearselos de comer a Marco Aurelio, que agradecido, se comiò los churrasquitos de jeta con fruiciòn.
Entonces Igor expirò. Todavia estaba duro. Marco Aurelio se desparramò en el suelo desesperadamente y procediò a succionar el miembro viril para saborear las dulces gotas de semen que aun brotaban de la fenecida cobra gigante.
Estaba solo. En la recàmara aun flotaba en el aire una flauta lejana y melancòlica, y las edades y las eras se cofundian en un sonido chasqueante de violàceos, cuarteados labios malcriados.

- Ñam ñam ñam, que rica lechorreta... tu, fiambre, no te seques, ñam ñam ñam...

Y Marco Aurelio gritò al cielo, con los puños cerrados, en un estertor animal...

- MADREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE...!


En algun lado, del otro lado de las lineas, la madre de Marco Aurelio, en el oràculo de Delfos, sonreia, parte lechuza, parte pantera, parte vampiro de la eternidad, parte... parte de guerra.

Rojo se cerrò el telòn sobre los amatères y... fade to black.

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