CASI
Hay un casi en toda tu fisonomia
ambas física y espiritual.
Te hace imperfecta e imperfecto
no hay forma completa discernible.
Por eso te amo y te adoro hasta partirme en sangre:
en ese casi, tan, tan pequeño, vive
toda la esperanza de los universos.
Casi.
ALGARROBO
El dulce sabor del fruto del algarrobo.
Tirante en la mandibula
apacigua mi paladar, sabe de mí
me penetra con bondad y alegria.
Aunque no me creas, alguna vez
fui pequeño y sano y bronceado al sol
he visto las montañas del cañon del Talampaya
gemir erguidas festejando mi atestiguar cien mil docenas
de milenios. Fui eso y nunca lo olvidé.
Que cuando me vaya sea un algarrobo el que me chupe
para escupirme de vuelta sobre el polvo rojo
donde caminaron orgullosos mis padres
y mis abuelos.
NARANJA DEL PARAGUAY
Pintame un recuerdo inmediato, amor.
Que sea un beso francés para la Virgen María.
Que los caballos se turben y enloquezcan
Que la vida se averguence de la lentitud
de la eternidad.
Que cada cubo de Rubik se convierta en miel de maple
y que la miel se agrie por pudor al cariño que nos tenemos.
Séme fundamental y fundamentalista. Atáme.
Pegame un poco, en la cara, en el pecho, en los huevos
en las convicciones. Que se ablande mi atadura carnal
a este mundo loco que nada lo perdona.
Pero solo un poco.
Dame algo cercano a la perfección.
Redondo y flamígero y furioso como una naranja
del Paraguay.
EL PERCHERÓN
El percherón
hecho de piedra angular muscular
pintado de anilina cobriza
en un impreso forastero
Flequillo de mozalbete
peinado a la querencia y
capricho
Debajo de su masa
hay un brío salvaje
inobediente a las tareas de cualquier
labrante
Ecos de mi padre que desde su cama
de paciente
escorzaba remembranzas de un
pasado glorioso
Ecos de mi padre
misma angustia
diferente labranzas
letra a letra en la noche grávida de junio
tinta a las cenizas, escúchame joven
promesa de Marte
sílaba a sílaba
simiente bosta a bosta.
Hay un casi en toda tu fisonomia
ambas física y espiritual.
Te hace imperfecta e imperfecto
no hay forma completa discernible.
Por eso te amo y te adoro hasta partirme en sangre:
en ese casi, tan, tan pequeño, vive
toda la esperanza de los universos.
Casi.
ALGARROBO
El dulce sabor del fruto del algarrobo.
Tirante en la mandibula
apacigua mi paladar, sabe de mí
me penetra con bondad y alegria.
Aunque no me creas, alguna vez
fui pequeño y sano y bronceado al sol
he visto las montañas del cañon del Talampaya
gemir erguidas festejando mi atestiguar cien mil docenas
de milenios. Fui eso y nunca lo olvidé.
Que cuando me vaya sea un algarrobo el que me chupe
para escupirme de vuelta sobre el polvo rojo
donde caminaron orgullosos mis padres
y mis abuelos.
NARANJA DEL PARAGUAY
Pintame un recuerdo inmediato, amor.
Que sea un beso francés para la Virgen María.
Que los caballos se turben y enloquezcan
Que la vida se averguence de la lentitud
de la eternidad.
Que cada cubo de Rubik se convierta en miel de maple
y que la miel se agrie por pudor al cariño que nos tenemos.
Séme fundamental y fundamentalista. Atáme.
Pegame un poco, en la cara, en el pecho, en los huevos
en las convicciones. Que se ablande mi atadura carnal
a este mundo loco que nada lo perdona.
Pero solo un poco.
Dame algo cercano a la perfección.
Redondo y flamígero y furioso como una naranja
del Paraguay.
EL PERCHERÓN
El percherón
hecho de piedra angular muscular
pintado de anilina cobriza
en un impreso forastero
Flequillo de mozalbete
peinado a la querencia y
capricho
Debajo de su masa
hay un brío salvaje
inobediente a las tareas de cualquier
labrante
Ecos de mi padre que desde su cama
de paciente
escorzaba remembranzas de un
pasado glorioso
Ecos de mi padre
misma angustia
diferente labranzas
letra a letra en la noche grávida de junio
tinta a las cenizas, escúchame joven
promesa de Marte
sílaba a sílaba
simiente bosta a bosta.
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