Ahh, fuck it. Acá va otro de la gorda Veronica. Pobre.
Tenía ojos verdes
un par de tetas gordas y blancas y lechorrosas
no le importaba nada
su conversación no era memorable
pero tenia una petaca de whisky en un bolso
que le habia robado a la madre
y lo bebiamos en silencio en el piso alfombrado de mi
pieza. Tenia un pelo largo y salvaje que yo
acariciaba solo de vez en cuando y yo tenia una erección
que habia durado dos horas y que ella acariciaba
de vez en cuando y si hubieramos tenido que garchar
toda la vida solo lo habriamos hecho de vez en cuando.
Ella estaba mareada y gordita y calentona y tenia
estas calzas que se ceñían a sus gordos muslos y a su
conchita que rezumaba un sudor penetrante. Los
ojos verdes le brillaban en la oscuridad y en la oscuridad
de mi memoria la recuerdo como la mujer que se subió
arriba mio para darme algo que yo venia pidiendo hace mucho
tiempo y que no se me habia dado antes por tratar de
ser un muchacho respetuoso.
Un dia no volvió mas y no la extrañé en absoluto.
Solo quisiera tener su sexo cerca de la cara para morderle
los labios interiores de la vagina hasta que sangren, un poquito,
solo para decirle que veinte años mas tarde, con las cosas que aprendí
no puedo hacer mucho más para ayudarla a ser una mejor persona.
No es que fuera mala, sino que en realidad no era tan buena, y
yo le caía bien y no está bien que a los idiotas uno le caiga bien.
Bebíamos Ron Rico con hielo, y he dicho un par de cosas de más
de ella, pero bueno, estaban los judios contra los italianos
y los italianos al igual que los judios no me dejan pensando ni
me quitan el sueño,
pero si el esperma,
Verónica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario