Tus pies estan quietos
tus dedos armados
de la voz al susurro
al grito pelado
piernas flacas hieren
tu flaco calzado
tremulos sostienen
tu tronco cansado
y la tarde ajena
a la razon del pasado
en ojos amarillos
de parpados pesados
pueda asi tu lengua
en el abecedario
deletrear poemas
detras del bestiario
hombres no perdonan
a otros hombres malos
y yo me puse enfermo
y despues me puse raro
y me quedé muy quieto
por casi veinte años
con mi cruz tan fria
y aqui estoy esperando
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