Creo que para 1996 me hice una cuenta de
Hotmail. Para el 2001 estaba tan quemado de jugar al Counter Strike dieciseis
horas por dia en los cibers que tuve dejar de trabajar para dejar de jugar
pagando y por ende, sin salario alguno, empecè a usar una compu tres horas al
dia, rapiñando mp3s y mandando mails. Largas cartas ciberneticas furiosas,
disertaciones one-on-one, e intercambios cachondos con señoritas de todos los
confines del planeta. Recibì imagenes indeciblemente hermosas. Ella, a quien no
nombraremos, no tenia una camara de fotos, asi que directamente, a pedido mio,
se ESCANEÒ LA COSA y me mandò las fotos. Evidentemente habia usado su conchita
antes de mandar el scan asi que la foto incluìa un maravilloso SQUIRT blancuzco
sobre el vidrio del scanner. Por una temporada larga nos enviamos mails, ella
era de los EE.UU y media un metro ochenta, lesbiana indecisa, ex soldado raso
en un campo de entrenamiento militar. Se llevaba mal con el viejo. Nunca
mencionò a la madre. Yo tambien me llevaba mal con mi viejo y no mencionaba
nunca a mi vieja. (Lo mas importante que se pueda saber de nosotros està
precisamente en las omisiones, los secretos, lo que no se dice, lo que dicta
tabù).
Tuve un brote. Bajè veinte kilos. Seguia
mandando mails, metiendome el los chats de MSN, adonde me insultaban los
chilenos, me ignoraban los uruguayos y los argentinos directamente estaban poco
interesados. PERO LEJOS SIEMPRE ES MEJOR. Por casi una decada perdì contacto con
M., la encontrè hace unos años. Es el 2014. Las cosas salieron extrañas para
los dos. Yo estuve en un par de instituciones psiquiatricas de las que apenas
sali bien parado, y en Tribunales. Por un mail que mandè, muy florido e
irascible, a una señorita irrespetuosa. Papi hizo unos pases magicos y me
vinieron a buscar de la comisaria. No importa, hablamos de Ella, ok? Ella tiene
una adicciòn a fumar metanfetamina, subiò diez kilos, bajò treinta, se quedò
sin casa, vive en el garage de un amigo y en su avatar podemos ver una cabeza
familiar y una pistola en LA sien. No me da gracia. Ah, tambien tengo un cuenta
de LinkedIn adonde puedo ver que mi ex novia, supuestamente, tiene trabajo. Me
gusta eso. No nos llevabamos bien al final. Me calzò una trompada cuando le
ofrecì unos pesos y se fue en taxi a Bulogne a una pensiòn de mala muerte, con
el mejor polvo que tuve jamàs y nuestro gato en una jaulita. Y una botella de
whisky. Puedo recordar tenuemente (cada año que pasa lo recuerdo mas tenue, mas
tenue...) que yo era muy feliz sin internet. Muy. Sin Facebook, sin Twitter,
sin LinkShit, sin una concha. Bueno, sin una concha no era muy feliz. Pero mis
pajas estaban santificadas. Mi intenciòn era buena. Ahora puedo ver noticias de
los confines del mundo, pero la gente que me gustaba siguieron su vida, y no
nos tocò una buena vida. Y yo estoy clavado a esta silla de mierda, zumbado y
demente. Estamos muy cerca con esta merda cibernetica pero desfallecemos de
soledad mas que nunca. Hace dos años que tengo un telefono celular, me sirve
bastante cuando mi novia tiene un ataque de panico. Yo la escucho a la
madrugada hablarme detràs de la medicaciòn, como un fantasma, hasta que se
gasta la bateria. Los satelites envian gemidos de actas de defunciòn paquete de
informaciòn por paquete de informaciòn hasta que no damos màs. Para cuando
termine de escribir esto los celulares van a tener el tamaño de zapatillas
talle 46 y tu cabeza va a estar achicharrada por la idiotez y yo voy a tener
que preguntarme si todavia te amo. A vos, a ella, a todos.
Queres conectar? Desconectate. Y si tenes
tetas, tocame el timbre y lo hablamos, que donde comen dos, comen tres.
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