Nadie sabe
… Nadie sabe lo buena que sos
lo mala que sos
nadie sabe lo que sufrís
nadie sabe de tu idea de escape
nadie sabe
de las llagas que te transfiguran en la noche
no se lo decís a nadie
vivís sola
nadie sabe bien donde vivís
como vivís
delaers llegan por la noche cuando nadie te mira
te metés en el aire del auto
y pagás pro tu cruz
nadie sabe que no podés ni salir al balcón
que cerrás la puerta con doble vuelta de llave
que no te importan las peliculas
de detectives o de vampiros o documentales
Gandhi
Martin Luther King
Perón
Vos mirás otras peliculas
que encerrás en tu corazón oscurecido por la pena
de vez en cuando veíamos alguna que otra cosa
pero era otra cosa
esas otras cosas con el tiempo fueron años y esos años un lustro
te guardaré en la caja de cambios de mi pecho y aceleraré
según me venga en ganas
en la vida o en la muerte
y espero
en la muerte
no encontrarte nunca
De que hablaríamos?
Que cosas que ya sabíamos podriamos encontrarte
una vez que el cuerpo nos falle
que nuestros padres y amigos nos fallen?
Y que no haya dinero?
Y que te cronometro marque el cero tiempo
para el el cero amor
el cero aguantar esta tormenta a la intemperie que cae
como una maza inapelable y tan dolorsa sobre
la propia lluvia de nuestros dias?
Que nos fideos por aquí, que una hamburguesa por allá...
Me masturbaré cuando ya no quede tiempo entre mis sábanas negras
pensando en aquella mujer que alguna vez conocí que
dentro de mi boca
gozaba como una cerda enviándome su maravillosa agonía orgasmica
llenandome los dientes de pelos
de carne reblandecida y caliente, muy caliente
de flujos
de hedores de alegría, muy caliente
Después no sé lo que haré y después no se lo que harás
Naide sabe
Te envió señales de agua, humedales enteros de cariño flojo
vago
evaporante
desde el abismo inabarcable que se ha alzado entre nosotros
esta noche probablemente ni siquiera duermes
No te culpo, no me culpes por no culparte
auque se que es imperdonable no matarte
Estoy esperando en la madrugada de Buenos Aires
para atarte al mascarón de proa de nuestros dias
y estrellar tu cara contra un olvido del que ni siquiera tengo noticias
de su forma
de su credo
de la textura suave de su destrucción
Y pienso en trenes
en Suiza, o mejor aun en Suecia
Hace 40 años que no salgo de Buenos Aires
Por favor, entierrenme lejos de todo este barro
de ella y de mí
quemen mis cenizas y diganle al cremador que no deje ni una
mota de hueso quemado en el horno
No quiero juntarme con los indecisos
con los viejos
con los niños
con los perros
Denme la cristiana sepultura que nunca pude ganarme lejos de toda
esta peste que embriaga mis dias con algo mas que alcohól
Si yo no he visto un alma desde hace cincuenta años
a quien le importa?
Diganle a mi familia cercana:
bichos microscopicos
ratas
murcielagos
perros sedientos de vino que no viven ya en este barrio
que han sido expulsados por la burguesía de este barrio
que han sido suicidados por los tontos que comen hamburguesas
en este barrio
Caerá la moneda al suelo
una mano casi muerta se asirá a la baranda de un puente:
dirán los diarios
la ciudad ha tenido sed y por un solo dia esa sed ha sido satisfecha
Y quien cuidará de ti
criatura bella
Amo Buenos Aires
esos bancos cerrados a la noche en la madrugada pre lluvia purpúrea
como escupitajos certeros al ojo de mi mediana locura
no puedo esperar a que estén ya debajo del agua del deshielo
Salto, criatura bella, por todos lados
mis pies están hartos muertos de hambre
mi cintura cementada a la silla
los ojos bien abiertos, apopléjicos
malditas corneas sorbiendo el vino de la vida
hago un tajo en la caca de este poema para abrirte
las piernas
ver que hay adentro
de esto se trataba todo?
Los obreros del paraíso han hecho un hueco esta noche
en el cielo y otro en el infierno
y uno habla de caer y de que te caes
de que digo y me mentís
de que corro hacia vos
y en tu fiebre mental hay un huracán
que no puedo parar
Silba solitario, desangelado y recargado , un colectivo mientras abre al medio
la avenida de la muerte.
Nos están devorando los perros, por una última vez.
Nadie sabe.
Nadie sabe.
ResponderEliminarSaludos,
J.