O sea, yo pienso que es ridiculo. No deberia decirlo, y menos escribirlo acá, pero tengo altos hongos en los pies. Me los rasco. lLe dicen pié de atleta, estan en el lado izquierdo del pié. Me los rasco y me olvido. Se forma una costra, que es deliciosa de rascar. Salen PEDACITOS. Secos o vivos. Parece una quemadura. Me los rasco con deleite: si pica, te rascas, no? Yo me rasco. Hago muecas. Miro el pié: caen pedacitos de piel muerta. Saco un pedacito: me lo como. Sip. Y miro el pié y un pedacito cae dentro de una taza de té que está en el suelo. Yo tomo té en esa taza. No me importa. No me importa mucho estos dias. Me importa algo, pero no te lo voy a decir. Eso que me importa, tiene que ver con la vida y la muerte, pero no se habla de la vida y la muerte un sabado por la noche. La gente quiere vestidos, monigotes sonrientes, una banda en vivo, amor, un poco de sexo barato, unas pocas mentiras, algo Tinelli, algo Feinmann, no un tipo que se coma sus propios hongos. Algo que nunca mire el papel higienico despues de limpiarse el culo. Algo que sea vulgar dentro de limites aceptables. Algo que mate pero con ese TONO DE VOZ. Yo no tengo ese tono de voz. Me cuelgan los pantalones. Uso medias de lana, camisas arrugadas, parece que hubiera dormido con la ropa puesta (lo cual es verdad, por lo menos con esta camisa). Bebo de la botella, lo cual no me hace mas hombre, ni mas rata, ni mas barriobajero; (acabo de usar un puinto y coma, conchuda, bancatelá) simplemente soy vago, profundamente vago. Mis movimientos en la cama son: rodar a la derecha, rodar a la izquierda. Vos tenes tus mentiras, yo tengo mis mentiras. Si pongo esto que escribo en una
coo luum naaa,
hago un poema.
Me gustan los niños, y los ancianos.
Tengo recuerdos gratos de mis padres y de mis tios y de mis primos y de mis hermanos, pero lo que mas me gusta es no poner nada en columnas (ultimamente), porque la gente que hace poesia, termina siendo un bodrio en la cama: ahora que lo pienso, ninguna de mis pocas y muy degeneradas mujeres era poeta: sencillamente la rompian adentro y afiuera de la cama. Estaban llenas de defectos, pero por lo menos no sentian una malsana simpatia por Marilyn Monroe o se quedaban dormidas a la hora de la siesta. Yo les compraba ropas de segundamano y despues se iban. Eramos como aliens. Siempre mordiendo el borde del plato de lata de polenta. No se donde están. Tal vez se mueran mañana, despues de que yo me muera esta noche, o la noche de mañana. Nadie puede vivir tanto como un pobre tonto pobre. Eso incluye tanto a los hombres como a las mujeres. Excepto de que yo, imperceptiblemente, declaro a la gente automaticamente desahuciada cuando dejan de gustarme o cuando yo dejo de gustarle. Pero ultimamente me pasa algo raro. Miro mi puerta de hierro en la entrada del departamento como si fuera una hogaza de pan que me separa de las colinas doradas de Balvanera. Y de Cuzco. Y de Suiza. Lo entiendo y no lo entiendo. Es un sabado a la noche, me digo, y hay silencio, los peruanos estan en calma, nada de improperios para ellos esta noche. Acaba de empezar el sabado a la noche, para muchos. Para mi, ya es domingo: la cama me espera. me masturbaré apenas se me pase la jeringoza corporal de saber que tengo casi cuarenta y dos años y un problema lumbar y ninguna mujer tirandome vasos de vidrio a la cara. Queda una decima de botella de Michel Torino. El vino se balancea en la botella verde con el brillo de una piedra preciosa impagable. Tengo en la mente ardiendo la idea de gentiles y delgados dedos acariciandome la pija del alma. Pienso en medallas, recompensas, en lobos aullando, en penes, en caricias, en las bragas de una mujer que bien podria estar muerta y me doy vuelta hacia la ventana: está cerrada. Alguien podria estar viendo mis manos en este momento mientras tipeo. Podrian saberlo, y yo me desintegraría en las manos de algun extraño con retraso mental. Que no lo sepan. Por dios que no lo sepan porque me va la vida en ello: estoy pensando en vos. Aumentaron los cigarrillos un 50 por ciento y estoy pensando en vos, en tu pubis, en la muerte, en el suicidio, en el retraso mental acentuado, en vos, en tu concha, en el rodar de los cuerpos y, en especial, en el aumento del 50 por ciento de los cigarrillos.
coo luum naaa,
hago un poema.
Me gustan los niños, y los ancianos.
Tengo recuerdos gratos de mis padres y de mis tios y de mis primos y de mis hermanos, pero lo que mas me gusta es no poner nada en columnas (ultimamente), porque la gente que hace poesia, termina siendo un bodrio en la cama: ahora que lo pienso, ninguna de mis pocas y muy degeneradas mujeres era poeta: sencillamente la rompian adentro y afiuera de la cama. Estaban llenas de defectos, pero por lo menos no sentian una malsana simpatia por Marilyn Monroe o se quedaban dormidas a la hora de la siesta. Yo les compraba ropas de segundamano y despues se iban. Eramos como aliens. Siempre mordiendo el borde del plato de lata de polenta. No se donde están. Tal vez se mueran mañana, despues de que yo me muera esta noche, o la noche de mañana. Nadie puede vivir tanto como un pobre tonto pobre. Eso incluye tanto a los hombres como a las mujeres. Excepto de que yo, imperceptiblemente, declaro a la gente automaticamente desahuciada cuando dejan de gustarme o cuando yo dejo de gustarle. Pero ultimamente me pasa algo raro. Miro mi puerta de hierro en la entrada del departamento como si fuera una hogaza de pan que me separa de las colinas doradas de Balvanera. Y de Cuzco. Y de Suiza. Lo entiendo y no lo entiendo. Es un sabado a la noche, me digo, y hay silencio, los peruanos estan en calma, nada de improperios para ellos esta noche. Acaba de empezar el sabado a la noche, para muchos. Para mi, ya es domingo: la cama me espera. me masturbaré apenas se me pase la jeringoza corporal de saber que tengo casi cuarenta y dos años y un problema lumbar y ninguna mujer tirandome vasos de vidrio a la cara. Queda una decima de botella de Michel Torino. El vino se balancea en la botella verde con el brillo de una piedra preciosa impagable. Tengo en la mente ardiendo la idea de gentiles y delgados dedos acariciandome la pija del alma. Pienso en medallas, recompensas, en lobos aullando, en penes, en caricias, en las bragas de una mujer que bien podria estar muerta y me doy vuelta hacia la ventana: está cerrada. Alguien podria estar viendo mis manos en este momento mientras tipeo. Podrian saberlo, y yo me desintegraría en las manos de algun extraño con retraso mental. Que no lo sepan. Por dios que no lo sepan porque me va la vida en ello: estoy pensando en vos. Aumentaron los cigarrillos un 50 por ciento y estoy pensando en vos, en tu pubis, en la muerte, en el suicidio, en el retraso mental acentuado, en vos, en tu concha, en el rodar de los cuerpos y, en especial, en el aumento del 50 por ciento de los cigarrillos.
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