Me acordé de un dia levantarme a media mañana. Era mi cumpleaños. Y mi abiela vino de trabajar y me regaló unos cuentitos del Gato con Botas. Yo los recibí un poco... me duele, decir esto, pero los recibí un poco decepcionado porque esperaba un jueguete... de tan malacostumbrado que me tenian a cosas rimbombantes, juguetes caros. Autitos, muñecos, esas cosas. Ahora me doy cuenta que cuando leí el gato con botas ese dia... son cosas irremplazables, necesarias, nutritivas y potentes. Cuando crecí un poco mas, antes de la adolescencia , mi abuela me regaló otro libro, de la coleccion Robin Hood. Un libro del doctro Albert Schweizer. En él, habia un aforismo que hoy en dia pienso y uso a menudo, una reflexión del Dr.: "Vivimos rodeados de millones, pero desfallecemos de soledad". Era muy profunda y solemne mi abuela, y muy viva, muy piola y muy fogueada en las circunstancias mas terribles de la vida. No le pasaba una a nadie. Perdió dos hermanas en su infancia, una murió por comer pan caliente. Solo una veza me dijo el nombre de su madre, a quien dejó de ver a los 18 años por estar su mamá en desacuerdo por su casamiento con mi abuelo. Mi familia y mi historia está plagada por el desencuentro, por toda clase de divorcios, físicos, de caracter, espirituales. Siempre estuvo patente en mi que habia un bagaje heavy emocional siempre presente. La casa conteniendo personas adentro que bullen en mensajes tácitos, centenarios, tan viejos como la misma tierra. Es lo que hay. Tenmgop un amigo o dos. Una op dos mujeres ahí afuera, amigas, siempre enojadas por todo, jaja. Gracias, Abue. Te guiño un ojo hasta ahí, el cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario