domingo, 9 de agosto de 2015

TIA MARTA

La Tia Marta
deja las bolsas en el suelo
y Lupe viene a restregarse el cuello y la cara
en el cuello de sus botas, y en las botas hay lluvia
pero Marta ha calentado esas gotas, esos charquitos
con sus pasos determinanes, y Lupe lame
y los dientes de Marta se revelan; grandes, blancos, cuidados y enteros

Marta la levanta y le da un beso y Lupe se escapa
a la cocina
a buscar moscas en el aire de la luz electrica
y la Tia se fija si en el contestador del telefono hay mensajes:
llamó mamá, y papá
no hay mensajes galos o fiestas pendientes
la cama king size, sí,  puede estar un poco demasiado solitaria
pero huele a mí, se dice, ledicen, y ella se repite
tensando las piernas y cocinando un plausible teorema
y cuando se va a dormir
con la cara dada vuelta a la derecha contra la almohada
escucha la lluvia descomponerse contra el pavimento en un sonido
análogo a quien guarda las cintas blancas de pelo de la comunion en
la pares mas atrás y mas alejada del placard
y la gata se arrebuja en su abdomen en la oscuridad
mirando con un ojo animal y verde hacia la puerta del departamento 
los movimientos furtivos de la mecánica de la noche 
y sus posibles consecuencias extendidas

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