lunes, 24 de agosto de 2015

CONFESIÓN DE MEDIANOCHE


La cara de la locura
cede
con este contemplar en esa claridad
la magia vibrante de los realmos de la ansiedad
la sagrada inquietud
solitaria inquetud
solitaria y ruido de cañerias
solitaria de cara 
roja que se sabe roja y solitaria
el sudor de un niño
la fiebre en un ciervo

en ese claro vivificante
le digo vivificante y le debo esta media vida!
veo mi cuello quebrado
mis noches afiebradas
echado sobre mi estomago con un libro
mientras las estrellas en el espacio se mueren
implosionan y gimen una silenciosa vaharada
de ondas de radio y polvo

y aqui abajo en la ciudad
donde la gente rapiña por un peso seco
te conté cosas que nunca le dije a nadie mas
y a veces hasta te amé con tus mil caras
y cuando vos dormias yo te miraba
preocupado
"sos lindo, puedo ver como eras de joven aun
en tu cara"
me dijiste un par de veces
"me hacés bien"
"sos el amor de mi vida"
y
"acabame adentro, mi amor"
y por eso
por las estrellas que se mueren
por las noches donde las patrullas aparcan
con sus lucecitas azules en 
los corazones de la gente
porque intuyo que tengo un antiguo caballero negro
montado en la ingle de mi alma baja
no puedo dormir  
por eso, y eso que es?
no es miedo ya
no es un pánico constante ya es
que el tiempo muerde a los mios
y siempre supe que con cada primavera
que llega (nos llegan aunque estemos ya partidos de nosotros mismos)
hay un invernal tendido en la tierra con
los ojos piadosos, y está mellado de salida 
y si miro en sus pupilas veo mi sangre gringa mezclá 
arrancada de mis muñecas 
y el agua pura que corre no me quiere
y ese ultimo ciervo sincero
no me resucita
ni me mata este lápiz querido
que te miente con los labios 
sellados de los muertos.

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