Escucho mi voz como quien despliega una bandera de muerte
escucho mi puerta cerrarse conmigo dentro del hogar
y soy mi propio hijo
soy mi propio padre avergonzado del hijo que tuvo
soy el hijo que alguna vez sintió pena por su padre por ser
el hombre que fué
escucho el eco de mi voz en esta frase y ni siquiera puedo matarme:
algo dentro mio bulle friamente un caldo pagano, como un reptil eterno en conciencia
algo dentro mio está mal: darme cuenta de que está mal
aún siendo evidencia y soporte momentáneo, tambien está mal
la vida no está siendo buena conmigo ni yo estoy dandole a la vida
ninguna flor admirable, simplemente nos miramos con desgano el uno al otro
poniendonos las zapatillas al mediodia
en las zapatillas hay agujeros y quemaduras de soldaduras
y en mis manos hay pegotes y viejas cicatrices
en los brazos en las muñecas
con estos brazos abrazo y tomo y aparto y rechazo y salvo de caer
me clavo espinas infinitamente estúpidas en los dedos y en las palmas
desmalezando furiosamente con una pala roma las raices turbulentas
que se enroscan en el tedio de mis macetas
yo soy como un yuyo me digo
y se me hinchan las manos y la garganta de fumar y de sacar cardos obsoletos
y residuales de los almácigos de tierra vencida mientras
desde el cielo gris caen lagrimas frias
y la botella barata de vino en la heladera que ronronea tercamente
sueña con llevarme mientras yo sueño que ella me lleva al mismo tiempo
yo no se quien me hizo a mi asi
yo no se cuando me voy a ir
yo no se cuanto mas tiempo te puedo cuidar
yo no se cuanto tiempo mas tienen estos dedos
para pedir disculpas
yo no quise ser así
yo ya no puedo dormir bien
ni decir mas de la nada y el vacio y el sufrimiento
sopla el viento fuerte y caen gotas pesadas y frias contra el mugriento vidrio
y notas musicales enfermas bañan mi garganta que inflamada quiere reventar
la boca, la boca que yo tapo
para hablar desde los dedos,
que habitan manos que quieren
atrapar todos los sueños de mis tristes y centenarios muertos.
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