Michael Landon, el maestro del Mundo, carraspeó. Tomó un sorbo de un vaso de agua del pupitre, y dijo:
- Ok niñitos, hoy es el primer dia de escuela y nos vamos a presentar todos y cada uno de nosotros va a decir las cosas que mas le gusta, ok?
La clase, veinte seres humanos, o casi, de seis años de edad, no contesta.
- Digan "si" a coro si me estan escuchando.
La clase emite un mugido tímido. Alguien se sonríe al fondo. Niños problematicos escondidos detras de los cuerpos de otros niño no problematicos.
- A ver tu.
El maestro señala a un pequeño ser humano.
- Mi nombres es Agustin y tengo seis años, y lo que mas me gusta son los aviones para armar y... y...
- Muy bien Agustin, muchas gracias.
El maestro ciruelo señala a otro niño.
- Yo soy Fabian y me gusta cantar con la televisión a la noche. Mi papá me dice que si no me hago marica cuando sea grande voy a ser tenor.
- Muy bien Fabián, sentate y callate. No te quiero escuchar en lo que resta de los proximos trescientos dias. Alguien mas?
Alguien en el fondo levantó la mano. Tenia el pelo revuelto y cara de sueño.
- Mi nombre es Miguel Servantes y mi papa me dice que cuando le robo el vino es un paso mas adentro del infierno. A mi me gusta tomar vino, pero mi papa no me deja pèro yo voy y compro y le digo al del supermercado que es para mi papá. Mi mamá se desviste a la noche para acostarse con papa y se pone una bombacha roja con dibujitos...
- Le debe de quedar bien la bombacha a tu mamá.
- El de la bombacha es mi papá...
- Gracias Miguel...
-... y mi papá se pone una crema y grita: Miguel, te vamos a dar un hermanito! Pero hace tres años que estan en eso y no pasa nada.
- Gracias Miguel. Te va a venir a buscar la policía. Sentate por favor.
Miguél se derrumbó en su silla, completamente apesadumbrado por la paja y la resaca.
- A ver otro?
Maestro Ciruelo señaló a una niña.
- Yo me llamó Anacleta Gonzalez Tuñón del Carmen Villar Tancredo y mi papá es policia.
- Excelente Anacleta, contanos de tu papá y de las cosas que te gustan.
Anacleta se ruborizó y entonces habló.
- Mi papá vuelve a casa a la madrugada. Siempre me trae regalitos. El otro dia me trajo un relós. Un Roller.
- Te gusta patinar, Anacleta?
- No, mi papá no me deja, dice que es peligroso, que las rodillas de una mujer son importantes. Me trajo un Roller. Un relós.
- Ahhhhh, un ROLEX!
- Si, y me dijo que era de un amigo.
- Pero es un regalo muy caro ese reloj, Anacleta!
- Si, pero el amigo de mi papá no lo quiere mas.
- Se compró uno nuevo?
- No, se murió, lo mataron los guerrilleros...
- Gracias Anacleta. Sentate.
- ...Yo le limpié la sangre y mi papá me dijo que cuando yo sea grande voy a hacer patria.
- No me cabe la menor duda, Anacleta.
- Y mi mamá cuando llega mi papá a casa cierra todas las puertas con llave y toma cerveza.
- Ya, Anacleta.
Anacleta se sentó muy orgullosa de su historia.
Maestro Ciruelo respiró profundamente y miró al parvulario.
- Bueno chicos, hoy es nuestro primer dia y vamos a jugar con las letras. Yo voy a decir una letras y cada uno va a tener que hacer una oración con esa letra predominante en toda la oración.
La clase hizo silencio prolongado. Un valiente se levantó y levantó la mano. Maestro Ciruelo dió la venia de "hable"...
- Profesor, no sabemos lo que quiere decir "predominante"...
- Quiero decir que la oración debe tener muchas letras de la letra elegida. A ver, usted, utilice la la vocal "U".
- Umus uqus un cungrusu gunurul cunstutuyuntu...
- Muy bien! Igual que si tuvieras paralisis cerebral. Cual estu nombre?
- Rucurdu.
- Bueno ya, podes hablar normalmente.
- Mi nombre es Ricardo, profesor.
- Sentate y callate, Ricardo.
- Si señor.
Rucurdu se sentó.
- A ver, usted, utilice la "O".
- Somos los copos quo coon dol hoyo dol orto.
- Como?
- To conchodo poto modro.
- Como?
- Quo sos on poto dol orto.
- Nombre?
- Gostón.
- Hable normal, bellaco!
- Gastón!
- A dirección, Gaston, a firmar el libro!
- So soñor.
- Nada de graciosidades.
- Chupala imbecil.
- Como?
Gastón salio raudamente por la puerta de el aula.
- Bien alumnos, para ser nuestro primer dia de clases ha sido un dia movido en que nos hemos presentado y hemos, tacitamente, hecho juramento a la bandera, poniendo todo nuestro corazon y nuestro sacrificio en pos de la defensa nacional, combatiendo al capital y protegiendo al pais de los comunistas. Ahora entonaremos el himno nacional Argentino. De pie todos!
La clase se paró detras de sus pupitres. El profesor puso la pua en el simple en el winco y una musica sorda y pesada salió del parlante a tubos del tocadisco. Algunos levantaron sus manos hacia el cuadro de San Martin que estaba arriba del pupitre del Maestro. Sus padres les habian dicho que lo hicieran. Los niños no sabian el significado de esto. Sus padres sí lo sabian, pero no hablaban mucho. Algunas cosas solo tienen que ser hechas y se acabó! Y el dorado e impoluto sol argentino se levantaba sobre los niños de la Patria. Sus bucles, sus pelambres, sus enfermedades venereas del futuro... Explosiones solares, tormentas solares! Los tanques avanzaban lentamente como hormigas verdes por las calles somnolientas. El pueblo unido, en alerta permanente, sí sería vencido. Las aulas se silenciarian de seis de la tarde hasta las siete del dia siguiente: cárceles para los malditos, mamadera de los cautos imbéciles. Los dias de lluvia los niños no asistirian, a excepción de algunos pocos que vivieran cerca del establecimiento. Madres perversas y dementes y borrachas prepararian resacosas los desayunos, pasando a las manos pequeñas de los condenados tazas trémulas de café con leche y hogazas de pan con manteca... padres preocupados se anudarian las corbatas opacas y verdes después de darse una impecable afeitada y combatirian a los comunistas desde sus escritorios y en las mazmorras y desde los cuarteles, oscuros y húmedos, un fino y dulce olor a carne chamuscada se levantaria en el aire como una espada sagrada y se perdería lentamente sobre la cuenca del Rio de la Plata. La niña de los ojos azules achinaria los ojos en una sonrisa sucia delante de los niños perdidos de los pelos erizados y cuando crecieran, los unos y los otros no se encontrarian nunca mas para redimirse de alguna manera. Paridoras y sementales, todos con los cerebros rotos, mamando de una leche enferma en la oscuridad de la noche, contándose los dientes de oro, si, si, ahi están, dos, tres, cuatro... verificando coordenadas malditas desde la cuna, hombres y mujeres parcelados y dinamitados en el corazón, empujándose como vacas en el matadero los unos contra los otros, y las tazas temblaban y los vasos emitian ondas de agua que morían instantáneamente entre la expansión de las bombas y los polvos en la oscuridad, multiplicándose.
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