El dia que me mamè
encontre en un cajon polvoriento de mi mente
esa que saco a pasear todos los dias diez minutos
abajo del sol
abajo de la lluvia inclemente
abajo de lo que quede de mi hombria y mi valor
encontrè todas las bolitas que habia perdido
durante veinte años de llanto y de dolor
de locura de mierda
de perder los estribos en el nombre
del amor
todas esas las encontre
el dia
que me iba al fin de mi hogar de infancia
estaban en un rincon
detras de una laja
y detras de un mosaico
detras de una maceta con una planta
centenaria
esa que podria decirme el secreto del aguante de mi abuela
de mi abuelo con un solo pulmon, enfurecido por los mierdas insolentes
detras del dolor de mi abuela amnèsica por tres dias enteros
por la partida del hogar corazòn
detras de la desazòn inmadura de mi hermana
y sus insultos berrinchescos post-adolescentes
ahi estaban
las muy perras
polvorientas pero perennes brillantes como un idolo
de una tesitura casi mixteca
como el barro insolente que no cede a los vientos de mil años
capa tras capa aullando NO! NO! NO!
no nos movemos un carajo, FUCK YOU! no!
aguantando la batalla de la barrida insuperable de la
muerte en el pulso mamu-totèmico del tiempo
y encuentro que durante todos esos años
yo venia practicando la perdida con
pequeños objetos y cosas
inclusive objetos de otros, de mi padre...
de otros:
eso de abrir
un album de fotos
y saber de partir
sin partir
de llorar para esperar que viniera la sonrisa
de un nuevo cubìculo para con la aventura
esos me acompañan
son tanto o mas fuertes fuertes que los angeles de la muerte
son tan fuertes como las tormentas
y los mesociclones que abaten Buenos Aires
mes a mes
lo saben los villorios, lo saben los sin techo
mientras mastican lo-que-sea debajo de nada
estos son los que se meten en mis pulmones con un soplo de divinidad
inclaudicable
aunque me coma el cancer por dentro
o el terror de la falta de dinero
persisten los objetos y los admiradores secretos intensos
que crea mi mente perturbada por la carencia de un credo vàpido
al carajo con la s disculpas
con el estilo de los habladores del estilo
con los salvoconductos de los espias letrados de Princeton
mi casa es mi vida por el tiempo que me dure la vida, campeòn
mientres escribo esto
mientras tallo en rafia viva mi epitafio delgado.
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