Hay un silencio sepulcral en el barrio. A las diez se escucharon los aplausos, a las 10 y 10 habian terminado y yo aca viendo Los Paranoicos con una angustia existencial marca Cañón. Se me encendieron las alarmas naranjas: Si, ha pasado tanto tiempo. Acaso parece el sol un disco hecho mancha en un papel Kodak. Ayer estabamos en los de mi tio 14 personas viendo a Diego hacer el gol contra los ingleses. Hoy la mita de esa gente esta muerta.
Tengo 46 años, 30 kilos de sobrepeso, fumo seis paquetes de cigarrillos por dia, me cortaron el gás, mi vieja se tiene que hacer un segundo stent, no me afeito la barba para no ver lo que hay abajo de esa maraña. Miro mis guitarras como quien desccubre despues de decadas que el hermoso mobiliario solo es machimbre barato y aglomerado. Mi mandibula esta tensa y la lengua adentro de las mejillas me quema. Me masturbé dos veces. El ventilador ruge contra una solida capa de mugre en la rejilla trasera. Hay un par de grillos cantando en algun lugar afuera en la calle y el silencio es ominoso, la energía psicotronica me marea, la noche es alta y el cielo está sin estrellas, como mi cabeza.
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