Allá por 1987, cuando yo estudiaba inglés porque me mandaban de prepo, a una escuelita en la calle Soldado de la Independencia; una profesora, muy joven, tenia un buzo de Génesis con la tapa de DUKE. me enamoré perdidamente de esa veinteañera fresca y al menos bilingüe que estaba en el otro cuarto de la escuelita. Yo ya estaba harto de las clases, me la pasé dibujando penes en los libros de enseñanza hasta que me retaron por obceno. Dopnde habia una ilustracion, una mano: pene. Piernas: pene. Un tipo con un bigote: pene. Un día me empaqué y me quedé parado a media cuadra de mi casa. Fueron tres años ede estudiar con bastante facilidad el lenguaje. 15 años de estar adelante de la tele y de ir al cine, muchas veces solo, me habian dado la fuerza para meterme en toda esta cultura anglosajona. Fue entonces que, espurea y cruelmente, me robé un dinero de el cajón de mi abuela y me fui a comprar un monton de revistas importadas. Mad Magazine, revistas de rock, Fangoria, Gorezone. Todo lo que cupiera en mis manos. Las metí de zopetón por la ventana de mi cuarto para ocultar mi hurto. Simplemente ya no podia leer mas la basura local en castellano. Los diarios, las revistas infantiles. mas o menos a los 15 años desaparecieron todos mis juguetes, mis animalitos de plastico, las pistolas a cebita. Fueron reemplazados por estas revistas, mas otras de dudosa procedencia de segundamano, con mujeres curváceas y con las bocas llenas de... bueno, penes. Increible pero real, algunas de estas revistas pornos tenian subtitulos o descripciones de los actos amatorios en portuigués, en inglés y en alemán. Ok, basta de porno. A donde fué a parar mi colección de muñequitos de He-Man, no tengo la menor idea. Mi padre estaba furioso de que a cierta edad estuviera poco menos que jugando con los muñequitos, y DESPUÉS estaba furioso con mis revistas porno, que diiicho sea de paso alguna vez encontré en SU mesa de luz, cosa de dudoso gusto endogámico, ya que bien podria el haber comprado sus propias pornos. Mi viejo era un groso. No solía estar enfurruñado, sino bastante trsite por ese twist of fate que tiene la vida con mas o menos todo a menos que seas... millonario y cuentes con salud. Ok, de vuelta a las revistas: hurto y satisfacción. Los dias se hicieron mas luminosos pero tambien pude ver un cambio en mi: perdí todo interés en el estudio. Simplemente no podía tolerar una hora mas en un aula de clases cualesfuera el tipo de clase que impartían. Me quedé libre de cuatro colegios. me echaron tres veces. me quedé libre jhasta de una escuela nocturna , si es que eso es posible. Estaba completamente hastiado y entristecido.. Completamente. Las caras de los preceptores y maestros, Todos cetrinos milicoides ellos. Ahi fué a donde aprendí a odiar al hombre común, al proyectista de oficina, al madrigador, al que se pone colonia en la cavidad en el diente podrido. Algunos ya los detectaba bien desde temprano, eran alumnos, algunos realmente querian estudiar, yo estaba en el bando de "voy al colegio porque me mandan a hacer algo". Le debo de haber causado una gran tristeza a mis padres y mis abuelos.
Digamos que las clases de inglés estaban bien porque una de las figuras de autoridad tenia un buzo con una tapa de un disco de rock (poco y nada sabia de génesis, pero devoraba todo lo que fuera radio, una radio azul que me regalaron para mi cumpleaños ya que, si, hay que darle credito a mi familia, se dieron cuenta que estaba del marulo y bien pirado por escuchar musica hasta tarde, cosa que me permitian siempre y cuando fuera a levantarme a las siete ede la mañana con los huevos inflados para tomarme el colectivo para ir hasta la calle Libertad al 500 para que me trepanen el cerebro con una educacion colegial de mierda). Fueron añlos duros y brillantes, de mucho dolor, de mucho color, de no entender nada, y es al dia de hoy que aun se nota en mi cara a medio formar que hay millones de cosas que no entiendo y hay otro millon de cosas que no entiendo por que se hicieron como se hicieron y otro millon de cosas que nunca voy a poder entender ni poner en la plancha de corcho para verlas a la cara y saber que nombre tienen o de que se trata la cosa.
Esta mañana ya he tomado un tubo de mate, bien quisiera yo una cerveza. No importa, el dia que todos los misterios se desmadejen, probablemente ya no quede nada de mí. Y voy a tener que buscar otros juguetes, otras pornos, otras amistades, y tal vez encuentre que ya realmnente no hay territorio sin explorar, y vuelvan las caras, los colegiados, los tgrupos, los amantes y amantas sin rostro retorciendose en una cama impersonal. Tengo 45 años. En algun momento se me llamó una bomba de tiempo. Malditos imbéciles.
Digamos que las clases de inglés estaban bien porque una de las figuras de autoridad tenia un buzo con una tapa de un disco de rock (poco y nada sabia de génesis, pero devoraba todo lo que fuera radio, una radio azul que me regalaron para mi cumpleaños ya que, si, hay que darle credito a mi familia, se dieron cuenta que estaba del marulo y bien pirado por escuchar musica hasta tarde, cosa que me permitian siempre y cuando fuera a levantarme a las siete ede la mañana con los huevos inflados para tomarme el colectivo para ir hasta la calle Libertad al 500 para que me trepanen el cerebro con una educacion colegial de mierda). Fueron añlos duros y brillantes, de mucho dolor, de mucho color, de no entender nada, y es al dia de hoy que aun se nota en mi cara a medio formar que hay millones de cosas que no entiendo y hay otro millon de cosas que no entiendo por que se hicieron como se hicieron y otro millon de cosas que nunca voy a poder entender ni poner en la plancha de corcho para verlas a la cara y saber que nombre tienen o de que se trata la cosa.
Esta mañana ya he tomado un tubo de mate, bien quisiera yo una cerveza. No importa, el dia que todos los misterios se desmadejen, probablemente ya no quede nada de mí. Y voy a tener que buscar otros juguetes, otras pornos, otras amistades, y tal vez encuentre que ya realmnente no hay territorio sin explorar, y vuelvan las caras, los colegiados, los tgrupos, los amantes y amantas sin rostro retorciendose en una cama impersonal. Tengo 45 años. En algun momento se me llamó una bomba de tiempo. Malditos imbéciles.
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