Tengo ganas de darle un abrazo a los brasileños. Necesito sus bananas. Nnnnop, no quiero ecuatorianos, lo cual no quiere decir que tenga nada en contra de los ecuatorianos. Pero esta noche Brasil me puede. Quiero meter las patas en un riacho amazoniano y sentir como los peces me pican los pies. Quiero estar allá y extrañar acá. Quiero irme de Balvanera. Quiero estar en un barco por donde nadan sin pensar las anacondas. Quiero. Quiero muchas cosas. Quiero que vuelva el sol. Quiero ir al pais donde los somniferos son un must y los antipsicóticos un chiste de un mundo extraño a la completud total de la alegria. Quiero acostarme en sabanas blancas al lado de Sonia Braga, ella, zumbando de erotismo al lado de mi cuerpo pacífico. Quiero que me pique un dengue y que el corazón pelee porque sus puños pueden rechazar cuerpos extraños. Quiero luz de vela, grillos masivos en una noche gigante. Quiero una bicicleta amarilla y verde que diga en uin sticker que Dios es mi amigo, y que mis sandalias llevarán mis pies entumecidos al otro lado amigable de la vida. Quiero patear una pelota de futbol, dislocarme un pié y saber que con un poco de pan con chicharrón y una naranjada de sobre puedo tirar abajo las paredes totémicas que me llevarán ahi donde no tengo que ser un miserable nunca mas.
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