Me mandaron a hacer un analisis de sangre y otro de orina. Obvio, voy a comprar el tarrito a Dr. Ahorro. Diez pesos. Son las 9 de la mañana. Voy, lo compro, vuelvo a casa, desempaco y apunto. La gloria. No solo me meè la mano mucho mas de lo que emboquè, sino que creo que empapè absolutamente todo el baño con orina, el cual limpiè despues. En fin. Continúo. Cierro el tarrito. Soy conciente de que el tarrito es una absoluta bosta, pero aun asi cierro la tapa con mucha vehemencia y delicadeza. Parece que cerrò. Cerrò? Supongo. Lo pongo en la misma bolsa en que lo comprè como todo gesto de decoro bocadillesco. Busco las llaves, la credencial, el documento, las recetas. Vuelvo a agarrar la bolsa con el piss sample. Gotea. Sep. Mal tapado o una falla de fabrica de el tarrito esterilizado. Abro la bolsa y veo que la mitad de mi liquido "gaseosa sabor a vejiga" està en la bolsa, y que solo queda una poca de "eso" adentro de el "tarro este". Y tengo hambre y tengo que llevarlo antes de volver a comer algo. Vuelvo al baño. Me persigno y me concentro. Vamos. Aguante los pibes. Estoy adentro de la pelicula Waterworld. Por suerte funciona. Dies centilitros mas. Eso es. Si! Cierro el frasco. Voy a la caja de herramientas y busco la cinta aisladora. Le doy una buena vuelta de cinta aisladora a la tapa rosca. Me pongo el tarro en el bolsillo de la campera. El tarro està calentito. Salgo. Afuera no llueve. Cuando llego a dar la muestra de orina me hacen esperar diez minutos. Me llaman. Entro. Una chica muy rica con manos sarmentosas y el pelo corto mitad rubio mitad caoba y un ambo azul. No hay conexion sentimental alguna. Si sabe que tengo miedo no me lo dice. Increiblemente, hay un hilo musical de fondo y suena SHANDI de Kiss. Me pregunto yo que carajos significaria que pongan esa cancion de fondo, probablemente la cancion mas significativa de toda mi puta vida. La mina pela la jeringa. Me dice que haga un puño, suave, sin exagerar. Lo hago. Cuando viene a mi con la jeringa, miro para otro lado. No puedo ver. No me duele cuando me pincha, la mina tiene cancha. Tengo miedo. No me duele pero ultimamente esa sangre que tengo adentro me cuesta mucho moverla. El tiempo me ha dado la razon: el mundo es un campo de batalla donde el que menos se mueva menos se morirà, o eso pienso yo a veces. Por ende, no me muevo. No miro. Es una jeringa enorme. Entonces la saca, una jeringa llena de un liquido purpùreo donde està guardada toda la informacion de lo que fui y todo lo que no voy a ser. Esto ultimo me inquieta. No me voy a morir por eso pero me voy a morir con eso o sin esas cosas, que tambien estàn ahi dentro, calientes, entubadas. Mis abuelos, mis viejos, mis tios, mis primos, mis hermanos. Pan caliente a la mañana atascado en la garganta en un villorio de Còrdoba. Una canilla que gotea persistentemente hace dos años en una cocina infestada de cucarachas en un villorio de Balvanera, CABA. La mina me da la espalda mientras yo doblo el codo con el pequeño trozo de algodon tapando la miserable e indolora herida en el medio de mi super inùtil brazo. Un trabajo ma-ra-vi-llo-so. Salgo del cubìculo. La señora de la recepciòn me da un papel con la fecha de retiro de los resultados. Quince dias. Tengo curiosidad, como quien tiene curiosidad por pispear un accidente de trafico donde las victimas evidentemente y por alguna mòrbida y contradictoria razon sobreviviràn al incidente, grave, perturbador, poco veladamente efìmero y estùpido y doloroso hasta para el mismisimo pavimento.
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