Habìa en la concurrencia una mezcla de fastidio, tristeza, algarabìa (si es que estro es posible). Se sentìa que habia apoyo, se sentìa que habia algo asì como un gran corazòn roto. La cuestion es que un diaya no va a haber librerias polvorientas en donde hurgar con esa combinaciòn de aventura y bolsillos quebrados y... sentir que estas en un lugar que se parece a tu casa. Yo creo que entrè un par de veces a El Vitral, no comprè nada, pero recuerdo vaaarias librerìas que cerrraron asì. Como las de saldos en Corrientes, pero mas viejas, un tanto magnànimas en su cochambrez... Y cuando cerraron pusieron un Burger en Callao y Corrientes. Yo no ando muy bien del estomago pero recordar esto me hace màs mal a la tripa, porque estoy mas viejo y no puedo hacer nada con mi vejez y la vejez de los demas y la caida de las pequeñas instituciones, en masa, y en la apariciòn de librerìas que ofrecen libros mas nuevos y mas aburridos y mas caros. Me retobo ensangrentado contra eso pero mis manos son pequeñas y cuando me cagaba a piñas por lo general iba con las de perder. El Vitral probablemente fuera una librerìa mas de oportunidades que de venta de saldois, aun asì, me pongo a pensar en el dueño, en los que atendian la librerìa, en que encontrar un laburo nuevo o cambiar de ramo a los cincuenta años o a los treinta es una bola rompecorazones, y en general, ser dejado atràs o dejar a otros atràs o quedarse a tràs con otros no es pelea, es retaguardia, y esas esperas, a cierta edad, y sin un libro que ofrecer, es como miorirse antes de morir, y eso se siente peor que la misma muerte.
Y me acuerdo de cuando tenia unos tiernos 18 o veinte años, cuando lleguè a Balvanera y habìa disquerias y librerias y ese puto Mercado del A. muerto mas que muerto. La gente le da vida a monstruos. No sè por que o quienes o que hacen eso quienes que absorben a los mas pequeños. O a que se le puede hacer un boicott. O por que o ante quien se puede uno poner de rodillas cuando a uno se lo suicida y por ende se lo obliga a dejar de competir. No me gustan esas librerias nuevas. Me gustan las librerias cochambrosas que tienen apiladas pilas y pilas de Radiolandia, de El Gràfico, librerias donde los vendedores estàn callados detras de sus anteojos y la mercaderia te grita fuerte y alto ese CARPE DIEM que siempre me hizo llorar, porque soy un marica, y porque tengo pasta de asesino eventual. Pero màs de marica.
A todo esto, y para dejar la lacrimosa de lado, si alguien sabe que serà de los dueños o si quieren compartir un parecer, avisen.
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