Siento frio en la espina, mi calva me oprime y tengo el diablo sentado en mi hombro guiñandome el ojito mientras me siento.
La profesora instructora es un taruguito arrugado de cincuenta y cinco años. Simpatica. Está hecha de la goma con las que hacen las Calfor Pampeanas. La carita mustia. Evidentemente el yoga tambien trae las tristezas del blues. No es que yo lo haya descubierto pero si puedo verlo ahora. Hace cinco dias que me dieron el alta de terapia grupal por amargado. Y aqui estoy. Cuarenta mujeres de un promedio cincuenta y cinco años de edad, dos mujeres de veintitrés años, en la otra punta. A una le pregunté si era la profesora. Me miró como si la hubiera escupido en la cara. Al lado mio, una cuarentona. Morocha. No muy bella, pero su útero aún es fértil.
Me siento en la colchoneta. Esto es un colegio. No hay alumnos, son las seis de la tarde. Todo huele a hormonas aquí al ras del suelo. Se siente plácido. Se siente nuevo. Está bueno haber salido del círculo psí. Un "casi" es mas que pertinente aqui, despues de esa última sentencia. Estirar el esqueleto no viene mal y este barrio es atractivo. Frívolo, remozado, con olor a palo santo en el living-room y cocaína recien cortada. Tengo casi cuarenta y un años y me duele todo. Hombro dislocado, pulmones de virulana.
- Bien, hola a todos, chicos. Vamos a empezar con unos estiramientos desde la posicion de la flor de loto. Estiramos una pierna manteniendo la otra flexionada hacia la ingle y nos tocamos un pie. Exhalamos... y cuando nos tocamos la pierna estirada, inspiramos profundamente por las fosas nasales, lentamente.
Me estiro para tocarme la pierna. Juro por dios que me voy a partir en dos. Hago palanca tratando de pensar que mi gran panza matera no existe. No lo logro. Es como una mochila de grasa en mi abdómen. Los tendones en mi rodilla parecen estar hechos de kevlar y harina leudante. La cuarentona de al lado es la contorsionista del Circo de Moscú. La amo. Me imagino su vagina castigada por mil penes abriendose delante de mi cara chorreando flujo seminal. Que le rompo las calzas con las manos y hundo mi cara ahi. Miro mi pié desnudo. Debí traer medias. No traje medias. Mis pies huelen y tienen la borrasca de el interior de las alpargatas que me regaló mi madre. Es mejor asi. Mis zapatillas, todas ellas, tienen una capa de moho y hongos en las plantillas, las medias se ponen negras, no quiero traer medias.
- Ok, así. Inhalamos y tocamos la punta del pie todo lo que podamos, en lo posible agarrando el arco del pie. Si no podemos agarrar la planta del pie o la punta de los dedos del pie, hacemos lo mas que podamos en una posición alternativa que ustedes quieran. Alegria!
Alegria las bolas, pienso yo. En mi mente hay criaturas cornudas, almas en el purgatorio, mi boca fumando un cigarrillo de tres kilometros de largo en los océanos de sangre del infierno de Dante.
La parka me prende el encendedor a mi, mami.
- Alegria!
La cuarentona de al lado es morocha y tiene la cara tensa y marrón, como una india. Los ojos rasgados, pelo teñido de un castaño rojizo. Mas allá hay un tipo con la cara arrugada, como si fuera Prune Face de la serie de cómic Dick Tracy, pero real. Está compenetrado en lo suyo. Remera amarilla, buzarda, pelo negro peinado a un costado. Carmelazo, probablemente. Silencioso y preocupado. POR QUE NADIE ESTÁ DANDO CHILLIDOS DE FELICIDAD? Esto bien podria ser el cielo de cualquiera!
- Ahora chicos vamos a hacer una posicin de vertical. Vamos a levantar la cola y vamos a elevar las piernas hacia arriba, manteniendo el coxis separado del suelo mientras ponemos nuestras manos sosteniendo la espalda. Bien?
Nadie contesta: "Bien".
- ARRIBA, AHORA!
Escucho a una viejecilla detrás mio elevarse hacia Tata Dios, con un "Unnghh!" premonitorio.
Se tira un leve pedo, largo y estoico y subsónico.
Yo trato de no tirarme uno. Podria ser escandaloso. Mis pedos son legendarios. Cada vez que me tiro un pedo en casa sale una bandada de gaviotas asfixiadas de mi ojete y nunca vuelven. Se me abre el culo, torrencial como un matafuegos. Desolador.
- Así, mantenemos ahi arriba!
La voz de la instructora es maravillosamente sanadora. Suave pero férrea, potente pero gentil. Asia la ha santificado. Por gracia de algun hombre iluminado de la India nosotros somos ungidos en su bálsamo de Caballito y nos sentimos mejores.
En sus años mozos debe de haber hecho maravillosos petes.
Estoy en una posicion que podria costarme la vida. Desde hace unos tres años que ya no cojo de perrito o arriba de Lorena. Lorena se pone arriba mientras yo pienso en la final de la Copa Fifa. Exacto, eso, fifa. Sobre mi cama hay un cable de la lámpara del techo. Ha creado unos mohos y unas pelusillas de todo el tabaco que se ha pegado en la pieza, en las paredes, en mi alma, en el cuerpo de ella, que me mira con odio muy de vez en cuando mientras yo camino por la casa con mi alma pesada y los ojos tristes.
- Ahora volvemos a la posicion de la flor de loto, vamos a acostarnos con los brazos relajados al costado, los pies juntos, sintiendo todo nuestro cuerpo relajado y tranquilo, concentrandonos en los musculos de la espalda, el coxis, los hombros están descansados, sentimos los musculos y los ponemos en evidencia dejandolos descansar, llevando toda nuestra atencion al relajo total de los miembros, registrando la energia moverse a lo largo del cuerpo y decantando la relajacion en piernas, coxis, hombros y cola y rodilla. Los músculos del cuello, relajados, tranquilos.
Pienso en nubes, pienso en margaritas, pienso en patios de loquero.
Pienso en conchas, pienso en mi portero con su cara de mandril.
Pienso en barcos que se hunden en tormentas que no pueden hacer funcionar la radio para pedir un S-O-S-.
Pienso en calles pintadas del color del miedo donde todos están por golpearme.
Pienso en la docena y media de mujeres que me han borrado del facebook porque en algun momento las he dejado de querer.
Pienso en el puñado de mujeres que espío online para inspirarme y masturbarme.
Siento mi cuello relajado. La colchoneta está fria. Huele a sudor reciclado.
La cuarentona sexy de al lado está relajadísima. En las caderas tiene una leve adiposidad que yo mas que bien podria mordisquear en una noche de invierno para macerarla antes de darle mi triste y pequeña picha. Montándola y tirándole le pelo desde atrás como un cosaco en su caballo salvaje. Yegua. Potra. El conquistador entrando a la ciudad a sangre y fuego y violándolas a todas las ciudadanas una por una, lechazo a lechazo.
Mi hombro está separado de mi cuerpo. Oleadas de dolor azul me recorren la parte izquierda de mi cara, mis mejillas, el dolor sube por el cuello que casi no existe, y se me mete en las pocas muelas que me quedan. Inspiro levemente y trato de enyoguizarme mas. Funciona a medias.
Alguien atrás mio, probablemente la viejita del pedo, está roncando. Bien por ella.
- Ahora chicos vamos a hacer la relajación. Voy a apagar la luz. El que quiera abrigarse que se abrigue asi van a estar mas en plan "cocoon" y lo van a disfrutar mas.
Coccon. Oh si, lo recuerdo. en la videograbadora de mi tio, nos juntabamos a ver peliculas. La familia. Era lo mas nuevo. La videograbadora JVC, peliculas de VHS alquiladas. Los albores de la pirateria en la Argentina. Y Tanee Welch. Tanee Welch era la hija de Raquel Welch. Aparecia desnuda en esa pelicula. Se metía en una pileta, hacia un desnudo trasero muy hermoso, unas excelentes caderas, un culo espectacular.
Yo tenia once años y la poronga se me ponia dura con solo ver esa escena. Cuando volvia a casa me castigaba pensando en las cosas que habia visto, y tambien en las cosas que NO habia visto pero que yo CREIA que habia visto....
Se apagan las luces. Tubos fluorescentes en el techo. OFF.
Cuarenta cuerpos muertos en el frío suelo de cerámica, respirando vaharadas de aliento muerto.
- Muy bien, listos? Ahi vamos.
Listo el pollo, pienso yo. Aqui vamos.
- Sentimos el cuerpo en paz con nosotros mismos, lo relajamos llendo con la mente despacio desde la punta de los pies, relajando los dedos, siendo concientes de nuestros musculos en paz.... subimos despacio por las piernas, habiendo relajado los deddos, los metatarsos y los metacarpianos...
La voz de la instructora es pausada y letánica.
Un proceso cuidadoso y admirable de llevar a medio centenar de personas rotas cuatro centímetros mas allá del acantilado.
La viejita de atrás sigue roncando. Me hace acordar a mi abuela, pero mi abuela tenia menos recato. Roncaba como un soldado ruso. No le importaba nada porque cuando se levantaba a la mañana, siempre nos queria, y nosotros la queriamos mucho.
El día que murió mi abuela, ella se llevó algo mas que un buen y centenario recetario. Una de las ultimas cosas que hizo mi abuela antes de quebrarse la cadera fue hacer yoga. Estaba muy contenta.
Y aqui estoy yo, en el preámbulo de mi vejez, todo partido al medio, con los tubos fluorescentes del techo apagados, rodeado de desconocidos y desconocidas bostezando y cagándose encima. No hay sexos. Justo a las ocho, a la hora de volver a casa dan la novela brasileña que tanto éxito tiene. Yo no la veo, mi mamá si.
Ni un solo quejido en el patio de escuela en penumbras.
Acostado en la pequeña colchoneta azul, siento estar rodeado de babosas frias.
Entonces una empleada de limpieza en un delantal azul, con el pelo teñido de rubio y una maravillosa cara de orto, cruza los cincuenta metros del patio hacia el baño con un celular con cumbia en el alta voz a todo lo que da.
La instructora la mira como diciendo: "Solo podés hacerlo si lo hacés a proposito". Y la escucho sonreirse.
Continuamos.
-... Y sentimos el calor del espíritu subir por nuestras caderas, reforzándo nuestra pelvis esta bola de energía curativa....
A mi me duele el culo. Empiezo a transpirar. Me he puesto desodorante, pero no hay perfume para el alma descuartizada que llevo adentro. No quiero que me huelan el alma.
- ... Sentimos la energia pacífica elevarse por nuestra pelvis, sanándolo todo, llegando a nuestro abdomen y quedándose ahí un momento, decantándose, reposando en nuestro vientre....
Esta noche voy a pedir comida peruana ahi en la calle Sarmiento. Va a ser una bandeja humeante de arroz con lentejas y pollo especiado.
- ... Y llevamos nuestra conciencia hacia el el plexo solar, relajado y respirando muy lentamente, liberando nuestra mente de todo pensamiento nocivo y violento de la cavidad del tórax, alivianándolo con lentas y profundas inspiraciones y exhalaciones....
O tal vez pueda encontrar a la puestera que vendia eso que se llama "causa de pollo". Tapas hechas de papa amarilla con un entremés ensanguchado de ensalada rusa con pollo y lechuga. Eso quiero. Malditos peruanos me vienen alimentando como un rey hace cuatro maravillosos años. Eso voy a hacer, me voy a ir a Perú y todos me van a amar porque soy el Argentino Conquistador. Soy el civilizado, el hombre de los rascacielos. Bellas mujeres de labios de tierra, buen vino, una pequeña hacienda, dos o tres amantes peruanas, los travestis a la puesta del sol con las caras desfiguradas por las inyecciones faciales de plastilina paseándose por los suburbios, y todo ese sol maldito entre la mierda de los barrios pobres, ellos, creyéndose que son mujeres, aliens, atravezando la Triple Frontera, hacia Buenos Aires, con las tetas infladas de aceite de auto, y con el culo repleto de preservativos llenos de cocaína purísima para las selectas narices de Barrio Parque.
-... y ahora la bola de luz nos atraviesa el cuello con gentileza...
Raquel Welch era mitad peruana. Hay posibilidades de que no todas las chicas peruanas midan un metro cuarenta y cinco y tengan las piernas chûequitas. Bah, igual me dá. Estar solo no está tan mal. Con mi pensión podría comer causa de pollo hasta los noventa y nueve años.
-... El cuello se relaja, sentimos la tensión y la angustia desvanecerse por completo...
Aunque no creo que llegue a los noventa y nueve años.
- ... Y sentimos como esa luz y esa energia llega a nuestra cabeza, a las paredes del cráneo, y al medio de el entrecejo... hacia el lóbulo frontal y los parietales y la mandibula, relajando la mandibula, sintiendo la lengua dentro de la boca caer y distenderse por completo...
Una gitana me dijo una vez que llegaria a los sesenta y ocho años. Supongo que con la dieta que llevo y el azúcar y los botellines de Coca Cola, podria no tener diabetes. Si solo tomo una dos veces por semana, cuando tengo antojo. Y también están los cigarrillos. Cuatro paquetes por dia. Cuando era chico escuché por ahi que por cada cigarrillo que uno fumaba uno perdía un minuto de vida. Llevo media vida tratando de descubrir si es cierto, pero eso me lo dijo otra persona, o varias, pero yo no encuentro mi voz para decirmelo, asi que me acuesto en la cama mientras baja el sol, tratando de explicarmelo a mi mismo, mientras en los parlantes suena Lightnin Hopkins con su voz cansina y su guitarra asesina..., me doy tiempo, y cuando ya no tenga tiempo, creo que aún asi voy a seguir teniendo tiempo.
-... Y asi llegamos a los ojos, a los arcos supersiliares, sentimos como se relajan nuestras tensiones, la angustia es reemplazada por un arco iris de bienestar mientras mentalmente masajeamos el alma y el corazón y nuestros labios con un aura de paz y un manto-arco-iris de piedad.
Cuando mi abuela se iba a dormir, rezaba el rosario sentada en la cama con la espalda contra la pared, en camisón, y cuando rezaba lo hacia moviendo la boca y musitando levemente, casi imperceptiblemente, las palabras de Nuestro Señor Jesucristo. Estaba llena de dios hasta cuando estaba dormida. Cuando ella murió alla por mil novecientos noventa y seis, dios dejó nuestro hogar. Mi padre murió hace once años de una sobredosis de pastillas. Yo fumo y espero. Espero el manto divino de paz interior entrar en mi cuerpo, en mi alma, en mis manos, en mi ano.
- Y ahora nos vamos a incorporar y vamos a cantar el mantra de Om.
Cantamos el Om. Tres veces. Se me viene a la cabeza Robert Downey Junior cuando es fusilado con alegria en esa pelicula, Asesinos por Naturaleza. La cara desfigurada por el terror mientras su pobre y estupido y cocaínico cuerpo que abraza a la fabricación de la estupidez se transforma en un colador de pulpa sanguinolienta, cayendo contra un arbol convertido en un sorete humano sin utilidad alguna.
La sonrisa de Woody Harrelson, rapado, seminal, vergudo y feliz de la vida.
Mi sonrisa que es como una careta de cartapesta troquelada por la desgracia en un paisaje arrasado.
- ... Y asi, chicos, finaliza la clase de hoy.
Se prenden los tubos fluoresentes. Miro alrededor. Una viejita con media cabeza llena de pelo rojizo de tintura y la otra mitad no, sonríe una sonrisa desdentada descabellada y alienada.
Todos se desperezan, sonrien, se arreglan los faldones de camisas y remeras, se ponen las medias, tiritando, desperezándose niña la luz divina hacia el mantra balsámico de las zapatillas. Nos saludamos, guardamos las colchonetas en un viejo armario oxidado de acero marrón.
Bajamos las escaleras al unísono como diablillos de bachiller, risueños y aplastados por el conocimiento superior.
Estoy esperando el 168 en la parada en Niceto Vega. Prendo un cigarrillo. Me asquea pero me lo fumo igual. Es un V8. Paquete rojo. Lo termino mientras espero y me prendo otro. Me aumentaron los cartones de Red Point. El mes que viene me llega el aumento de la jubilación. Buena guita. Irrisoria suma para cualquier otro, pero para mi no.
Se hace de noche. Mañana empieza el otoño. Hay una brisa fresca, se anuncia frio para mañana.
Voy a volver.
Creo que me voy a cambiar a los Benson & Hedges.