Eduardo, payasìn, loco loquito bailando
sobre las promesas del dia, un beso y un abrazo
sentarte sobre mi falda y darle a los perrillos
mil caricias de abuela con pelito suave
Eduardo, jinete bravìo de las tempestuosas tempestades vikingas templares
a travez de un tranco ruano y preciso
por las mañanas aferrado a la mamila de cafe con leche
un puro en la mano y moscas en el bigote roto
tarareando la musica de antemano mientras afuera
de la ventana abajo las hormigas humanas ensayan
el negocio justo y la danza del amor
si en este ritmo de tu còlera triste pudiera
trocar en un estallido de azules, hacemelo saber,
payasìn del millon en los dientes rotos
cuando sea tu cumpleaños, en una casa caliente
donde extienden las manos los ancianos a su ritmo sosegado
debajo de una musica pesada donde perdamos la
cuenta de cuanto tiempo has perdido
tu boina y tu mameluco, los talleres mecanicos y las obras
esos arboles que les deberan ceder un latido a las modernas efigies
de la locura
estan contigo amigo mio estas obras, estos nuevos amigos
dentro de los receptaculos del asombro por las novedades
cuando digas vos y cuando diga lo diga yo y a cierta hora
se pongan de acuerdo los caballeros y los elementos
y se diga que alegremente llorò sobre el pulso de la tierra.
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